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La ceremonia. Personalidades distinguidas con la Medalla y responsables institucionales y académicos, en un instante del acto de inauguración en el Paraninfo.
Nostalgia de una España mejor

Nostalgia de una España mejor

Inauguración del curso. La política de la concordia, el imperativo de una Europa fuerte y la necesidad de educar para garantizar la democracia, ideas claves de la ceremonia inaugural de los cursos 2016

j. c. rojo | m. martínez

Jueves, 30 de junio 2016, 07:23

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La UIMP asumió ayer en Santander la responsabilidad que se le supone a la universidad en tiempos convulsos como germen de entendimiento e ideas. De ahí que las voces de todos los presentes: los europeístas galardonados con la Medalla de Honor, Javier Solana y Marcelino Oreja; el responsable de la lección inaugural, el filósofo y escritor Fernando Savater; el ministro de Educación Íñigo Méndez de Vigo, así como los rectores de la Universidad de Cantabria (UC), Ángel Pazos, y de la UIMP, César Nombela, confluyeran en planteamientos afines: las que llaman al entendimiento político que precisa España para alcanzar un Gobierno estable; a la necesidad de cultivar los valores culturales de una sociedad que solo a través de la educación puede garantizar la libertad democrática; y a la obligación de continuar con la construcción europea pese al traspiés del 'Brexit'.

Ideas todas que hablaron de un futuro deseable que se acercaría más a las formas de hacer de antes. «Los tres que estamos hoy aquí», defendió Solana con la complicidad de Oreja y Savater, «que somos grandes amigos, podemos reflejar una imagen difusa de lo que fue una buena España», zanjó tras criticar el desdén político, incapaz de alcanzar acuerdos para dar a España un Gobierno. «Ya llevamos mucho tiempo, no diría perdido, pero sin un ejecutivo formal y los problemas que tiene este país son muchos y no se pueden dejar de afrontar», advirtió el físico y político español, que agradeció el reconocimiento de la universidad frente a un público donde faltaron los representantes políticos regionales, enfrascados en el Debate del Estado de la Región.

Sí estuvo presente la directora General de Cultura, Marina Bolado; el expresidente regional, José Joaquín Martínez Sieso, así como los representantes de la Universidad del Atlántico y de otras instituciones colaboradoras con la UIMP como Banco Santander o El Diario Montañés, representado por su presidente, Luis Revenga, y su director, Íñigo Noriega.

La misma Medalla de Honor distinguió a Marcelino Oreja, jurista, político, diplomático, que también tiñó de europeísmo y de nostalgia de la Transición su discurso de agradecimiento. «Hay asuntos de Estado que requieren del acuerdo de todos los partidos políticos, y los partidos políticos tienen la obligación de ponerse de acuerdo, porque es lo que pide España y los españoles».

Educación para la democracia

Oreja aludió después a su etapa en el Consejo de Europa, del que fue secretario a mediados de los ochenta. Describió la institución, nacida tras la Segunda Guerra Mundial, como un espacio de «derechos y libertades».

Entonces las motivaciones políticas eran otras. Miraban menos el interés partidario y más el bien común. Pensaban en los ciudadanos como individuos participantes de la democracia, algo que aprovechó Fernando Savater para reflexionar sobre el papel crucial de la educación para garantizar la verdadera libertad. «Necesitamos educación en defensa propia de la democracia», apuntó. «Educación de ciudadanos, más allá de las meras destrezas laborales. Formación que construya sociedades críticas, que sepan cuándo hay que obedecer y cuándo disentir. Que exijan explicaciones razonadas y den capacidad de juicio». Savater, que tuvo palabras para recordar a su mujer fallecida, Sara Torres, «la persona que más he querido en el mundo», puntualizó que en ese maremagnun de argumentos de quienes dicen luchar por la libertad, salva exclusivamente a aquellos que trabajan por erradicar la miseria y la ignorancia. «Es la única manera de luchar por la verdadera democracia». «Nada tiene esto que ver con el populismo que trata de enfrentar a una mitad contra la otra», lanzó como guiño contra los poderes políticos que amenazan en media Europa con «destruir sin tener una capacidad sólida después de construir», denunció.

El ministro de Educación recogió el guante de Marcelino Oreja al final del acto. El veterano político, que en su intervención había aludido a sus entrañables visitas a La Magdalena con el hoy ministro, recibió el halago de Méndez de Vigo cuando éste alabó las figuras de los premiados como personas que son «los buenos», y que lo «son porque han hecho». En segundo lugar, el responsable en funciones de la cartera de Cultura apeló a ese 'espíritu de concordia' que imperó en los partidos, en los despachos y en la sociedad para enfrentar el paso de la dictadura a la democracia. En su discurso, citó a Zweig, Apollinaire y se centró en la brecha abierta por el 'Brexit'. Se declaró «apenado», pero animó a argumentar con más ahínco y a trabajar por reforzar la unión.

El futuro de las universidades

Llegó después el tiempo de intervención de los representantes de sendas instituciones académicas, por un lado la Universidad de Cantabria y por el otro la UIMP. Ángel Pazos, rector de la UC, se estrenó este año en la apertura de curso. Además de asegurar que la sintonía entre la universidad que dirige y la UIMP «no hará más que crecer», también defendió la idea de Europa por encima de las «tentaciones de pensar que las soberanías pequeñas pueden afrontar los grandes retos de estos tiempos». Pazos abogó por «más autocrítica, competitividad, transparencia y utilidad a la sociedad», a la que pidió «fondos suficientes» para que esas instituciones académicas desarrollen su labor con «calidad».

Su discurso también fue una defensa del papel social de los campus, centrados sobre todo en la producción de conocimiento y en el esfuerzo que debe aumentar para traducir todos esos avances en innovación que sirva para mejorar el tejido productivo nacional.

Un proceso que debe nacer en el laboratorio y que puede extenderse al mundo, como bien expresó el rector César Nombela para poner en valor la dimensión local y a la vez global de una institución, la UIMP, que alcanzará este año los 2.000 ponentes repartidos en las 15 semanas de cursos, que se celebrarán a lo largo de todo el verano. «La vocación de esta institución seguirá siendo la de canalizar la actividad formativa de miles de estudiantes en todas las materias posibles, científicas y artísticas», «para seguir sirviendo como un espacio propio de la conciencia universitaria española».

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