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Dos miembros de la Asociación de Amigos del Museo explican cómo se carga. Al fondo, la vivienda del párroco.
El cañonazo que asustó a La Cavada

El cañonazo que asustó a La Cavada

El Ayuntamiento se disculpa por un disparo sin avisar, el párroco dice que las deflagraciones afectan a su vivienda, y los Amigos del Museo desmienten cualquier queja vecinal

elena tresgallo

Miércoles, 1 de febrero 2017, 17:51

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El equipo de Gobierno de Riotuerto (PRC) pedía ayer perdón por el «perjuicio» que había podido ocasionar a «algunos vecinos» el disparo del cañón que se llevó a cabo, el pasado sábado, con motivo de la visita al Museo de Artillería de La Cavada de una delegación médica. Según ellos, nadie les avisó a tiempo de alertar de la deflagración, lo que a su juicio provocó la alarma de algunos vecinos «asustados y preocupados» que les llamaron. El colectivo que gestiona el Museo desmiente al Ayuntamiento y niega las quejas, dice que contaban con todos los permisos y que se avisó al colindante. Achaca el comunicado oficial a cuestiones más políticas que municipales.

Según la versión municipal, que el PRC ha colgado en su perfil en redes sociales, fueron «muchos» los vecinos que se pusieron en contacto con ellos «asustados y preocupados por una fuerte explosión que se sintió en prácticamente todo el término municipal», dijeron.

Por ello, explicaban que el equipo de Gobierno había tenido constancia oficial de que el disparo se iba a producir el lunes, dos días después de la deflagración. El motivo, según ellos, que el portavoz del Partido Popular en Riotuerto, a la par presidente de la Asociación de Amigos del Museo de Artillería de La Cavada, Ángel Cuadrado, había registrado un correo electrónico al cierre del Ayuntamiento el viernes, por lo que los funcionarios los vieron el lunes por la mañana, y no pudieron tomar «las precauciones habituales» insistieron.

«Falsa polémica»

Por su parte, el portavoz del PP aludido, exalcalde y también presidente del colectivo, aseguró ayer a este periódico que habían avisado, tanto al Ayuntamiento como al colindante, el párroco del pueblo, con carta certificada a éste último, aunque reconoció que al Ayuntamiento le pasó el correo a unos minutos antes del cierre. No obstante, Cuadrado recordó que no tienen obligación de avisar al Consistorio porque era una Salva de Honor a un grupo reducido y porque los permisos los da la Delegación del Gobierno y contaban con ellos.

En cuanto al colindante, el párroco José Ramón Ocejo, éste reconoció ayer a este periódico que sí se le había avisado, pero aseguró que la casa parroquial se ha visto afectada en otras ocasiones por la deflagración hasta el punto de romper varios cristales. «El cañonazo es muy bonito pero he estado cinco meses sin cristales», explicó. Además, añadió que la galería de la vivienda estaba «dañada» algo que achaca a «la fuerte onda expansiva» del cañonazo.

Un extremo que ayer desmentían varios miembros de la Asociación que se acercaron al Museo. Ellos aseguran que el mismo carpintero que arregló los cristales y que pagó el colectivo, ya le dijo al religioso que eso se debía a la antigüedad de la vivienda.

Además, explicaban que siempre eran «bastante cuidadosos» con el disparo, que la carga en pólvora era «la mínima» y que llenaban el cañón de papel y otro tipo de materiales para generar «llama y humo». Como prueba explicaban que hay un magnolio o una papelera entre la casa y la dirección del cañonazo «y está en perfecto estado». Añadieron que «nunca» habían recibido quejas, «solo la del cura» y que otras veces hubo daños «porque no abrió las ventanas como se le dijo», relataron. En su opinión la polémica se debe a motivos «políticos y personales» de alcalde y exalcalde.

En el bar de las piscinas, en frente del cañonazo, varios vecinos aseguraban que no habían oído hablar de ninguna alarma o queja que no fuera que no se avisó para ir a verlo. Que en Riotuerto, cuando suena el cañón se reconoce «y la gente lo sabe» y no hay problema. Así lo afirmaron Carlos, Beatriz y Marcelino un poco incrédulos por la polémica. «Esto es historia y cultura y los vecinos estamos muy orgullosos», matizó Carlos.

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