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La gran escalinata del Club Español da acceso a los locales que ocupan las sociedades regionales.
Un pequeño rincón de Cantabria en la ciudad cuna de la bandera argentina
Rosario

Un pequeño rincón de Cantabria en la ciudad cuna de la bandera argentina

La juventud de los grupos de baile es la gran y única esperanza de un relevo generacional que asegure la continuidad del centro

J. M. Teja

Sábado, 24 de diciembre 2016, 07:52

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"Un par de veces al año un coche negro con los cristales tintados, gama alta, se asoma en la esquina de Ayacucho y circula despacito por la calle Estado de Israel hasta pararse unos segundos en la puerta del número 525 antes de seguir camino y desaparecer por Primero de Mayo en busca de la Avenida Uriburu. Los vecinos están convencidos de que el auto lo maneja Lio, el hijo de Jorge y de la Puchi, que regresa a su casa natal, aunque nunca se baja". Lio, a quien el reportaje periodístico hace mención, es Lionel Andrés Messi, más conocido en España como Leo Messi. El barrio donde nació es futbolero, y allí se puede ver un gran mural del Rosario Central, el club de "los canallas", aunque los Messi son "leprosos", es decir, seguidores del Newell's Old Boys, el otro equipo de la ciudad, en el que destacaba el defensa Ezequiel Garay antes de fichar por el Racing de Santander.

Centro Cántabro de Rosario (Argentina)

  • Fundación

  • 8 de noviembre de 1995.

  • Dirección

  • Club Español. Rioja, 1052 - 2000 Rosario (Argentina).

  • Presidenta

  • Josefina Sánchez Lanza.

  • Número de Socios

  • 70

  • Cántabros en Argentina

  • 3.200.

  • Instalaciones

  • Ocupa un pequeño local dentro de las instalaciones del Club Español. Destacan entre sus actividades la participación en la Feria de las Colectividades, la celebración de la Bien Aparecida y conferencias y proyección de documentales sobre Cantabria. Cuentan con un coro de treinta y siete voces y dos cuerpos de baile, de niños y de adultos, integrados mayoritariamente por mujeres.

  • Teléfono

  • 00 54 341 421 6982

  • Correos

  • ccantabro@hotmail.com

Messi, hoy considerado el mejor jugador del mundo, debía tener ocho años, y ya gambeteaba en el potrero, cuando a unos pocos kilómetros de distancia en línea recta vía Sarmiento, en el número 1052 de la calle Rioja, un grupo de montañeses fundaba el Centro Cántabro. Su sede estaba en el Club Español, situado a menos de diez minutos a pie del número 480 de la calle Entre Ríos, el lugar de nacimiento de Ernesto "Che" Guevara, muy cerca también del imponente Monumento a la Bandera y del Club Náutico, desde donde nos asomamos al Paraná, uno de los grandes ríos de América del Sur. Rosario, al sureste de la provincia de Santa Fe, es la tercera ciudad argentina, con un millón de habitantes. Solamente le supera la capital del país y Córdoba, y es conocida como la Cuna de la Bandera. Para llegar desde Buenos Aires, a unos trescientos kilómetros de distancia, se puede coger un avión o recorrer en coche las llanuras de la Pampa Alta, aunque también cabe la opción del tren, más barata pero menos recomendable por su larga duración.

Era el mes de diciembre de 1995 cuando el santanderino José Martínez Payno, profesor contratado en el Colegio Español de Rosario, fue elegido primer presidente del recién creado Centro Cántabro, puesto en el que permaneció hasta que regresó a Santander, dos años más tarde, concluida su etapa docente. Tomó el relevo Josefina Sánchez Lanza, también santanderina, quien aún continúa en el cargo. Josefina llegó a Rosario en 1949, después de una travesía de catorce días en barco, y estuvo diecisiete años seguidos sin volver a España. En Argentina se dedicó a la enseñanza, se casó, tuvo una hija y dos nietas, y hoy, a unos jóvenes ochenta años, su tiempo lo ocupa su familia y la sociedad montañesa. Viene a Cantabria siempre que puede, participó este pasado verano en la reunión de las casas regionales celebrada en el Palacio de la Magdalena, se asombra ante los cambios y dice que "Santander es una ciudad preciosa. Cuídenla".

El gran problema del Centro Cántabro es la avanzada edad de su núcleo directivo, formado desde su fundación por las mismas personas, con escasos cambios, y también de los socios. "Por eso no podemos pensar en el futuro sino vivir el presente. El futuro no lo veo, porque no veo tampoco un relevo", afirma Josefina, aunque disimula su obligada resignación con una amplia sonrisa. "Seguramente, la media de edad de nuestra gente no baja de los setenta años. Hay que tener en cuenta que la emigración a Rosario se detuvo alrededor del año 53 ó 54 del pasado siglo". Quienes llegaban se dedicaban preferentemente a la ganadería y a la agricultura "y todos los cántabros que trabajaron, triunfaron". Hoy, según Josefina, se ha perdido mucha de la riqueza que llegó a tener Rosario y ha descendido el nivel de vida como resultado de unas políticas poco adecuadas.

La confusión entre Calabria y Cantabria

  • trabajo

  • La región de Calabria, fácilmente reconocible porque forma la punta de la bota de la península italiana, es la culpable de que los montañeses establecidos en Rosario no le dieran el nombre de su tierra de origen al centro creado. Los socios fundadores, en principio, convinieron en llamarlo Casa de Cantabria por acuerdo unánime, pero si bien en el Club Español, donde tienen su sede, no existía ningún problema, en otros lugares surgía el equívoco "¿Ha dicho usted Casa de Calabria?". "No señor, he dicho Casa de Cantabria". Como no era cuestión de aclararlo una y otra vez, y dado que a los rosarinos les suena más Calabria, se optó finalmente por denominarlo Centro Cántabro. Si fonéticamente Calabria y Cantabria pueden dar lugar a confusiones, cántabro y calabrés nada tienen que ver.

Amplia actividad

La captación de socios potenciales para el Centro Cántabro se hizo mediante la colaboración del Consulado, a través del registro de empadronamiento, y examinando también los documentos que custodia la Embajada en Santa Fe para que los residentes en el extranjero puedan votar en las elecciones generales españolas. Ya con las listas en su poder, se hizo un llamamiento público citando a todos los naturales de Cantabria o sus descendientes en el Club Español. Juan Manuel Quintana, Ángeles Arredondo, Hugo Llamosas, Josefina Sánchez, José Payno y Alberto Padró fueron las personas encargadas de concretar la iniciativa. A esa primera reunión, celebrada en noviembre de 1995, acudieron cuarenta y tres personas. Un mes después, consolidado el proyecto, se celebró una asamblea extraordinaria en la que nació oficialmente el Centro Cántabro, aunque la idea inicial era llamarlo Casa de Cantabria. Entre sus objetivos figuraban el mantenimiento de los vínculos con Cantabria, la divulgación de su cultura, folclore y tradiciones, así como la organización de exposiciones, certámenes, conferencias y reuniones, aunque tienen que luchar contra el hecho cierto de que "Cantabria es una región poco nombrada aquí", donde suenan, sobre todo, las comunidades autónomas de Galicia, Cataluña y País Vasco.

Más de doscientas cincuenta personas asistieron a la puesta de largo de la sociedad, en la que estuvo invitado el cónsul de España. De entonces acá, el pequeño número de montañeses, fuerte y unido, se hace notar a través de una actividad creciente: edita un boletín con las noticias del centro, participa en la Feria de las Colectividades en las que cada sociedad española exhibe lo más característico de su región de origen e intervienen también todas las casas regionales de los diversos países del mundo representados en Rosario, celebran la Bien Aparecida, imparten conferencias, proyectan videos sobre Cantabria y mantienen vivo el recuerdo de su tierra. Hasta ahora realizaban intercambios culturales con el Centro Montañés de Buenos Aires, pero, según explica Josefina, "hoy en día los contactos son menores por razones económicas". La Feria de las Colectividades ha contribuido en buena medida a un mayor conocimiento de Cantabria.

Difícil continuidad

El Centro Cántabro ocupa un pequeño local en el majestuoso edificio del Club Español, una joya de estilo modernista catalán construido en 1916 y declarado Monumento Histórico Nacional. Comparte las instalaciones con las casas regionales de Aragón, Castilla, Madrid y Baleares. La pequeña subvención anual que recibe del Gobierno de Cantabria, básica para su supervivencia "sin ella tendríamos que echar el cierre" junto a las cuotas mínimas que pagan sus asociados, les permiten mantener el centro y sostener también el funcionamiento de una escuela de baile en la que Marcela, la profesora, que tuvo una academia en Buenos Aires, ha formado dos grupos, el primero de ellos integrado por jóvenes de once a dieciséis años y el otro de dieciséis en adelante, formado casi exclusivamente por mujeres. Lo mismo sucede con el coro de treinta y siete voces, de las que solamente cinco son hombres.

Josefina Sánchez, emocionada en una reciente visita a Peñacastillo, considera que esa es la gran y única esperanza de futuro: conseguir que los jóvenes de los cuerpos de baile, quienes actúan con éxito en diversos escenarios de la ciudad, se impliquen más y mejor en el funcionamiento del centro, y si no ya los naturales de Cantabria, sean sus descendientes quienes aseguren la continuidad.

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