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Víctor Puente
Martes, 4 de octubre 2016, 19:49
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Les sentó como un jarro de agua de fría en pleno verano que la Consejería no contará con ellos para elaborar el nuevo calendario escolar (una semana de vacaciones cada dos meses lectivos). Tras las disculpas de Ramón Ruiz, la Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos (FAPA) pasó por el aro al aceptar recomponer el horario lectivo de los escolares casi bajo la bocina. Pero su consentimiento llevaba matices. El adelanto de las pruebas extraordinarias de septiembre a junio; poner fin a la jornada reducida de septiembre y junio; mantener el servicio de comedor en septiembre, junio y vacaciones "en las mismas condiciones que el resto del año", y la apertura de los centros durante las semanas no lectivas que tenga el curso.
De todas esas promesas, FAPA recuerda en su balance del comienzo de curso que la Consejería solo han cumplido una, la de adelantar los exámenes de recuperación de septiembre a junio. El balance desprende cabreo y exige hechos.
Leticia Cardenal, presidenta del colectivo que representa a los padres de la pública, quiso adelantarse a la primera reunión del curso que celebrará el Consejo Escolar este jueves, que es donde se analizará el asunto, para reclamar a bombo y platillo que se ponga fin a la jornada reducida de septiembre y junio para que en los centros con jornada continua, que según asegura son "el 80%", los niños salgan del colegio a las 14.00 horas en lugar de las 12.30 horas. "Aún no se ha abierto ningún proceso de negociación", se queja.
De lo que también se quejan estos padres es que el servicio de comedor de los centros no está funcionando como les habían prometido: en septiembre, junio y vacaciones, en las mismas condiciones que el resto del año. Pero la realidad, según FAPA, es otra. Dicen que la administración ha establecido unos requisitos "inaceptables", como un número mínimo de 25 niños para ofrecer el servicio y una "precipitación y una falta de planificación que han hecho que la mayoría de los centros no hayan podido abrir el comedor en septiembre como se había acordado".
La misma "falta de planificación" que no permitió comenzar el curso en fecha, tal y como planteaba el nuevo calendario ideado por el consejero socialista Ramón Ruiz. FAPA ha aprovechado la retahíla de reproches para recordar también ese error de cálculo. "El inicio del curso se ha desarrollado de manera normal en Infantil y Primaria, pero en Secundaria la falta de previsión de la Consejería ha hecho que el inicio de las clases se retrasara en la mayoría de los casos al menos una semana en un curso que ya de por sí será complicado por el adelanto de las evaluaciones de septiembre a junio". Las palabras de Cardenal desprendían enfado por los cuatro costados.
Un enojo acrecentado por la que pueda ocurrir en la primera semana de vacaciones que el nuevo calendario marca en noviembre. La idea de la Consejería es implantar algún tipo de medida conciliadora para apaciguar los ánimos entre los padres. Todo apunta que seguirán el modelo de los comedores escolares que se abrieron el curso pasado durante los periodos no lectivos. Sin embargo, éstos no han recibido "aún" información alguna del departamento que dirige Ramón Ruiz. Su reclamo es evidente. Abrir los centros pero "cuatro o cinco colegios en Santander, uno en Astillero y otro en Torrelavega como hasta ahora, no es válido porque deja muchas zonas de Cantabria sin atención", avisan desde FAPA.
El modelo de banco de libros no funciona
Pero el balance crítico de los padres no acaba aquí. Otra de las novedades del curso recién estrenado es la implantación del modelo universal de banco de libros, un sistema con el que se quiere potenciar los denominados fondos de libros universales, que sustituirán a las ayudas individuales para la compra de material. Sin embargo, el innovador sistema de momento no contenta a las familias.
"En algunos centros no ha estado a la altura de las circunstancias. Algunos equipos directivos les ha faltado criterio y sensibilidad. Y la ausencia de vigilancia y control de la Consejería sobre el desarrollo y aplicación de los reglamentos de los bancos de recursos ha hecho el resto", critica Cardenal.
Desde FAPA explican que hay centros en los que no se ha pagado nada frente a otros que han llegado a los 150 euros. Dicen que sólo un 10% han incluido todos los libros y materiales; en el 55% han incluido sólo los libros y en un 35% sólo una parte de ellos. Los datos del colectivo concluyen que "en algunos centros los alumnos no han pagado todos lo mismo, pese a que estaba establecido que pagasen todos por igual".
FAPA ha aprovechado la presencia de los medios de comunicación en su sede para anunciar que se sumarán a la convocatoria nacional de huelga del día 26 contra las reválidas y recordar que han puesto en marcha una campaña contra los deberes, en la que animarán a las familias a que sus hijos no realicen las tareas escolares durante los fines de semana de noviembre.
También han pedido a la Consejería que atienda las denuncias que se interponen ante la Inspección educativa y que "no son contestadas", y pone como ejemplo las relacionadas con el cobro en centros con proyectos PIPO por actividades que deberían ser gratuitas. Critican también la eliminación de dotación económica a los centros PIPO y la "nula información" a las familias.
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