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Imagen de la asamblea convocada por la directiva el pasado día 11 en la que se informó de la crítica situación de la entidad.
El Club Parayas, en concurso de acreedores, solicita su liquidación

El Club Parayas, en concurso de acreedores, solicita su liquidación

La junta directiva cesa en sus funciones y un administrador judicial toma las riendas de la sociedad, que se ve abocada al cierre

consuelo de la peña

Miércoles, 29 de marzo 2017, 19:05

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Solo un milagro puede salvar al Club Parayas de su cierre. Los problemas de tesorería de la sociedad deportiva, que ni siquiera puede pagar a su empleados, han llevado a la junta directiva a solicitar su liquidación, una medida traumática que aboca al club de forma casi inexorable al cierre.

Desde el pasado viernes, día 24, un administrador concursal, Amalio Miralles Gómez, ha tomado las riendas de la sociedad y la junta directiva, que encabezaba Eloy Gutiérrez, ha perdido sus facultades de representación legal. Al entrar en esta fase, el administrador procederá a la liquidar los activos y a cerrar o vender la sociedad. Pero el Club Parayas no tiene más patrimonio que las cuotas de sus 490 socios y el contrato de explotación en régimen de arrendamiento de las instalaciones, que son propiedad de Inmobiliaria Parayas, la sociedad matriz propietaria de los terrenos, por lo que el cierre de las instalaciones será difícil de evitar.

El administrador concursal se ha reunido ya con la junta directiva que, aun sin funciones, está colaborando con Miralles Gómez. Según el presidente de la junta, Eloy Gutiérrez, el experto les ha transmitido la necesidad de acometer un plan de ajuste de costes en la sociedad para intentar que la deuda no se incremente, en cuyo caso "sería posible mantener la sociedad abierta a la espera de buscar una salida, que puede pasar por encontrar una empresa que continúe el negocio". Pero el margen de maniobra de la sociedad es muy estrecho, por lo que las primeras propuestas de reajuste pasan por aligerar la carga salarial, es decir, los despidos.

Fuentes del club subrayan que el 75% de sus costes son salariales. El administrador se ha reunido ya con los 17 trabajadores fijos de la sociedad, a los que adeuda en torno a los 60.000 euros. A algunos les deben hasta nueve nóminas y media.

El desencadenante de este episodio ha sido el embargo de las cuentas del club y de Inmobiliaria Parayas por parte del Ayuntamiento de Camargo con cargo a la deuda que ambas entidades tienen contraída desde hace meses con esa administración. El requerimiento se produjo el pasado día 14, tan sólo tres días después de la asamblea general en la que la directiva lanzó un SOS a los socios ante la grave situación de la entidad, y precipitó el devenir del club.

Según Eloy Gutiérrez, el embargo ha impedido el pago de las nóminas de los trabajadores correspondientes al mes de febrero. Este hecho, junto a la dificultades económicas de la entidad, propició que el pasado día 20 la directiva solicitara al juzgado la apertura de la fase de liquidación por no poder hacer frente al compromiso de pago no sólo con sus empleados, sino también con suministradores y otros acreedores.

Sin recursos

Los problemas financieros del Club Parayas no son nuevos. Tal es así que en octubre de 2014 se declaró el concurso de acreedores asfixiado por sus deudas, que ascendían a 550.000 euros, de los cuales 300.000 era con la tenedora de los terrenos, Inmobiliaria Parayas. El convenio de acreedores obligaba a la mercantil a empezar a pagar a los acreedores en septiembre de 2016 y "hemos estado cumpliendo los pagos", dice Gutiérrez, pero la pérdida de socios y la incapacidad para generar recursos suficientes impidieron a la compañía afrontar nuevos compromisos con los propios trabajadores, la Seguridad Social o Hacienda.

La empresa matriz, Inmobiliaria Parayas, se ha visto también lastrada por los problemas financieros. Con una deuda de dos millones de euros, de los cuales 1,3 millones son con el Banco Popular, se encuentra en situación de preconcurso, por lo que la directiva planteó en la última asamblea segregar la finca, de 93.000 metros cuadrados, situada en un paraje privilegiado en el Alto de Maliaño, y vender una parte para obtener recursos nuevos que salven la entidad.

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