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Filetes de panga. :: Fotolia
El conflicto del panga

El conflicto del panga

Gran parte del pescado que se consume hoy en España, inlcuídos restaurantes, es de piscicultura

José Enrique Campillo

Lunes, 5 de junio 2017, 16:01

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Acaba de desembarcar en España una delegación vietnamita con el objetivo de rehabilitar en España y en Europa el consumo de su principal producto de exportación: el panga. Este pescado ha sido objeto recientemente de campañas en todos los medios de información, en especial en un programa de una cadena española de televisión, lo que ha ocasionado una gran caída en las ventas.

El panga es un pez de gran tamaño, puede llegar a pesar 140 kilos, que se cría de manera natural en las aguas dulces de ríos y lagos del sudeste asiático. En la actualidad su principal producción industrial se realiza en piscifactorías de ríos de Vietnam, como el Mekong.

El panga es un pescado blanco, parecido al lenguado aunque de sabor más fuerte y cuyo consumo es muy popular en sectores de población en los extremos de la vida: los niños y los ancianos. Esto se debe a sus características nutricionales (poca grasa, proteínas de buena calidad y digestibilidad, vitaminas y minerales), a la textura de su carne que permite la elaboración de filetes sin espinas y fáciles de cocinar, y a su precio asequible. Es un alimento muy apreciado en colegios y residencias de mayores. España es el primer importador y consumidor europeo de este pescado.

Hace poco se inició una campaña en contra del consumo del panga que llevó a retirarlo de algunos supermercados y ocasionar alarma y desconcierto entre sus consumidores. Las razones esenciales de este rechazo se basan en la desconfianza respecto a las condiciones de cultivo en las piscifactorías fluviales vietnamitas: uso de antibióticos y poli fosfatos, piensos de baja calidad, etc.

Las autoridades vietnamitas se defienden aduciendo el estricto control de salubridad en las grandes piscifactorías destinadas a la exportación. Y ponen un curioso ejemplo: «Es como si quisiéramos promocionar la venta de jamones mediante las imágenes de un cerdo criado por un particular en una cochiquera especialmente sucia y descuidada». Todos los análisis realizados por las autoridades sanitarias europeas han descartado que el consumo de panga pueda perjudicar la salud.

En España no se ha producido ninguna alerta sanitaria a consecuencia del consumo de este pescado. Yo, personalmente, creo que estamos asistiendo a otro episodio más de esta guerra inútil entre el consumir pescado salvaje o criado en cautividad. Hace unos miles de años nuestros ancestros se vieron obligados a renunciar a consumir carne de caza y nació la ganadería terrestre, de la que hoy nos alimentamos.

De la misma forma hoy debemos de ir pensando que si queremos seguir consumiendo pescado lo tendremos que hacer mediante las ganaderías acuáticas. Gran parte del pescado que se consume hoy en España, incluidos restaurantes, es de piscicultura. Se que esta afirmación debe escocer especialmente en un suplemento gastronómico como el que esta usted leyendo. Pero no se puede esconder la cabeza para no ver la realidad.

Lo que debemos procurar es que, lo mismo que sucede hoy con la ganadería terrestre, la ganadería acuática esté sometida a estrictos controles que garanticen las cualidades saludables y gastronómicas del producto que llega a la mesa de los consumidores.

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