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Calle de La Cántabra, repleta de gente. :: dm
La monumental e histórica villa de Potes

La monumental e histórica villa de Potes

Recorrido obligado. Hay que patear sus calles, perderse por ellas y disfrutar de una de las gastronomías más ricas de Cantabria

DIEGO RUIZ

Lunes, 6 de noviembre 2017, 16:58

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Potes se prepara para que, el próximo fin de semana, se celebre la vigésimo sexta edición de la Fiesta del Orujo. Otra gran actividad en la capital de Liébana, inmersa aún en el Año Jubilar, que sigue desplazando hasta el monasterio de Santo Toribio a miles de peregrinos. La Fiesta del Orujo, como es sabido, rendirá este año homenaje, nombrándole orujero mayor, a Vicente del Bosque, ex seleccionador de fútbol que llevó a España a ganar un Mundial y una Eurocopa.

Pero Potes es una villa en la que el ir y venir de gentes es constante, día tras día. Su orografía, la arquitectura de sus edificios y sus calles, los Picos de Europa, el orujo y sus quesos, el cocido de garbanzos y los boronos, los canónigos, su microclima, la simpatía de sus gentes, su universalidad, las ferias de ganado, y su rica y extensa gastronomía, entre otros encantos, la hacen irresistible al viajero.

Potes es un territorio llano rodeado de montañas donde desarrollaron sus luchas medievales las poderosas casas de los Mendoza y los Manrique. En épocas más recientes, 1836, nacía allí el gran violinista Jesús de Monasterio.

El Deva y el Quiviesa

La población de Potes, capital del pequeño municipio, está ubicada en el centro de la comarca de Liébana, donde se unen los ríos Deva y Quiviesa.

Rodeada de un espectacular paisaje y situada en la confluencia de los cuatro valles de la comarca, la villa nos descubre a cada paso su rica historia.

Aparece mencionada documentalmente desde mediados del siglo IX y desde los años finales del medievo estuvo vinculada a la Casa del Marqués de Santillana, primero, y a la del Infantado, después.

Potes es conocida como la villa de los puentes (de ahí su nombre) y de las torres. De manera especial destacan la del Infantado y la de Orejón de la Lama, ambas del siglo XV. La capital lebaniega está catalogada como conjunto histórico.

La villa conserva numerosas edificaciones de gran interés, algunas concentradas en barrios como la Solana o el Sol. La iglesia de San Vicente (nueva y vieja) , posee la categoría de monumento.

Visitas

No hay que dejar de visitar la ermita de San Cayetano, que se encuentra en pleno casco antiguo, camuflada entre casas, al lado del puente medieval del mismo nombre y del río Deva, y cerca del Barrio del Sol donde se encuentra la Torre de Orejón de la Lama o Torre de Bedoya.

Se trata de una pequeña iglesia de una sola nave en la que se pueden contemplar dos fantásticos retablos barrocos del siglo XVIII. También destaca el Convento de San Raimundo de Peñafort, fundado en 1608 por un fraile Dominico y lebaniego llamado Fray Toribio Vélez de las Cuevas. Otro punto de interés es el conocido como el puente de la cárcel, ubicado sobre el río Quiviesa, junto a la Torre del Infantado.

En su época fue la vivienda del alguacil de la cárcel, pues fue prisión durante más de 350 años. Cuenta la tradición que esta Torre tuvo que ser reconstruida en el año 1595 debido a que los presos habían utilizado su madera para hacer fuego y así aliviar el frío de los duros inviernos.

Este ayuntamiento es además uno de los municipios por los que pasa la Ruta Lebaniega, que enlaza el Camino de Santiago de la costa con el Camino Francés, con paisajes de ensueño.

Pero, ante todo, Potes es pasear, perderse por sus calles, pisar sus adoquines. Parar en alguno de sus bares de la calle de La Cántabra o de los soportales.

Y allí, en una terraza, sentado contemplando la belleza de la villa, beber un vaso de vino con una buena ración de Picón Bejes-Tresviso y, después, un té del puerto con orujo.

En Potes hay que buscar rincones, disfrutar de las casas colgantes de La Solana, de sus vistas. Patear la calle del Sol, con sus maravillosos arcos; o la calle Independencia, donde se respira historia. O La Garma, empinada, o la plaza del Capitán Palacios, la plaza, con su templete.

Y para hacer un alto en el camino, y comer bien, con una cocina tradicional, donde nunca faltan las especialidades lebaniegas, cinco restaurantes, referencia en Potes: El Bodegón, Llorente, Los Camachos, El Cenador del Capitán y Paco Wences. En todos ellos se puede encontrar una amplia oferta de productos típicos de esta comarca, donde, como es sabido, el cocido labaniego es el plaro más representativo de su cocina. Carnes, verduras, legumbres... Nada falta en este paraiso.

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