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Pasajeros afectados por la cancelación del vuelo a París, ayer por la noche.
Odisea en el aeropuerto

Odisea en el aeropuerto

La niebla deja en tierra a los pasajeros del vuelo a París después de estar esperando a que aterrizara su avión hasta bien entrada la noche

Mariña Álvarez

Viernes, 10 de junio 2016, 10:11

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La bruma que ayer tapó el cielo de Santander desde última hora de la tarde provocó el quinto desvío en algo más de un mes, que es el tiempo que lleva desconectado el viejo sistema de aproximación con niebla del aeropuerto Seve Ballesteros mientras avanzan los sofisticados trabajos para poner en marcha el nuevo. Según ha podido saber este periódico, el ILS (Sistema de Aterrizaje Instrumental) podría estar funcionando ya a principios de la próxima semana. Mientras tanto, si la capa de nubes se mantiene baja, no es descartable que la lista de vuelos afectados siga aumentando.

Así contado, el incidente vivido ayer jueves en el Seve Ballesteros no deja de ser un problema técnico de tipo 'menor'. Pero detrás, como ocurre siempre, están las historias de los que esperan con los ojos pegados a las pantallas a que el avión que les va a llevar a la 'Ciudad de la Luz' a pasar el fin de semana llegue en algún momento. En la cola hay 67 personas, con varias familias con niños que se van a Disneyland Paris. Debían tomar el vuelo Santander-París VY8505 de la compañía Vueling a las ocho y media de la tarde. Los más previsores llevaban en el aeropuerto desde antes de las siete. Y entonces comienzan los retrasos.

Anuncian que el avión saldría más tarde de lo previsto del aeropuerto parisino Charles de Gaulle. Primero el retraso es tres horas y luegode cuatro horas. La gente decide quedarse a esperar para no perder sus minivacaciones. Hora prevista del aterrizaje: 00.36 am -ya del viernes-. Muchos llevan ya seis horas en la terminal. Y cuando al fin acababa para ellos la larga espera, se anuncia que el avión no puede aterrizar por la niebla, después de sobrevolar hasta tres veces la capital cántabra, y que se desvía a Barcelona. En la Ciudad Condal se bajaron los pasajeros con destino a Santander (del vuelo VY8504, con 56 personas a bordo), y en Santander se quedaron los que se iban a ir a París porque la salida se canceló. Todos a hacer cola al stand de Vueling. Añaden media hora más de espera a que les atiendan.

Tenían varias opciones: olvidarse del planazo y volver a casa, o aceptar una de las alternativas que les dio la compañía: dormir en un hotel y reacoparse hoy a París vía Oviedo o Bilbao. Además, claro, de la posibilidad de cambiar el viaje para otro momento o la devolución del importe del billete. Hubo quien optó por coger el avión que salía de Bilbao a las siete de la mañana con transbordo en Barcelona para aterrizar en París a las tres de la tarde para no dar al traste por completo con el viaje a Disneyland. Familiares de pasajeros se ofrecieron a llevarlos a Bilbao en plena noche: más de 24 horas sin dormir para hacer un viaje que apenas dura dos.

En cuanto a los que aterrizaron en Barcelona, Vueling dispuso hotel para todos ellos y se les reacopló tanto en el Barcelona-Santander que hay a las 16.15 de esta tarde como en los vuelos a Bilbao que hay durante el día, con el viaje hasta Santander en autobús.

Es la quinta vez que ocurre

Este es el quinto avión que no puede aterrizar, o despegar, en el Seve Ballesteros, desde que se desconectó el viejo ILS, por lo que el número de vuelos afectados se eleva a una decena (la llegada y la salida). Hubo otros desvíos por la misma causa el 9 de abril, el 19 de mayo y hace solo tres días, el 7 de junio.

El aeródromo cántabro no es el único inmerso en esta 'transición' de ILS. Ocurre también en Galicia, donde se está renovando el sistema y sufren, por ello, las consecuencias en días de niebla.

Aaena lamenta las incidencias que provoca que el sistema esté desconectado, pero recuerda que es algo obligatorio para poner en marcha los nuevos aparatos, en los que se van a invertir más de un millón de euros. Además, insisten en que el aeropuerto cántabro es de los menos afectados por la niebla en general algo que confirman los expertos consultados y que se ha escogido precisamente esta época del año (a partir del 1 de abril) para la fase final de los trabajos que ya se iniciaron el año pasado porque en estos meses la posibilidad del fenómeno atmosférico es, por estadística, más reducida.

Además, Aena subraya que el aeropuerto cántabro no está a ciegas. De hecho, aunque no funcione el ILS existe otro sistema de ayuda a la navegación aérea por GPS, el Egnos, un procedimiento de aproximación tecnológica vía satélite, que facilita el guiado de las aeronaves con información de posición tanto horizontal como vertical, mejorando la precisión de diez a dos metros y emitiendo un mensaje de aviso que informa al piloto en caso de fallo o degradación de las prestaciones del sistema. Claro que para que un avión haga uso del Egnos debe estar equipado con la tecnología correspondiente.

Quedan ya pocos días para dejar atrás estas incidencias. Ya se han hecho los vuelos experimentales para calibrar el nuevo sistema y ahora mismo se están realizando pruebas de comunicación con la torre de control. Si todo va bien, la semana próxima el moderno ILS empezará a funcionar en el Seve Ballesteros.

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