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Las cifras se han multiplicado por cinco

La consulta de sexología de La Cagiga ha atendido 19 casos desde 2010. «Ante el significativo aumento en menores, Sanidad va a elaborar un protocolo específico»

Ana Rosa García

Domingo, 14 de febrero 2016, 08:59

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Hasta 2008, la consulta de sexología de La Cagiga solo contabilizaba cuatro casos de transexualidad hoy conocida también como disforia de género, y todos en adultos. Pero en los últimos seis años la cifra se ha multiplicado por cinco. Desde 2010, Roberto Oliver Arias, psicólogo clínico, sexólogo y orientador del centro referente en el sistema sanitario público, ha atendido a 19, los 5 últimos menores de edad. «Ante este significativo aumento de casos en niños, la Consejería de Sanidad se está planteando desarrollar un protocolo de actuación específico para ellos. Ya se ha creado un grupo de trabajo, encargado de definir y organizar la pauta de derivación a la consulta de endocrinología pediátrica, donde se actuará, en el momento indicado, con bloqueantes para frenar los cambios asociados a la pubertad. Y, cuando llegue la mayoría de edad, ya se planteará qué decisión tomar operarse o no», expone.

«Si opta por la reasignación genital, se contempla la derivación a un centro de referencia nacional», añade. El psicólogo reconoce que «aunque las estadísticas apuntan a una frecuencia mayor de varones transexuales, la casuística de la Cornisa Cantábrica es distinta, y alguna vez lo he comentado con compañeros de Bilbao, aunque desconocemos por qué». De la misma forma que, a día de hoy, ni los estudios biológicos ni los psicológicos han proporcionado una explicación del origen de la transexualidad. «Lo que sabemos es que los procesos de identidad, que empiezan a una edad temprana, van cuajando con el tiempo y la consolidación se ubica sobre los 8 o 9 años». El psicólogo aclara que «para poder hablar de disforia de género tiene que mantenerse durante un largo periodo esa marcada incongruencia entre el sexo asignado y el que uno siente».

Oliver deja una cosa clara: «No es aconsejable ir contranatura, es decir, no es adecuado obligar al niño a ir en la dirección contraria a lo que él expresa». Opina que, al margen de los protocolos sanitarios, convendría insistir en el respeto a las diferencias en el ámbito escolar, para unificar posturas «No puede ser que la familia asimile el cambio de género y en el colegio persistan con el anterior». Por último, remarca que «la transexualidad no tiene nada que ver con el travestismo, ni la identidad con la orientación sexual».

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