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Representantes de algunas de las Casas regionales en Valencia, entre ellas la de Cantabria.
Un centro singular especializado en la música porque sin música no existiría
valencia

Un centro singular especializado en la música porque sin música no existiría

Las actuaciones de la charanga, los conciertos de la banda y las clases que imparten a niños y jóvenes son sus principales fuentes de ingresos

J. martínez teja

Sábado, 25 de febrero 2017, 08:03

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Van saliendo trompetas, saxofones, bombardinos, tubas, clarinetes, tambores, platillos y un bombo. No han dado aún las nueve en el reloj cercano y enorme, es día de fiesta, y todavía duerme mucha gente en las primeras horas de la mañana soleada, calurosa y sevillana del mes de octubre. La noche anterior fue larga, jaranera, de cantares y algún fino de más, y hay que descansar porque queda bulla y flamenco por delante. Ajeno a todo, el autobús procedente de Valencia se detiene en una de las calles adyacentes a la catedral y de él desciende una veintena de jóvenes, chicas y chicos, con el escudo de Cantabria bien visible en sus camisetas blancas. Se ponen en posición, afinan los instrumentos y da comienzo el pasacalles.

Asociación Casa de Cantabria en Valencia

  • Los datos

  • Fundación

  • 24 de febrero de 1997.

  • Dirección

  • Primero de Mayo, 3, bajo. 46017 Valencia.

  • Presidente

  • Juan Zuriaga Ruiz.

  • Número de Socios

  • 93.Cántabros en Valencia

  • Instalaciones y actividades

  • Local compartido con la Asociación Musical Cruz Cubierta. Mantienen una escuela de música infantil, la charanga de la Casa de Cantabria, celebran concursos de karaoke y tienen equipos de fútbol y de bolos, además de una bolera artesanal en La Torre, en los Poblados del Sur. Celebran la festividad de la Bien Aparecida con una procesión, realizan la ofrenda a la Virgen de los Desamparados, participan con la Banda en el certamen Retrobem de la Nostra Música, componen pasodobles, organizan una Semana Cultural y eligen cada año a la Fallera Mayor y Fallera Infantil que les representa en los eventos.

  • Teléfono

  • 963 789 265.

  • Correo electrónico

  • casacantabriavalencia@hotmail.com

Ya de entrada, pareciera que en plan graciosamente provocador, como si lo buscaran y dieran por descontado que desde los balcones les iban a llamar de todo, se arrancan con Amparito Roca, un pasodoble de inicio fuerte y rotundo, de tan alta sonoridad que casi alcanza un nivel detonador en la versión que escuchan los escasos paseantes y aquellos a los que despierta el estruendo. Amparito Roca, una de las composiciones más conocidas, el pasodoble con el que desfiló la delegación española en la clausura de los Juegos Olímpicos de Sidney, es de una presión acústica considerable, y sin embargo, curiosamente, a nadie molesta. Al contrario. Los sevillanos, sorprendidos primero, dan por buena la parada, algunos miran y otros aplauden, que un día es un día y qué gracia tienen estos chavales.

Quienes tocan, esos chicos que lo hacen tan bien, forman la charanga de la Casa de Cantabria de Valencia, un grupo conocido en gran parte de los centros regionales, ya que han visitado muchos de ellos. Han estado dos veces en Ibiza, otras dos en Sevilla, en Eibar, en Mallorca, en Pamplona, en Burgos y allá donde se los llame, porque la Casa de Valencia es música y si no fuera por la música no existiría. Comparte sede con la Agrupación Cruz Cubierta, cuya abanderada lleva alto el estandarte de Cantabria, una banda formada por treinta y seis músicos, que a los instrumentos propios de la charanga incorpora el fliscorno, básico en su particular interpretación del himno cántabro, el oboe, el requinto y el flautín. Lo de la banda son palabras mayores, y en ella figuran maestros compositores que una vez tuvieron la deferencia de crear un pasodoble con mi nombre. Con los contratos de la banda, que actúa en las Fallas y en los conciertos de altura tan frecuentes en Valencia, los de la charanga y los ingresos de las clases que imparten a niños y jóvenes, además de la ayuda que les presta el Gobierno de Cantabria, la Casa sale adelante económicamente, si bien con algunas dificultades.

Asunto de automóviles

Pero la creación de la Casa de Cantabria nada tiene que ver con la música sino con la fabricación de automóviles y con Los Corrales de Buelna. Lo recuerda Juan Zuriaga, actual presidente y uno de los promotores y fundadores del centro regional. Zuriaga, nacido en Portugalete, aunque de ascendencia montañesa "y más cántabro que nadie", trabajaba en la fábrica de Almusafes de Ford España, en la que había cerca de medio centenar de cántabros, muchos de ellos procedentes de la empresa Authi. Eran ingenieros que vinieron para poner en marcha la factoría y especialistas de mantenimiento llegados a mediados de los años setenta después del cierre de Authi, una decisión traumática que motivó la recordada marcha verde, cuarenta kilómetros andando desde Los Corrales hasta Santander en demanda de un trabajo digno. "En principio, nos reuníamos unos quince o dieciséis compañeros en los veinte minutos de descanso en la Ford, y empezamos a comprobar cuánta gente de Cantabria teníamos allí y de qué forma podríamos agruparnos para ir extendiendo el radio de acción. Bien se puede decir que la primera directiva de la Casa, presidida por José Manuel Odriozola, la formaba gente de la Ford".

Aunque la fundación efectiva tuvo lugar en 1997, con un grupo en el que estaban Francisco Fernández, Manuel Costa y Miguel Ángel Bustamante, de Los Corrales; Ignacio Buenaga, de San Felices, y Miguel Ángel Ruiz, de Reinosa, el trabajo previo se desarrolló en los años anteriores, concretamente desde 1992. Señala Zuriaga que "empezamos en un local que nos cedió la banda de música, pero a los dos años surgió la oportunidad de alquilar uno contiguo y allí seguimos. La música no sólo es nuestra afición y nuestra razón de ser, sino también la tabla de salvación, porque sin los ingresos que nosproporciona la música no podríamos subsistir. Las cuotas de los socios son muy bajas y no todos pagan". Esta es una de las razones por las que la Casa de Valencia es atípica en relación a otros centros regionales. "Aquí ni se sirven chatos de vino ni se juega a las cartas, y esto no siempre es bien comprendido. No falta quien dice que una Casa sin juegos de mesa y un bar es menos Casa. Pero emprendimos este camino desde el principio y ni podemos ni queremos cambiar".

Un jardín donde se aprende solfeo a los cuatro años

  • anecdotario

  • Las actividades más gratificantes son aquellas relacionadas con la enseñanza. A la Escuela de Educandos de la Casa de Cantabria llega gente joven que se asocia y aprende a tocar el violín, el piano, la guitarra, la percusión y, en general, cuanto resulta necesario para integrarse en una banda. Al Jardín de la Música acuden niños de cuatro a ocho años, aprenden solfeo y se les prepara para las audiciones de los meses de junio y diciembre, en unas clases avaladas por la Consejería de Cultura valenciana. "Nosotros les orientamos a la hora de elegir, porque si les dejamos a su aire todos escogerían el saxofón y la batería. Les prestamos saxos, flautas, flautines y clarinetes durante dos años hasta que estén seguros de sus preferencias", dice Zuriaga. La propia Casa les facilita el acceso a las pruebas para continuar los estudios en el Conservatorio.

Otras actividades

Posiblemente la Casa de Cantabria de Valencia es la más popular de todas porque ofrece algo diferente. Además de sus actuaciones en centros regionales son contratados también por ayuntamientos valencianos y de otras comunidades y en las fiestas de los pueblos. La presencia de la banda, la Cruz Cubierta, es habitual en sus famosas Fallas. Sin embargo, aunque la música lo ocupa casi todo, hay tiempo y espacio también para otras actividades dirigidas a los jóvenes, porque ese es el futuro, aunque Juan Zuriaga no es optimista al respecto "salvo que la situación cambie. Por ello es importante que el Gobierno de Cantabria no nos olvide, nos ayude y recupere los encuentros conjuntos que teníamos las Casas una vez al año. Los chavales se van alejando, y eso que aquí tienen el aliciente de la música. Habrá que encontrar una solución en el tiempo que yo esté aún al frente, porque no sé lo que ocurrirá después. Aquí llegamos a tener 130 socios, pero cada vez quedan menos".

Ayudas de otro tipo nunca le faltaron. Carlos Osoro, el cardenal de Castañeda, a quien le fue entregada la Insignia de Oro de la Casa de Cantabria en su etapa como arzobispo de Valencia, es también el Presidente de Honor y bendijo la imagen de la Bien Aparecida en una de sus frecuentes visitas al centro, en las que les animaba a continuar y a dar siempre una buena impresión de Cantabria y de los cántabros. Una presencia, la de la Casa, que se extiende también a su equipo de fútbol, participante en el campeonato de empresas y sociedades regionales, y a la cuadrilla de bolos, que juega en una bolera construida por ellos mismos en un terreno cedido por el alcalde pedáneo de La Torre, una localidad absorbida por la expansión de Valencia. A cambio, la Casa les organiza una fiesta durante la Semana Cultural a la que llevan quesadas, anchoas, cocidos y sobaos, mientras toca la charanga para que bailen los jubilados. Porque eso se espera de Valencia. Ya lo dijo en su día Gabino Canales, el presidente de Ibiza, como consejo general: "Si necesitáis darle alegría al cuerpo, llamad a Juan".

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