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Los desbordamientos de los ríos son una de las consecuencias de la falta de limpieza
Aprobado raspado para los ríos

Aprobado raspado para los ríos

Sólo la mitad de los tramos analizados tiene una calidad del agua "buena o muy buena" y el 85% de la ribera presenta residuos

Pilar González Ruiz

Miércoles, 9 de marzo 2016, 07:22

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La experiencia es un grado y aquellos que se ven afectados, temporada tras temporada, por las crecidas de los ríos, tienen clara cuál es la solución a adoptar: limpiar los cauces y riberas.

Un aspecto sobre el que "queda mucho por hacer", a tenor de los resultados extraidos del Proyecto Ríos 2015 presentado hoy con la asistencia del director general de Medio Natural, Antonio Lucio y del Centor de Interpretación del Medio Ambiente, Jesús García, además de Nacho Cloux, de la Asociación Cambera, precursora de la actividad.

Más de mil voluntarios han analizado, en primavera y otoño, 85 tramos medios y bajos de las cuencas fluviales de Cantabria. El resultado extraído de este seguimiento muestra que los ríos cántabros que se encuentran en un estado ecológico bueno no llegan a la mitad del total; 40%. Otro 20-25% se encuentra en condiciones deficientes o malas y el porcentaje restante "necesita mejorar".

Llaman especialmente la atención estos datos teniendo en cuenta que el 70% de las cuencas analizadas forman parte de espacios protegidos, como la Red Natura 2000 o los parques naturales del Saja- Besaya y el Asón.

Antonio Lucio coincide con los afectados por los desbordamientos; la conservación de las riberas es clave para prevenir inundaciones periódicas peor también es necesaria la concienciación ciudadana para mejorar el vertido de residuos sólidos, principalmente plásticos (71%), latas (36%) y papel (34%).

Los ríos estudiados presentan, en conjunto un estado bueno, sin "afecciones importantes" que se diagnostican a partir de la coloración del agua o los malos olores. Aquellos que tienen una calidad del agua excelente se distribuyen, por regla general, en las cabeceras de los cursos principales y en algunos tramos medios y bajos. La cuenca del Ebro, en el sur de la región, y las del Deva, Nansa y Costa Oeste, en la parte más occidental, son las que cuentan con mejor calidad del agua.

Los peores lugares, en cuanto a calidad de agua se refiere, se concentran en los tramos bajos de las cuencas del Saja y Pas, además de en las cabeceras del Ebro y Camesa. Puntualmente, aparecen también en las cuencas del Miera y Asón, donde se detecta el peor tramo de los inspeccionados, motivado por un vertido industrial.

La sintomatología detectada en negativo comprende canalizaciones en las riberas, caminos o carreteras de acceso a las mismas, desbroces y talas que suelen coincidir con las zonas de recreo o la predominancia de zonas de prado asociadas al uso ganadero o urbanizadas.

Las cuencas del Miera y el Besaya son las que concentran el mayor número de colectores de los 37 indicados que vierten aguas residuales sin depurar, procedentes de viviendas aisladas o zonas urbanizadas.

Las plantas invasoras también son una dificultad a erradicar. Se han detectado un total de 22, que contrastan con las especies animales amenazadas, como la nutria o el martín pescador.

Los hábitats más empobrecido se localizan en el Saja en Mazcuerras, el Asón en Somarrón, el Pas en Santiurde de Toranzo y el Camesa en el Molino de la Vega.

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