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Pacientes, en una sala de espera del hospital Valdecilla.
"Ver una sonrisa es el mayor subidón que puedes tener"

"Ver una sonrisa es el mayor subidón que puedes tener"

El cántabro David Sopelana es uno de los 64 voluntarios de la Asociación Española Contra el Cáncer registrado y formado en Cantabria

Ana del Castillo

Jueves, 11 de febrero 2016, 07:10

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Tiene prohibido dar consejos, intercambiar datos personales con el enfermo y pronunciar frases hechas como 'no se preocupe' o 'debe animarse'.

Cada semana desde hace tres meses, David Sopelana (Santander, 1981) se enfunda una bata blanca y pasea un carrito con cafés, infusiones, sobaos y revistas por las salas de espera de radioterapia del Hospital Marqués de Valdecilla. Uno de los trabajos más gratificantes del mundo. A veces, ver una sonrisa es el mayor subidón que puedes tener. Este joven es uno de los 62 voluntarios formados y registrados en Cantabria de la Asociación Española Contra el Cáncer (Aecc).

David perdió a su padre hace una década. Estuvo un año desde que le detectaron cáncer y teniendo en cuenta cómo se portaron con él en el hospital, quise comportarme así con otros enfermos y familiares. El cántabro tuvo que esperar los dos años de duelo obligatorios antes de formarse como voluntario, así que tiempo después compaginó su trabajo como técnico de mantenimiento en un centro geriátrico con los estudios y la formación para entrar en la Aecc.

Cómo hablar y actuar

  • lucía san miguel |

  • astrea psicología

  • Un tercio de la población tiene cáncer y analizando las previsiones demográficas publicadas por las Naciones Unidas, la Sociedad Española de Oncología Médica estima que en el año 2020 habrá 246.713 casos nuevos de cáncer.

  • ¿Cómo debe comportarse y qué debe decir el familiar o amigo de un enfermo de cáncer?

  • Según la psicóloga cántabra, Lucía San Miguel, de

  • Astrea Psicología

  • , lo fundamental es tener muy en cuenta que "la enfermedad no ha cambiado a la persona, por tanto mi relación puede seguir siendo la misma".

  • La manera de relacionarse debe ser la misma

  • . Tal y como explica San Miguel, "puede que la persona necesite cosas difererentes, pero debemos seguir siendo la compañera de trabajo, la amiga y la vecina".

  • En la relación con el enfermo o con segundas y terceras personas, se debe tener en cuenta

  • -El espacio. Dar libertad para desahogarse y para sentir. ¿Cómo puedo ayudar yo a esa persona? "Relacionándome como siempre. Riendo, disfrutando y llorando, pero que sea esa persona la que escoja el momento, tanto para lo bueno como para lo malo".

  • -No forzar a esa persona a hablar. "No hay una regla o un código verbal para poder relacionarnos, simplemente nos tienen que sentir. No debemos cerrar puertas".

  • -Huír del 'tienes que estar fuerte', 'tienes que desconectar', 'tienes que comer', 'no llores'... "Hay que dejar a esa persona sentir miedo, culpa, rabia...", explica San Miguel.

La labor desinteresada de personas como David hace posible el desarrollo y mantenimiento de proyectos sociales que luchan las 24 horas del día contra el cáncer. Los voluntarios son el alma de la Asociación, explica la psicóloga Roberta Fenili, responsable de la selección y formación en Cantabria. No vale cualquiera. El voluntario debe ser mayor de edad, no estar sumido en un proceso de duelo reciente, cumplir con un perfil psicológico determinado, saber escuchar, tener resistencia a la frustración y mucha capacidad para aguantar el sufrimiento ajeno.

En Cantabria el voluntariado existe desde 1955 cuando los voluntarios procedían de órganos de Gobierno y no tenían contacto con los pacientes y sus familiares. Cuarenta años después, se entró en los hospitales.

Ni médicos, ni enfermeros

Vas un día por la mañana y resulta que lo único que has hecho es dar dos cafés, pero otro día te tiras charlando con un paciente un buen rato sobre el tiempo o los pueblos de Cantabria y terminan diciéndote que se les ha pasado el tiempo volando, cuenta Sopelana, que busca precisamente eso, que la espera sea lo más llevadera posible.

En los últimos tres años, el joven se ha encontrado situaciones angustiosas y lo máximo que ha podido hacer es ofrecerles una tila o una manzanilla para que se tranquilicen. Nosotros no podemos hacer más, no somos médicos ni enfermeros.

Al margen de los requisitos que se exigen para cada voluntario, las personas interesadas deben someterse a una entrevista con la psicóloga y dos formaciones, una general y otra específica, para desarrollar la labor en hospitales. Ahora hay más mujeres que hombres e intentamos llegar cada vez más al sector masculino y también a los jóvenes para que participen como voluntarios, apunta Fenili.

Sopelana ha intentado varias veces convencer a sus amigos para que se formen como voluntarios, pero esto es algo personal, lo haces porque quieres, si vas obligado no lo vas a hacer bien.

"Recibes más de lo que das"

El joven voluntario reflexiona en alto. "Seguramente la gente no lo sepa pero la mayoría de las veces recibes mucho más de lo que das". Y hace balance: "Pesa más lo que ellos (enfermos y familiares) te dan. Es muy gratificante".

Sopelana ha aprendiendo en todo este tiempo a saber interpretar los rostros, los silencios y las miradas. "Hay días que no quieren hablar". Y en otras ocasiones, "solo necesitan desahogarse".

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