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Actualmente, el 7,7% de los adolescentes cántabros fuma, con un consumo medio de 4,7 cigarrillos diarios.
Los adolescentes fumadores duermen una hora menos cada día y comen peor

Los adolescentes fumadores duermen una hora menos cada día y comen peor

Un estudio realizado a más de mil alumnos de entre 10 y 17 años de16 centros escolares de Cantabria confirma que el 9% de ellos ha tenido contacto con el tabaco

Ana Rosa García

Sábado, 30 de abril 2016, 19:33

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Los adolescentes cántabros que fuman, que actualmente representan un 7,7%, duermen menos que los que no lo hacen y, por lo general, les gusta más la comida basura que la dieta mediterránea. En Cantabria, el 9% de los menores de 10 a 17 años ya ha estado en contacto con el tabaco, y a partir de los 14 años la prevalencia es muy superior entre las chicas. Estas son algunas de las conclusiones de un estudio realizado por el grupo Educación para una Vida Saludable (EVS), integrado por profesores asociados de la Facultad de Medicina de la Universidad de Cantabria y profesores de Educación Física de Primaria y Secundaria. Una investigación que forma parte de otra más amplia sobre un estilo de vida saludable en la adolescencia temprana e intermedia, cuyo objetivo es modificar pautas de trabajo para educar en salud desde los colegios y atajar los problemas antes de que lleguen a la consulta del pediatra.

El trabajo se ha desarrollado con 1.179 adolescentes de 16 centros educativos de Cantabria doce colegios públicos de Infantil y Primaria y cuatro institutos mediante una encuesta de hábitos saludables y pruebas antropométricas y de condición física. Los expertos hablan de tres fases en la adolescencia: de los 10 a los 13 años, de los 14 a los 16 y de los 17 a los 19 años. «Es en las dos primeras donde surgen los mayores problemas; cuando empiezan a fumar, de ahí nuestro interés por analizar qué factores se asocian a ese consumo», destaca Carlos Redondo, profesor asociado de Pediatría de la Universidad de Cantabria y uno de los autores de la investigación.

«Hemos comprobado que ha cambiado el hábito en las chicas. Ahora fuman más (5,1 cigarrillos al día) que los chicos (4,4), mientras que en el trabajo que realizamos hace 15 años no encontramos diferencias significativas por sexos». De ahí que a ellas les dure menos la paga gastan 7,3 euros semanales en tabaco frente a los 6,1 de ellos. Sin embargo, se mantienen estables las edades a las que los cántabros empiezan a fumar. Los varones dan sus primeras caladas a los 12,7 años de media y las féminas, a los 13,8 años.

A juicio de Redondo, «lo más novedoso es que por primera vez se relaciona el consumo de tabaco a estas edades con el sueño. Hemos visto que los adolescentes que fuman duermen una hora menos al día (de lunes a viernes) que los compañeros de edad no fumadores. Esto hace que se pueda asociar el tabaco con una menor capacidad de rendimiento. Los fines de semana esa diferencia es de nueve minutos, lo que demuestra que tratan de recuperar el sueño perdido, que es mucho».

Condiciones físicas

En cambio, aunque el 65% de los adolescentes piensa que el hecho de fumar limita su actividad física, «lo cierto es que no se aprecian los efectos del tabaco en las pruebas de educación física realizadas, debido a que llevan poco tiempo consumiendo. La única excepción fue la prueba de course-navette (test de resistencia con carreras consecutivas, marcadas por pitidos cada vez más frecuentes), en la que se agotan antes».

Otro hallazgo de este estudio es el distinto patrón de alimentación entre fumadores y no fumadores. Los primeros toman más bollería industrial, más alcohol, más comida rápida y más chucherías, mientras que los segundos desayunan lácteos, comen frutas y verduras con frecuencia, apunta el pediatra. De otro lado, no se observa una asociación entre el hábito tabáquico y el estado nutricional. O lo que es lo mismo, no se puede achacar la obesidad al tabaco. Los investigadores pidieron a los participantes en la encuesta que valorasen su nivel de satisfacción corporal, y los fumadores precisamente se declararon menos satisfechos con su imagen, siendo peor la percepción entre las chicas.

En la ciudad el consumo de tabaco crece hasta el 10,7%

El estudio del grupo EVS, coordinado por el profesor asociado de Pediatría de la UC Pedro de Rufino, ha dividido el mapa de Cantabria en tres regiones para analizar las diferencias de consumo entre los adolescentes en función del área geográfica en el que residen. «El límite entre la zona costera y la interior la marca la Autovía del Cantábrico; la tercera región es la que hemos denominado Gran Santander, que es la capital y alrededores. La conclusión a la que hemos llegado es que la prevalencia del tabaco aumenta cuanto más se va urbanizando el hábitat. Eso explica que en la zona del interior, la más rural, prácticamente no haya datos llamativos, y sin embargo el consumo en el área costera se eleva al 7,4% y en la ciudad crece hasta el 10,7%», explica el pediatra Carlos Redondo, responsable también de los últimos estudios epidemiológicos realizados en Cantabria obre el estado nutricional de los niños y adolescentes y la prevalencia del exceso de peso.

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