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De izquierda a derecha, Francisco Jesús Velasco, Elena Briones, Iván Sarmiento, Pedro Álvarez, Marta García y Elena Álvarez.
Los expertos que diseñan nuevas formas de enseñar

Los expertos que diseñan nuevas formas de enseñar

Hablan de la universidad global, de aulas más prácticas y de un uso total de las tecnologías digitales

JOSÉ CARLOS ROJO

Martes, 2 de febrero 2016, 07:57

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La filosofía moderna habla de esa segunda revolución industrial que ha propiciado Internet. Los sociólogos diseccionan la crisis económica y la integran en una crisis general de valores. Cuesta verlo desde dentro, cuando se vive el cambio en el día a día, pero la sociedad ya no es la que era. Lo nota la empresa, que ha de adaptarse a las nuevas demandas de un consumidor diferente, inmerso en un mundo cambiante, y con ella las universidades, que ven cómo las formas de hacer de antes no valen para preparar a los profesionales que pide el mercado.

La vertiente más práctica de las aulas gana terreno a los contenidos teóricos, o al menos a la memorización integral de estos. Las plataformas de enseñanza digital se hacen grandes por las posibilidades que ofrecen los dispositivos móviles y la universidad derriba barreras a través de Internet. Pero en esa vorágine es crucial sentarse a repensar la forma en que se transmiten y se adquieren los conocimientos y «somos nosotros los primeros que tenemos que contribuir para que el cambio salga bien», afirma Marta García, del Departamento de Educación, una de las expertas del campus cántabro en innovación educativa.

Todos los presentes trabajaron el pasado año en proyectos que de algún modo revolucionarán la enseñanza. Unos se orientaron hacia el aprovechamiento de las nuevas tecnologías en el aula, otros hacia las lecciones a distancia, el giro práctico de las clases o el fomento del debate entre los alumnos. «Nuestro trabajo se centró en analizar qué podíamos cambiar del Máster en Investigación e Innovación en contextos educativos, que se imparte en la Facultad de Educación desde hace más de cinco años», apunta esta profesora.

«No somos conscientes de la importancia que tiene no solo la opinión de los profesores, sino también la de los alumnos y los egresados». Este trabajo ha triangulado esas opiniones y ha alcanzado resultados que son aplicables para la mejora del título. «Por ejemplo, nos damos cuenta de que todo el mundo precisa prácticas más acordes con las demandas del mundo real, más relacionadas con los problemas que se van a encontrar en un futuro. De nada sirve hacer trabajos si luego nadie te enseña cómo publicar un artículo en una revista científica, por ejemplo», explica la docente.

Fuera la abstracción

La idea de acercar el mundo académico a la realidad ha sido una preocupación constante del rector José Carlos Gómez Sal. La respuesta es buena. «Los propios alumnos encuentran más atractiva una clase si encuentran directamente el vínculo entre la teoría y la práctica», explica Pedro Álvarez, del Departamento de Economía. Su investigación ha encontrado el modo de convertir el aula en un laboratorio vivo donde aplicar todas las teorías que figuran en los libros. «Si en lugar de explicar tal cual un modelo teórico como es la ley de la oferta y la demanda, la teoría de juegos o la oferta de equilibrio; lo haces con juegos interactivos que impliquen a los mismos alumnos, te das cuenta de cómo el aprendizaje es más eficaz y divertido».

No es un recurso fácil. Otros profesores del mismo grado, como Ramón Núñez, ven dos handicaps claros: el número de alumnos por clase, excesivos para este planteamiento, y el espacio físico de las aulas, con una disposición de los pupitres que no facilita el intercambio de ideas. Esquemas ambos que se reproducen también en la Enseñanza Secundaria, donde también hay lagunas.

Colgar temas en la red

«Nuestra idea va hacia el aprovechamiento de las nuevas tecnologías para colgar temas y ejercicios prácticos matemáticos. Sobre todo para que los recién llegados a la universidad completen la formación que luego necesitan para estudiar la carrera», explica Elena Álvarez, del Departamento de Matemática Aplicada y Ciencias de la Computación.

Son ejercicios diseñados de forma específica para la plataforma. «Porque Internet no es un cajón desastre. No se puede subir cualquier cosa y esperar que los chavales lo aprovechen. Hay que pensar que no van a tener a nadie que los ayude, que tienes que tutorizarlos, facilitarlos una explicación buena para que sepan desenvolverse solos, desde casa», argumenta Álvarez.

Las tecnologías pueden revolucionar la educación, de hecho lo están haciendo, pero no por sí solas. La herramienta, como siempre sucede, tiene que venir acompañada de un buen uso, o de una buena idea: «Hace tiempo que veníamos viendo que los debates de clase no eran muy nutridos. Llegamos a la conclusión de que los perfiles de los alumnos eran demasiado iguales. Necesitábamos un cambio. Aprovechamos las plataformas digitales para iniciar discusiones con alumnos de otras universidades, como los de la Universidad Autónoma de Chile, y el resultado fue estupendo», revela Elena Briones, del Departamento de Educación y otra de las investigadoras de la UC centradas en la innovación educativa. «Vamos irremediablemente hacia una universidad europea, incluso mundial, donde Internet va a derribar barreras y no solo en la educación a distancia». Buena muestra de ello son los títulos que ofrece la Escuela de Náutica.

Aprender durante la vida

El del marino es el paradigma del profesional que precisa continuar la formación a lo largo de la vida y cuyas vicisitudes laborales le impiden asistir con regularidad a un aula. El profesor Francisco Jesús Velasco es el impulsor del llamado laboratorio marino para la experimentación en tecnología naval. «Comprobamos que era una manera funcional de poner en marcha toda la tecnología avanzada que tenemos, de integrarla en la colaboración interdepartamentos y de poder llevarla tan lejos como quisiéramos», afirma el docente. «Además, comprobamos que es el modo de activar la curiosidad del alumno. Y si logras desesperar ese interés, definitivamente has ganado la batalla para una enseñanza eficaz», confirma el profesor, uno de los primeros en aprovechar las posibilidades infinitas de las plataformas online.

Hace más de 16 años que comenzó a funcionar el Aula Virtual de la UC, y pese a que esa tecnología no ha avanzado mucho, sí es cierto que el uso marca un nuevo ritmo en los últimos años. «Los dispositivos móviles han sido cruciales para que el uso se generalice. Ahora un estudiante puede descargarse los apuntes a su móvil», agrega Iván Sarmiento, director del Centro de Formación en Nuevas Tecnologías y del Aula Virtual. Pero aún quedan cuentas pendientes: «Hay muchos fondos documentales que podrían digitalizarse y rentabilizarse más. Deberíamos empezar a pensar en eso. Y hay que tener más cuidado con los derechos de autor».

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