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María Teresa Castillo defiende los estudios de FP.
"Que los alumnos de FP no valen para estudiar es una gran mentira"

"Que los alumnos de FP no valen para estudiar es una gran mentira"

La cántabra María Teresa Castillo obtiene, a los 43 años, el Premio Nacional de Formación Profesional por su brillante trayectoria académica en la rama de Imagen Personal

José María Gutiérrez

Jueves, 14 de julio 2016, 12:54

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«Me encanta aprender», destaca María Teresa Castillo. Su variada trayectoria es el mejor respaldo de estas palabras y una demostración de que cualquier época es buena. La torrelaveguense acaba de recibir el Premio Nacional de Formación Profesional de Grado Superior de la familia de Imagen Personal, ciclo que cursó en el IES Zapatón. Lo recibe con 43 años, casada, madre de Lucía, una niña de 12, y trabajando como dependienta de El Corte Inglés, un perfil que se aleja del prototipo de estudiante de FP que cualquiera puede imaginar. «Estoy muy, muy contenta, ha sido una sorpresa. Es un reconocimiento al esfuerzo y a dar lo mejor de mí», valora sobre un premio que, al margen de la dotación económica de 1.200 euros, le permite abrir puertas que «de otra manera no se te abrirían».

Castillo obtuvo anteriormente el Premio Extraordinario de FP en su fase regional, junto a otros 21 estudiantes, al haber obtenido una puntuación superior a los 8,5 puntos de media en su expediente académico, lo que la permitió optar a los galardones nacionales, que ahora también ya figuran en su currículum. «Es el año de la cosecha después de la siembra, pero para mí lo realmente importante es la satisfacción a nivel personal, el sentirte a gusto por lo que estás haciendo. Y si a eso añades un reconocimiento de este tipo, pues es maravilloso», explica Castillo, defensora sin ambages de una FP siempre puesta en duda. «Sales completamente preparado para trabajar, con una formación variada que luego puedes especializar. Las etiquetas son creencias limitantes y esa de que los alumnos de Formación Profesional no valen para estudiar es una gran mentira, hay gente con mucho talento», subraya. Por ello, alaba la FP pública y a sus profesores, a quien agradece las lecciones recibidas, que «van más allá de las que vienen en los libros». Y por encima de todos recuerda a su padre que quedó tetrapléjico a causa de un accidente como su «mejor» maestro: «Él perdió sus alas para cedérmelas a mí», destaca.

Belleza interior

Detrás de la denominación que da nombre al ciclo formativo de Imagen Personal, Castillo destaca las muchas asignaturas que trabajan no solo la belleza exterior, sino la interior. «Sí, había peluquería, maquillaje, etc, pero también asignaturas de comunicación, autoestima, relaciones en el entorno de trabajo, liderazgo, que me gustaron mucho, sobre todo trabajar esa confianza en uno mismo».

María Teresa Castillo reconoce que, de adolescente, no fue una alumna brillante, «sino de septiembre». Relata que destacaba en las ramas artísticas, en Educación Física... Después, comenzó su trayectoria en FP, mucho más destacada, en la que, además de su camino en la vida, se ha encontrado a sí misma firmando una historia de constante superación personal. Primero se formó como Auxiliar Administrativo; luego continuó con Informática, pero «me di cuenta de que no era lo mío». Sus siguientes pasos se encaminaron hacia técnico de Anatomía Patológica y ejerció en el hospital de Laredo. «Pongo mucha ilusión y entusiasmo en todo lo que hago», resume como nexo común entre sus múltiples vocaciones.

En 1999 comenzó a trabajar en El Corte Inglés como dependienta de la zona de moda, pero sin descuidar sus aspiraciones didácticas, ya que estuvo diez años formándose en diversas disciplinas de crecimiento personal. «Fue un viaje interior muy enriquecedor», comenta. «Si quieres liderar algún proyecto, debes liderar primero tu propia vida», añade. Y de repente, apareció en su vida ese ciclo formativo de Imagen Personal que tantas alegrías la ha dado. «La vida es una toma de decisiones constante y estaba en un momento que quería evolucionar profesionalmente. Pensé que era una formación que me vendría muy bien para mi trabajo en El Corte Inglés para asesorar mejor a las clientas y quién sabe si también para el futuro», reflexiona. Y apostó fuerte por ello, porque redujo su jornada laboral para poder compatibilizar de la mejor forma posible su trabajo, estos estudios, de carácter presencial, y el cuidado de su hija. «Arriesgué a cotizar menos, a ganar menos, a cambio de una búsqueda de uno mismo... Y acerté», recuerda.

El futuro

¿Y ahora qué? Castillo sabe que este Premio Nacional le abre algunas puertas que de otra forma sería imposible derribar. Por el momento proyecta abrir una asesoría de imagen personal, junto a otros socios, para compartir sus conocimientos entre aquellos que los puedan necesitar. También quiere ofrecer conferencias y talleres sobre colorimetría, especialidad de la que acaba de formarse en Barcelona; y tiene en mente un proyecto sobre la autoestima en la adolescencia a desarrollar en los institutos, continuidad de una experiencia que ya desarrolló en el Centro de Educación Especial Fernando Arce. ¿Qué mensaje trasladaría a los jóvenes? «Que tenemos que quitarnos máscaras para desarrollar nuestra propia identidad y que el mejor complemento siempre será una sonrisa», contesta. Y a los 50 años se ve cursando una carrera en la universidad...

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