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«Voy a Lesbos para sacar a gente del agua y contar lo que está pasando allí»

«Voy a Lesbos para sacar a gente del agua y contar lo que está pasando allí»

El cántabro Nicolás Calzada, rescatador de Salvamento Marítimo, se marcha dos semanas de voluntario a Grecia para echar una mano en la 'crisis de refugiados'

Álvaro San Miguel

Lunes, 25 de enero 2016, 07:23

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Nicolás Calzada (37 años) es padre de dos niños y, como a muchos europeos, la foto del pequeño Aylan Kurdi, ahogado en una playa de Turquía, le provocó una profunda impresión y le hizo interesarse por la 'crisis de refugiados'.

Hace tres meses, buscando información sobre el tema, se tropezó con una ONG española, llamada Proactiva Open Arms, que se dedica a salvar vidas en la mar y que trabaja desde septiembre en la isla de Lesbos. «En cuanto lo vi decidí irme para allá con ellos. A sacar gente del agua, a ver lo que está pasando allí y a contarlo», explica este cántabro acostumbrado a salvar vidas en el agua.

En cuanto explicó a la ONG que era rescatador en el helicóptero de Salvamento Marítimo le dijeron que le mandaban para Lesbos: una isla griega frente a la costa turca a la que cada día llegan un millar de refugiados huyendo de la guerra. Le pidieron que viajara el 26 de enero, pero en esa fecha estaba de guardia en la base de Santander, así que habló con un compañero de Salvamento Marítimo, Carlos Zabala, y se turnarán para viajar a Lesbos: primero Carlos, desde el 26 de enero hasta el 9 de febrero, y después Nicolás, otras dos semanas.

Salvar vidas no debería requerir un porqué, pero, en el fondo, cada uno tiene sus razones. «Lo hago sobre todo por el tema de los niños. Verlos morir ahogados es muy duro. Tengo dos hijos pequeños y me toca mucho. La diferencia entre esos niños y los míos es que han nacido allí. No hay más. He trabajado en rescates en pateras y sé lo que es sacar un muerto de una embarcación, pero esto es distinto. No es gente que decide probar suerte y llegar a Europa. Son refugiados de guerra, gente que está escapando de la muerte, y en entre ellos, en esos pequeños botes, viajan desde bebés hasta ancianos de 90 años».

Un equipo que cubre 17 km de costa y ayuda a 20 botes diarios

  • Proactiva open arms

  • La ONG Proactiva Open Arms, de Badalona (Barcelona), cuenta en estos momentos con un equipo en Lesbos que cubre unos 17 kilómetros de costa y que cada día ayuda a llegar a la orilla a 20 botes con unos 50 refugiados cada uno. Llegaron a la isla griega con 15.000 euros de su propio bolsillo (sin ayudas públicas) y ahora trabajan también en Chios, otra isla cercana a Lesbos a la que también llegan refugiados desde Turquía. «Todo empezó con unas fotos que aparecieron en redes sociales de cuatro niños ahogados en una playa. Pensamos si nosotros nos dedicamos a esto y lo hacemos en nuestras playas, ¿por qué allí se están muriendo y nadie les ayuda?», explica su director, Óscar Camps.

El joven rescatador cántabro dice que también tiene un motivo «egoísta» para ir a Lesbos: «Para mí también es una experiencia vital, una manera de aprender a apreciar lo que tenemos en nuestra vida diaria. Quiero ver esa otra realidad y poder transmitir a mis hijos que hay niños que lo pasan mal, y contárselo de verdad, porque lo he visto». Y no solo quiere contárselo a sus hijos. También espera ayudar a que se conozca mejor lo que está pasando allí y el trabajo que está haciendo la ONG Proactiva Open Arms. Así que mientras dure su voluntariado en la isla griega se convertirá en colaborador de EL DIARIO e informará periódicamente de la situación en Lesbos y de su propia experiencia personal.

Preparados para todo

Nicolás explica que, tras hablar largamente con la gente de la ONG, se está preparando psicológicamente para lo que se va a encontrar en la isla, donde el invierno ha empeorado la situación de los refugiados. «Ahora la temperatura del agua es muy baja y si no sacas rápido a la gente se mueren de hipotermia. Nos han dicho que la mayoría no saben nadar y muchos llevan chalecos salvavidas que no flotan. Que estemos preparados para ver mucho movimiento y bueno... que vamos a ver bastantes cadáveres. Nos explican lo que nos vamos a encontrar, y yo no alcanzo a imaginármelo: una isla llena de gente, con montañas de chalecos salvavidas en las orillas y cadáveres día sí, y día también. Creo que va a ser duro».

La familia y los amigos de Nicolás no pueden evitar preocuparse, a pesar de que él se juegue la vida a diario en el helicóptero de Salvamento Marítimo. Sobre todo después de que Grecia detuviera a tres bomberos españoles, acusados de tráfico ilegal de personas, por remolcar una barcaza a punto de hundirse en aguas turcas y meterla en territorio griego. «Mi madre está un poco preocupada, pero creo que en el fondo piensa que allí voy a ser útil. Es cierto que lo de los bomberos ha preocupado un poco a mi familia, así que estaré muy atento al tema de las fronteras».

Nicolás dice que nunca antes había hecho algo parecido y admite que quizá no lo estaría haciendo si no fuera por la ONG: «Para mí en este caso es fácil ayudar: ellos te organizan todo, rescatar gente es mi trabajo y tengo muchas ganas de hacerlo. Lógicamente, pienso que estoy siendo solidario y creo que voy a hacer una buena labor, pero también quiero ser honesto y reconocer que me lo han puesto muy fácil para aportar». Serán quince días «ayudando a que la gente llegue viva a la costa». Casi nada.

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