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Directivos y socios con las banderas delante de la entrada principal del Centro Cultural.
La necesidad de un auxilio común creó la casa regional más próxima y antigua
BARACALDO

La necesidad de un auxilio común creó la casa regional más próxima y antigua

Fundado hace 107 años, el primer centro en España y segundo en el mundo mantiene su identidad y conoce hoy un nuevo impulso

J. Martínez Teja

Domingo, 22 de enero 2017, 19:48

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La distancia en línea recta entre Ontón, el lugar cántabro más cercano a Vizcaya, y Baracaldo no llega a los dieciséis kilómetros. Como para evitar incomodidades y riesgos innecesarios es preferible el viaje por autopista, debemos añadir cinco kilómetros más al trayecto para una suma total de veintiún kilómetros, es decir, unos dieciocho minutos en coche. Si los puntos a considerar son Santander, la capital de Cantabria, y Baracaldo, el recorrido será de poco más de sesenta y ocho kilómetros en línea recta y unos noventa y cinco por carretera. No es ilógico, por tanto, que haya quien se pregunte el porqué de la existencia de un centro regional tan próximo, por mucho fervor cántabro que puedan albergar sus socios. Pero las causas son otras. Si bien la creación de un alto porcentaje de las sociedades montañesas se basan en el recuerdo, la preservación y la enseñanza de la cultura y tradiciones de la tierra natal, el origen de las más antiguas se fundamenta en la necesidad del auxilio común y la unión con fines de protección y amparo social. Por ello, su primer nombre fue el de Sociedad de Socorros Mutuos del Centro Montañés en Baracaldo y sus contornos.

Centro Cultural de Cantabria en Baracaldo

  • Fundación

  • 13 de julio de 1909.

  • Dirección

  • Quevedo, 2 y 4 48001. Baracaldo.

  • Presidente

  • Antonio Dosal González.

  • Número de socios

  • 105

  • Cántabros en Baracaldo

  • Unas 2.000 familias.

  • Instalaciones y actividades

  • Disponen de un local en propiedad de unos 160 metros cuadrados, con oficinas y un bar de uso exclusivo de los socios. Entre sus actividades destacan la celebración de una Semana Cultural en honor de la Bien Aparecida, bailes de salón, clases de pintura para los niños, juegos de mesa (mus, tute, brisca y flor), conciertos de coros cántabros y de otras regiones en el Centro Cívico Clara Campoamor, presentaciones de libros, conferencias y excursiones a distintos puntos de Cantabria. Organizan una comida popular al mes para los miembros de la Casa. Asimismo, editan un boletín informativo con el nombre del centro. Están integrados en la Federación de Casas Regionales de Baracaldo.

  • Teléfono

  • 658 708 034.

  • Correo electrónico

  • cccantabriabarakaldo@yahoo.es

En los primeros años del siglo XX no existía nada parecido a la Seguridad Social, no se recibía asistencia estatal ni sanitaria de ningún tipo y quien no podía trabajar no cobraba, por lo que la Casa decidió implantar una cuota entre sus asociados para ayudar a los que, por enfermedad, causaban baja. No pocas situaciones familiares difíciles fueron resueltas de este modo.

Fundado en 1909 en el domicilio particular de José Marroquín, el Centro Cultural de Cantabria en Baracaldo, que ha conocido distintas sedes, es el más antiguo de cuantos continúan activos en España y el segundo del mundo, solamente superado por la Sociedad Montañesa de Beneficencia de La Habana (1883). Sus fines fundacionales se mantuvieron hasta bien entrado el año 1975, en el que una vez disuelta la Sociedad de Socorros Mutuos, ya que carecía de sentido el mantenimiento de una institución de estas características, sus bienes fueron entregados a la Diputación Provincial de Santander, como ordenaban sus estatutos, y esta, a su vez, los donó a la naciente Casa. La nueva denominación supuso un cambio en sus objetivos, que dejaron de ser asistenciales y benéficos para pasar a tener un marcado carácter lúdico, de estudio, cultura, folclore y difusión de los valores y costumbres de Cantabria.

La industria vizcaína

Quienes buscaban trabajo por entonces en Vizcaya no eran precisamente los más ricos del pueblo ni los mejor preparados. Muchos de los emigrantes montañeses procedían de las zonas de Campoo y Valderredible, pero también de Trasmiera, Siete Villas, Guriezo o Laredo, y formaban lo que se daba en llamar "mano de obra poco cualificada", gente que buscaba mejorar su situación económica abandonando las duras y poco pagadas labores del campo y el cuidado de las vacas por un empleo en las industrias del País Vasco. Algunos hicieron la ruta en caravanas por las malas carreteras de la costa, pero una gran mayoría no sólo de Cantabria sino de amplias zonas rurales de Castilla viajó en el ferrocarril de La Robla, el tren carbonero que aún continúa activo aunque con usos diferentes, cuyas locomotoras, fabricadas por los talleres de la compañía franco-belga La Croyére, llevaron los nombres de Santander, Ebro, Engaña y Campoo. Los destinos principales de los emigrantes fueron los Altos Hornos en Baracaldo y Sestao, que llegaron a emplear a más de veinte mil personas y fue la mayor empresa española durante buena parte del siglo XX; los astilleros de la Naval y de Euskalduna, General Eléctrica Española, Aurrera, Babcock & Wilcox y las siderurgias y talleres de Vizcaya.

"Los montañeses fuimos siempre bien recibidos explica el actual presidente del Centro Cultural, Antonio Dosal González y pronto nos integramos". Su caso es distinto. Este torrelaveguense de setenta y cinco años, de los cuales lleva cincuenta y cuatro en Baracaldo, fue mayorista de productos alimenticios para toda la comarca. Dejó Torrelavega con diez años, al enviudar su madre, y juntos estuvieron un tiempo en Oruña de Piélagos, dedicándose a la ganadería, hasta que la emprendedora mujer decidió que su futuro estaba en el País Vasco. Vendieron cuanto tenían, compraron unas propiedades en Portugalete, les fue bien y hasta hoy. "En esos tiempos había trabajo para todos dice Dosal, y aunque es cierto que, salvo excepciones, quienes llegaron eran obreros con un nivel cultural no muy alto, ganaron dinero porque fue una buena época. La emigración ha enriquecido al País Vasco y ahora todos somos parte de la misma sociedad".

Nuevo crecimiento

Para levantar la sede en Baracaldo no fue necesaria la contratación externa porque la construyeron los propios afiliados. La Casa pasó por distintas etapas, unas complicadas y otras de crecimiento y expansión, llegó a contar en sus mejores momentos con medio millar de socios y paticipó y participa activamente en cuantos eventos tienen lugar en la localidad vizcaína. Además de la programación de sus propios eventos, el centro forma parte de la Federación de Casas Regionales, integrada por trece sociedades cuando llegó a haber más de una treintena. También los montañeses atravesaron por una seria crisis. Tras el fallecimiento de Miguel Cantero, uno de sus presidentes históricos, hubo que partir prácticamente de cero, aunque con la ventaja, según Dosal, de que "la gente le tiene mucho afecto a la Casa. Pensamos incluso en cambiar de sede dados algunos problemas puntuales, pero al final decidimos que estamos bien donde estamos. Ahora conocemos un nuevo impulso. Después de sufrir un importante bajón, hemos superado el centenar de socios y tenemos en lista de espera a muchas personas que quieren entrar".

El viaje a los Altos Hornos en el viejo ferrocarril minero

  • anecdotario

  • Su nombre completo era Sociedad del Ferrocarril Hullero de La Robla a Valmaseda, S.A., pero todos le conocían como el tren de La Robla o "el hullero". Creado en 1894 para "acercar la producción de las cuencas mineras de León y Palencia a la siderurgia vizcaína", su recorrido de 335 kilómetros le convirtió en el ferrocarril de vía estrecha más largo de Europa. La línea fue inaugurada oficialmente en Los Carabeos, y el itinerario en Cantabria incluía el paso por Mataporquera, Montesclaros, Las Rozas y Llano. Aunque el traslado de carbón fue su principal misión, era también frecuente medio de transporte de los emigrantes de las zonas rurales hacia Vizcaya. En el viejo ferrocarril minero hoy continúa aún en servicio viajaron cientos de montañeses para buscar trabajo en algunas de las grandes empresas y siderurgias vascas.

El aumento de las actividades ha sido clave en esa recuperación, tanto las dirigidas a los adultos, sobre todo los bailes de salón, de un éxito tal que han obligado a la directiva al establecimiento de tres turnos, como las que tienen a los niños como protagonistas. Sirvan como ejemplo las clases de pintura, a las que acuden todos los sábados. Los conciertos, la semana cultural, las excursiones guardan un buen recuerdo de su participación en el Día Infantil de Cantabria en la campa de La Magdalena y su colaboración en el Año Santo Lebaniego del próximo año cubren parte de su quehacer. La positiva respuesta de los miembros de la casa y de aquellos que quieren serlo hace que la directiva se muestre moderadamente optimista sobre un futuro que no se veía tan claro hace apenas dos años. "Nos está costando mucho volver a la altura que tuvimos, pero todo lo bueno requiere un esfuerzo", señala Antonio Dosal, quien agradece "el trato que recibimos desde Cantabria, en el sentido de apoyarnos en nuestras iniciativas. La gran noticia para todos es que estamos creciendo otra vez". Baracaldo, la Casa más antigua y la más cercana, sigue adelante. Otras sociedades regionales podrán reunir, sin duda, sus mismos méritos. Pero ninguna más.

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