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Félix Álvarez ‘Felisuco’, ayer, en los Jardines de Pereda de Santander.
"Tengo dudas, no sé cuántos votos voy a sumar y cuántos voy a restar"
Félix Álvarez 'Felisuco' | Candidato de Ciudadanos al Congreso por Cantabria

"Tengo dudas, no sé cuántos votos voy a sumar y cuántos voy a restar"

"Me han dado palos por todas partes, pero es paradójico que lo hagan los mismos que reclaman a la sociedad civil que dé un paso adelante"

Gonzalo Sellers

Miércoles, 18 de mayo 2016, 07:04

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Cuando habla de los políticos sigue utilizando la tercera persona del plural. Reconoce que todavía le cuesta dejar el ellos y conjugar el nosotros. Sólo hace cuatro días que Ciudadanos le confirmó como la cabeza de lista por Cantabria para el Congreso, pero a pesar de la vorágine mediática y política de los últimos días, Félix Alvarez Felisuco sigue con la cabeza en el teatro. Después de pasar un par de días en Santander, volverá a la gira de su obra Taxi, junto a Josema Yuste. Y seguirá pisando las tablas durante la campaña y hasta dos días antes de la cita con las urnas.

El protagonista de la obra es un taxista casado con dos mujeres que debe hacer malabarismos para contentar a ambas. ¿Le recuerda a Albert Rivera con PP y PSOE?

(Se ríe) La verdad es que hay que jugar un poco a las dos bandas. Ciudadanos ha tenido la capacidad estos últimos meses de negociar con un lado y otro. Es verdad que con Rajoy ha sido muy complicado porque no ha querido sentarse a la mesa. Rivera ha hecho todo lo posible para que el encuentro PP y PSOE se produjera, pero no ha sido posible. Somos el centro, el pegamento que necesitan estos partidos para dejar el extremismo.

¿Y usted cómo se siente más cómodo, con un pacto con el PSOE o con el PP?

Exactamente igual con ambos, siempre que se acepte el ideario básico de Ciudadanos. Si hay regeneración, independencia de la justicia, si deja de existir esa impunidad con la corrupción y si hay un plan educativo que nos sobreviva a todos, entonces puede haber un pacto con cualquiera de los dos. Me encuentro muy cómodo en el centro.

Ha militado en el PSOE, ha intimado con UPyD y ahora ha sido Ciudadanos el que le ha dado la alternativa. Se ha ido escorando de izquierda a derecha...

Al centro, diría mejor.

Bueno, al centro-derecha.

El tiempo me está haciendo perder las aristas. Vengo de una familia de tradición antifranquista y socialista. Del PSOE fui afiliado tres meses cuando tenía 24 años, me ofrecieron llevar las juventudes de Santander y salí corriendo. Luego me decepcioné mucho con ellos en la última etapa de Felipe González y dejé de votarles. En unas elecciones, llegué a meter en las urnas un cromo de Miguel Indurain. Y luego dejé de votar hasta 2011, la aparición del 15-M, el cabreo general... Descubrí UPyD, que me llamó la atención porque soy muy admirador de Fernando Savater.

¿Cree que se producirá el sorpasso de Podemos e IU al PSOE?

Al PSOE le veo en caída libre desde hace muchos años. Pensé que ya habían tocado su suelo, pero cada vez que hay elecciones, también en Cantabria, lo superan. Cada año tienen menos votos porque insisten en el error de no definirse políticamente. No se puede estar diciendo un día una cosa en Andalucía, otra distinta en Vitoria, otra distinta en Galicia... La gente se confunde. Hacen falta proyectos claros. Podemos, por ejemplo, lo tiene. Te gustará o no, pero lo tiene. El PP también, pero no se puede mover por el fango de la corrupción. Y Ciudadanos también lo tiene. Pero el PSOE va dando bandazos.

¿Cómo ha encajado las críticas que le han llovido tras el anuncio de su candidatura?

En las redes sociales me han dado meneos por todos los lados. Pero me resulta paradójico que mucha gente lleve meses y meses reclamando que la sociedad civil dé un paso adelante y, ahora, me recriminen que lo haga. Cualquier persona tiene derecho a participar en política. También he recibido un montón de apoyos de gente de mi profesión y de políticos de otros partidos de Cantabria.

¿Se ha llegado a plantear que su fama, el haber estado expuesto al foco mediático mucho tiempo con asuntos tan controvertidos como el Racing, puede restar votos a Ciudadanos?

Sí, claro que lo he pensado y tengo dudas serias. Hay una dicotomía tremenda. No sé cuantos votos voy a sumar, cuántos voy a restar y cuál será el balance final de esa operación. Pero con lo del Racing se ha sido muy injusto. Allí trabajé unos días como vicepresidente, lo hice con el corazón, todo lo mejor que pude y tuve la decencia de dimitir, algo que en este país nadie hace.

Le han dado mucha guerra estos días unos tuits contra la clase política que escribió hace cinco años, ¿le pidió expresamente Albert Rivera que los eliminara?

No, no, me lo aconsejaron unos amigos míos. Pero me negué. No he escrito nada extraño, ni que sea delito. Era un ciudadano cabreado en 2011 que veía lo que pasaba y estaba indignado. Como todo el mundo. El que no dijera cosas parecidas es que no tiene corazón. En Ciudadanos no me han pedido que los elimine. Sólo me preguntaron si tengo muertos en el armario y les respondí que no. No tengo más cadáveres de los habituales en la vida cotidiana.

¿Pero tiene pensado cambiar el lenguaje si pisa la moqueta del Congreso como diputado?

Diré lo mismo de otra manera. Voy a seguir siendo como soy, lo que importa es la verdad que hay detrás de cada político. Pisaré la moqueta con zapatos de gamuza azul, no en chanclas. Donde antes usaba un adjetivo un poco fuerte, ahora pondré otro distinto, pero procuraré ser la misma persona que siempre. Una de mis señas de identidad en Cantabria ha sido mi honestidad. Me puedo haber equivocado, pero siempre he dicho lo que creía.

Le voy a poner un examen práctico. El PP en Cantabria votó en contra del fracking, pero sus senadores y diputados en Madrid lo hicieron a favor. En ese supuesto, ¿usted seguiría las directrices del partido o no?

En ciertas votaciones se producen debates morales y éticos. Ante esa tesitura, me jugaría el bigote. Votaría lo que mi conciencia me dictara. Estoy en Ciudadanos porque su ideario no me pide que atente contra mí mismo. Pero si algún día tuviera que apuñalar mi corazón, no sería capaz. Antes me marcharía. No podría votar en contra de los intereses de Cantabria.

Ciudadanos consiguió un diputado regional el pasado 0-D. ¿Aspira al segundo o firma quedarse como están?

Hay que ser ambicioso, soy como Zapatero, un optimista orgánico. Hay que luchar por mejorar. Tenemos que pelear por conseguir un senador. Es muy importante. El PP arrasa en esa votación porque la gente no valora. Nosotros queremos eliminar el Senado, pero para eso tenemos que aprobar leyes que pasen por él.

El candidato entonces fue Carlos Pracht. ¿Cavó su tumba política el día que equiparó el aborto como «una forma de violencia»?

Todos somos humanos y pidió disculpas. Yo no he visto a Bárcenas pedir perdón ni a Otegui, que pretende ser lehendakari, tampoco. Los españoles, a veces, nos la cogemos con papel de fumar y damos importancia a cosas que pueden ser muy anecdóticas pero que no esconden ningún problema de fondo.

Tras cuatro meses de bloqueo, las encuestas vaticinan el mismo escenario postelectoral. ¿Hay que dejar gobernar al más votado?

Todos tenemos claro que hay que desbloquear esta situación. Habrá que tomar soluciones. No sé quién tendrá que gobernar o cómo, pero no cabe en la cabeza de nadie unas terceras elecciones. La sociedad no lo permitiría, exigiría cabezas en la calle. Los políticos se tienen, perdón, nos tenemos que poner las pilas.

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