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Serafín Santibáñez, con el escudo para la pedánea de Escobedo, Marían Vía
Una vida entre Roma y Escobedo con el arte como nexo de unión

Una vida entre Roma y Escobedo con el arte como nexo de unión

La historia. Serafín Santibáñez lleva desde 1970 ganándose el panen la capital de Italia como escultor, lo que compagina con su taller situado en el Alto del Churi

Jesús Lastra

Viernes, 2 de junio 2017, 19:01

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El sol luce con fuerza en el Alto del Churi. Un cielo impoluto permite atisbar desde la parte más elevada de Escobedo la Bahía de Santander, confirmando lo privilegiado de este paraje del Valle de Camargo. Entre viviendas unifamiliares asoma una marmolería, donde trabaja un personaje fascinante. Un artista con mayúsculas que se atrevió a llevar la contraria a la Iglesia en la propia Roma porque los plazos que le habían dado para la entrega no eran suficientes. "Si rezan mucho, tal vez la acabe a tiempo", soltó al Vaticano, aunque las plegarias no surtieron efecto y el encargo no estuvo rematado por tan solo una semana.

Cuando Serafín Santibáñez arranca a hablar, el interlocutor queda prendado de su anecdotario. Prácticamente toda la vida en Roma, con escalas periódicas en Escobedo, su tierra natal, "para visitar a la familia y amigos".

En su taller del municipio, entre diversas lápidas y objetos menores, el talento se hace patente. Actualmente está rematando un escudo familiar encargado por la pedánea de Escobedo, Marián Vía, y su marido. Una obra de categoría cuya calidad se aprecia con apenas un vistazo. No es el único trabajo, ni siquiera escudo, que ha hecho en Cantabria y en el Valle. En el Ayuntamiento conocen bien a Santibáñez, cuya etapa en la capital transalpina queda patente en su habla. "El primero que hice fue en el Consistorio, cuando pasó de Palacio a Ayuntamiento. El alcalde, Leandro Valle, me encargó el escudo que está en el salón de actos". Habla de 1975. Su último trabajo, para un museo de Cerdeña, elaborado en mármol de Carrara, data de hace siete meses.

Cuestionado por cuándo decidió ser artista, en general, y escultor, en particular, no tiene duda. "Dicen que se nace artista. Es una pasión. Desde pequeño tenía afición. Con siete años ya hacía cucharas de madera para las señoras mayores. Cuando nací en este pueblo en 1947 ni siquiera sabía lo que era el arte. Solo quería ser maestro tallista. Estudié en Guarnizo y luego me fui al mejor taller de muebles que había en Santander".

A los 20 años ya era campeón de España y estudió Bellas Artes en Valencia. Sin embargo, sus recuerdos se van automáticamente hacia Roma, donde reside hace 47 años. Santibáñez rememora el encargo hecho por el Vicariato del Vaticano. "Una gran escultura en leño, como un paso de Semana Santa. Me lo encargaron en tamaño natural, pero yo lo hice más grande para que no lo sacaran en procesión, pues tenía miedo de que lloviera y se estropeara". El trabajo del artista cántabro reposa frente al famoso Castillo SantAngelo, en la iglesia San Salvatore in Lauro.

La pasión, fundamental

El relato de Santibáñez se agolpa a borbotones. El escultor explica que esporádicamente también ha impartido clases. "Lo más importante es tener mucha pasión. Lo importante son las ideas, pues las técnicas se aprenden. Lo importante es ser creativo", recalca.

¿Qué le dijeron en casa a mitad de los 60 cuando anunció que pensaba ser artista? "A mí madre siempre la vi como una persona muy creativa. Mi tío era poeta. De él aprendí mucho. Tengo un hermano que es pintor. Él también estudiaba Bellas Artes en Valencia, como yo, pero yo me marché a conocer Europa".

Tras su periplo por el Viejo Continente, en 1970 llegó el flechazo. "Llegué a Roma, me gustó mucho y me quedé. Mi idea inicial era estudiar Arte Dramático, aunque finalmente me convencieron para que terminara Bellas Artes", explica.

En cuanto a sus fuentes de inspiración, la naturaleza tiene un papel fundamental, "pero sin estar en contacto con la gente, si no me pierdo". También es claro a la hora de definir su estilo: "Soy un artista un poco perdido en el arte.. Pruebo a hacer cosas diferentes. Me gusta mucho el surrealismo, así que yo pruebo a hacer mi tipo de surrealismo. No obstante, me piden siempre que haga cosas figurativas".

A pesar de residir desde hace casi medio siglo en una de las mecas del arte, Santibáñez matiza que "Roma actualmente no es importante en cuanto a su influencia en el arte y en la escultura".

Sobre sus futuros trabajos, tiene previsto hacer un retrato en mármol del Papa Francisco. Una vida llena de trabajos con un cincel en la mano. Un artista de renombre que sigue recibiendo en lo más alto de Escobedo y que no puede estar mucho tiempo sin regresar a su Cantabria natal para fundirse con el azul claro del cielo del Alto del Churi.

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