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La saturación de los hospitales se repite en todas las comunidades sacudidas por la epidemia de gripe.
"Es imposible impedir el atasco hospitalario si las urgencias se disparan en poco tiempo"

"Es imposible impedir el atasco hospitalario si las urgencias se disparan en poco tiempo"

La prevención y el uso "adecuado" de los recursos sanitarios son la receta de los expertos frente a un problema con "muchas aristas"

Ana Rosa García

Domingo, 15 de enero 2017, 08:03

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El estallido anticipado de la gripe, con una propagación veloz, ha puesto en jaque al sistema sanitario de media España, que ya lidiaba con las consecuencias de otras patologías invernales. La escena de los servicios de Urgencias abarrotados de pacientes, que esperan durante horas a que queden camas libres para su ingreso, se repite en todos los hospitales de las comunidades autónomas sacudidas por la epidemia gripal y por el resto de cuadros respiratorios que la preceden. Al pie de esas camillas y en las conversaciones de la calle hay una batería de preguntas en el aire: ¿Por qué ocurre esta situación cada invierno si se sabe que va a llegar? ¿No se puede evitar esta saturación? ¿Falta previsión, concienciación ciudadana, presupuesto o paciencia? Los expertos coinciden en que la solución «no es fácil». «Es un problema con muchas aristas», subraya el gerente de Valdecilla, Julio Pascual.

"Estamos saturados, es inviable que un médico vea cien pacientes al día"

  • El equipo del SUAP deElAlisal no puede más. «Estamos saturados, es inviable que un médico tenga que ver cien pacientes al día», denuncia. El sábado pasado llegaron al récord de los 258 casos, a repartir «entre «dos facultativos y medio», porque este último no cubre la jornada de 24 horas, sino que termina a las 10 de la noche. Por eso, los médicos han saltado como un resorte cuando la consejera de Sanidad,María Luisa Real, hizo un llamamiento a utilizar los servicios de Urgencias de Atención Primaria para no colapsar los hospitales, asegurando que concretamente la plantilla de ElAlisal ya se había reforzado.

  • «Aquí estamos los mismos de siempre, que soportamos desde hace mucho tiempo una carga de trabajo que no es normal. Desde la Gerencia del SCS nos dijeron que iban a buscar soluciones, pero seguimos igual. Y encima ahora, la demanda es brutal», se queja el equipo médico. «Entendemos que muchos pacientes deben acudir al centro de salud en lugar de al hospital, pero si se ofrece un servicio de Urgencias y se quiere garantizar que se da con calidad asistencial se tienen que poner los medios necesarios, tanto físicos como de personal. Todos tenemos muy buena voluntad y predisposición, pero hemos llegado a un nivel de estrés insoportable».

  • Por ello, los profesionales del SUAP que más demanda tiene de toda Cantabria piden a Sanidad que atienda a su situación «y nos refuerce de verdad. Estamos en una zona urbana, con una población muy demandante de asistencia, y damos cobertura también a Bezana, lo que supone atender a siete residencias de ancianos», apuntan. Es por eso que dejan claro que «el médico y la enfermera dedicados a atención domiciliaria, que la Gerencia siempre contabiliza como parte del equipo, en la práctica pasan más tiempo fuera que en el centro de salud».

Las fórmulas para minimizar sus efectos ya están inventadas, aunque nada funciona si no cambian los mimbres. «Es imposible impedir el atasco hospitalario si se disparan las urgencias en poco tiempo». Una afirmación en la que coinciden su predecesor en el cargo durante la legislatura popular, César Pascual, que en la actualidad está al frente de la Dirección General de Coordinación de la Asistencia Sanitaria de la Comunidad de Madrid; y el gerente del Servicio Cántabro de Salud (SCS), Julián Pérez Gil, que recurre a un símil ilustrativo: «Hasta la mejor de las carreteras sufre retenciones en momentos de intensa actividad de tráfico, como es una operación retorno de vacaciones o un fuente festivo; y eso no significa que haya que cambiarla». Con ello, sostiene que «lo que no podemos hacer es sobredimensionar la capacidad de los hospitales (más camas y plantilla) por lo que pueda pasar un mes al año». En su defecto, la alternativa pasa por adoptar decisiones puntuales para evitar el bloqueo en la puerta de entrada al sistema hospitalario, que son las Urgencias. Una congestión que es la consecuencia más visible de que los centros sanitarios están al máximo de su capacidad. «Siempre va a haber momentos en los que se sature, ocurre en todos los países, y también en época de bonanza económica», dice Pérez.

De ahí que la receta de los expertos comience por insistir en la prevención (la vacunación antigripal es la clave), continúe por el llamamiento a la población sobre el uso «adecuado» de los recursos sanitarios y finalice con medidas de choque a nivel organizativo, siempre teniendo en cuenta «los márgenes de presupuesto de la Sanidad pública». Porque «no cabe duda de que esto se resuelve con dinero», asegura César Pascual. «Si tienes una dotación presupuestaria potente, que te permita contratar personal y meter recursos adicionales, los follones se minimizan».

Pero para determinar si esa inversión estaría justificada aporta un dato revelador: «Desde que comenzó la epidemia hemos tenido un incremento de las urgencias del 50%, pero el 80% de ellas no eran urgencias, es gente que no debería haber acudido al hospital porque no tenían complicaciones graves». En definitiva, podían haberse resuelto consultando a su médico de cabecera o en Urgencias de Atención Primaria (SUAP). «Lo ideal sería que a Valdecilla viniera quien realmente lo necesita», señala Julio Pascual.

Pero «uno de los problemas de este hospital, a diferencia de otros, es que, además de su ubicación (está muy accesible), existe mucha tradición de acudir a Urgencias, y nos tenemos que concienciar de que parte de esa demanda se puede solventar en los SUAP». Es más, Pérez Gil recuerda que, «para quienes no tienen ninguna enfermedad asociada, la gripe no supone riesgos en absoluto, por lo que deben tener consideración a la hora de acudir al médico». Incluso, añade, una llamada al teléfono del Consejo Sanitario (942 315 888) habilitado recientemente por el SCS sería suficiente para saber las pautas de tratamiento (beber líquidos, reposo y antitérmicos).

«La vacunación es clave»

Tomás Cobo, presidente del Colegio de Médicos de Cantabria, insiste «en la importancia de la vacunación, tanto entre la población general como entre los sanitarios. Se debería hacer más divulgación en este sentido, porque aunque la gripe impacta más en personas con enfermedades crónicas, los sanos hacemos de transmisores, favoreciendo la propagación del virus». También el gerente del SCS opina que este tipo de crisis epidemiológicas «nos tiene que servir para que la gente se vacune más en los años siguientes». A lo que Cobo añade que «también hay que aprender de estas situaciones para agilizar protocolos y disponer de espacios interdisciplinares que en un determinado momento de masiva afluencia puedan reconvertirse para atender a los pacientes. Pero no hay grandes medidas que puedan evitar esto, más allá de atajar el origen a través de la vacunación y de medidas de higiene para evitar contagios».

No en vano, «dos tercios de la gente que está ingresando en Valdecilla está sin vacunar y tenemos bastante personal sanitario de baja por gripe», apunta Julio Pascual, con las «dificultades añadidas» de encontrar sustitutos de determinadas especialidades. Además del lavado frecuente de manos, Pérez Gil apuesta por «el uso de mascarillas, un hábito que los asiáticos, por ejemplo, tienen asumido como algo absolutamente normal y que en España no se tiene por ese sentido del ridículo tan impregnado que tenemos».

Pero cuando tanto la pata de la prevención (y eso que Cantabria fue una de las primeras comunidades en iniciar la campaña de vacunación) como la de la concienciación cojean, a los gestores sólo les resta intentar combatir sus efectos. Primero ampliando el número de camas (Sierrallana ha abierto una planta de reserva, Laredo ha activado su plan de contingencia y Valdecilla ha empezado a doblar habitaciones individuales) y reforzando el personal. Otra de las medidas que se potencia en momentos críticos como este es reducir la cirugía programada (intervenciones quirúrgicas que conllevan un postoperatorio e ingreso en planta) y sustituirla por la cirugía mayor ambulatoria, en la que el paciente llega por la mañana, es operado y duerme en su casa, así que no ocupa cama en el hospital. Eso es precisamente lo que está haciendo Valdecilla desde el miércoles. En este sentido, Pérez reconoce que «tenemos que programar directamente más cirugía sin ingreso cuando se espera que la cosa se va a complicar». La hospitalización domiciliaria es otro de los recursos que se quiere potenciar. Como novedad, este fin de semana se agilizarán altas, ampliando las guardias médicas, para frenar con ello el atasco frecuente del comienzo de semana.

Atención a los frágiles

Las imágenes de las Urgencias abarrotadas muestran a las claras el perfil más sacudido por los virus respiratorios y la gripe: los pacientes crónicos de edad avanzada. Como experta en gestión sanitaria, Rosamaría Alberdi, la primera enfermera española Doctora Honoris Causa, defiende que «lo primero que hay que hacer es prever el agravamiento de estos enfermos, a través de un sistema de detección rápida en Atención Primaria y en constante coordinación con los hospitales, de tal forma que se les ofrezcan consultas rápidas y ejecutivas que impidan que acaben en Urgencias». Ese es precisamente el reto del plan de atención a la cronicidad de Cantabria, que ya ha dado sus primeros pasos. «Ya tenemos identificados a los más de 7.000 pacientes pluripatológicos que hay en la región, de cara al año que viene nos aseguraremos, a través de un control exhaustivo, de que se vacunen. De otro lado, confiamos en tener consolidada para el año que viene la Unidad de Frágiles y que puedan ingresar como si fueran pacientes 'vip'».

No obstante, César Pascual, exgerente de Valdecilla, destaca también «el contacto directo con las residencias de mayores y visitas médicas para controlar la evolución de los usuarios» y la «ventaja de disponer de hospitales de apoyo». Por eso, no comparte la decisión de la Gerencia actual de prescindir de la planta de Geriatría de Liencres. «Es evidente que es muy caro mantener un hospital con tan baja ocupación en previsión del bloqueo y la necesidad de más camas durante el invierno, pero se le podría haber dado otra utilidad para hacerlo rentable». En cambio, Pérez Gil insiste en que «Valdecilla está perfectamente cubierto en número de camas y de personal, y tiene capacidad de mejora, ya que la estancia media es un poco alta y la tasa de cirugía mayor ambulatoria puede ser mayor»; y mantiene el acierto del traslado de Liencres: «Hemos evitado a los pacientes el paseo en ambulancia hasta allí».

Como conclusión, Alberdi subraya que «soluciones hay, nos enfrentamos a un cambio grande del modelo asistencial por el progresivo envejecimiento poblacional, se está trabajando en esa línea, pero hay mucho camino por andar».

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