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Más ruido que interés

Los grupos de Ignacio Diego y María José Sáenz de Buruaga avanzan en sus campañas sin saber muy bien el alcance de sus influencias ni los mecanismos más eficaces para captar el máximo apoyo de los afiliados

Jesús Serrera

Viernes, 24 de febrero 2017, 07:04

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El ruido considerable que se deja oír en los días previos al congreso del PP de Cantabria contrasta con el limitado interés que por el momento muestran los militantes. De la concentración de los dirigentes en la batalla interna caben pocas dudas. No hay más que comprobar su escasa dedicación al debate de Presupuestos de ayer en el Parlamento: los escaños vacíos, los pasillos y la cafetería llenos, la conspiración y las intoxicaciones en plena efervescencia, el discurso político con el freno echado por la difícil situación interna, incluso frente a las pullas de los portavoces adversarios.

Entre las bases, sin embargo, tranquilidad o indiferencia. En el censo optimista y no muy actualizado de 14.000 militantes que maneja el PP cántabro, los que cumplen el requisito de tener su cuota al día apenas llegan a 1.500 y muchos menos los preinscritos para poder votar el 8 de marzo. Las cifras pueden aumentar antes del límite del próximo miércoles día 1 con los paquetes de votantes regularizados que acarreen los aparatos de las candidaturas en liza, que es una tradición muy consolidada en congresos tan disputados como este.

Los grupos de Ignacio Diego y María José Sáenz de Buruaga avanzan en sus campañas sin saber muy bien el alcance de sus influencias ni los mecanismos más eficaces para captar el máximo apoyo de los afiliados en un proceso congresual nuevo para todos. En las filas de Diego hay una proyección permanente en los medios, que combina todas las facetas para llenar todos los espacios: los pronunciamientos agresivos, las adhesiones y hasta la oferta de integración de ayer que su rival no considera fiable.

Sáenz de Buruaga ha mantenido hasta el momento un perfil deliberadamente bajo, con contadas intervenciones de apoyo de los dirigentes afines. Eso puede cambiar en cualquier momento. Además de trabajar los contactos y clavar banderitas en un mapa, hay también una batalla mediática que librar por la movilización de la militancia.

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