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Ana Rosa García
Martes, 28 de febrero 2017, 06:53
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El caso del bebé de apenas mes y medio que ingresó la semana pasada en Valdecilla con sospecha de malos tratos no sólo ha espeluznado a toda Cantabria, sino que ha tenido repercusión nacional. El pequeño, que fue llevado a Urgencias la noche del miércoles, continuaba ayer en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) pediátricos luchando por sobrevivir. "Permanece estable dentro de la gravedad", se limitaron a confirmar desde el servicio de Pediatría. Su máximo responsable, Lino Álvarez, aseguraba a este periódico que, "por desgracia, no es el primer caso que recibimos en estas circunstancias". Concretamente, el hospital cifra en cuatro los niños que ingresan cada año con signos que evidencian violencia en el entorno familiar. "Nos llegan menores de todas las edades, pero tal vez el mayor número se da por debajo de dos años", sostiene el pediatra, quien recuerda que "ese número es sólo la parte externa del iceberg".
El maltrato infantil es una de las principales preocupaciones de los pediatras, y "no siempre es fácil de detectar". En ocasiones, tras las exploraciones físicas que dan las primeras pistas hay un trabajo casi de investigación para descubrir el origen de las lesiones visibles. "Los pediatras siempre estamos sobreaviso a la hora de evaluar una urgencia, con la posibilidad de los malos tratos en mente. A veces no existe agresión física pero hay signos claros de desatención o de negligencia por parte de los familiares. También nos podemos encontrar casos leves, que de entrada pueden no levantar sospecha, pero que se dan de forma continuada", añade.
Detección complicada
Es por eso que considera "más complicado" descubrir una situación de violencia sobre el menor a través de la red de Atención Primaria. Aunque también pueden derivarse casos desde los asistentes sociales para que se les realice una valoración exhaustiva a raíz de una primera sospecha, por lo general, es a través del Servicio de Urgencias cuando se da la voz de alarma, como ocurrió la semana pasada con este bebé de apenas 50 días. El protocolo de atención sanitaria que el hospital activa cuando ve indicios de agresión se centra en garantizar la protección del menor lo primero, procediendo a su hospitalización, y acto seguido se pone en conocimiento de las autoridades judiciales el caso, acompañado del informe diagnóstico para que actúe en consecuencia. En el caso del bebé hospitalizado desde hace cinco días en la UCI de Pediatría, la respuesta fue contundente por parte del juez de guardia. El mismo viernes, apenas 24 horas después del sospechoso ingreso, la Policía Nacional procedió a la detención de los padres. Aunque ambos progenitores quedaron en libertad el sábado, les fue retirada la patria potestad de inmediato. Una medida dictaminada por el juez de guardia hasta que la investigación permita esclarecer las circunstancias de lo ocurrido y concluir si las lesiones del pequeño, que está desde entonces bajo la tutela de los Servicios Sociales del Gobierno de Cantabria, son consecuencia de un accidente fortuito o fruto de una agresión.
Cuestionada por este asunto, la directora del Icass, Felisa Lois, afirmó ayer que "estamos a la espera de lo que dictamine la Fiscalía de Menores para aplicar el protocolo de máxima protección al bebé". Y se remitió a las noticias que tiene "por la prensa", ya que no ha contactado con Valdecilla para conocer la evolución del pequeño. "La verdad es que no he llamado a Cuidados Intensivos. Las noticias son las que son y la información es reservada en cuanto a su grado de gravedad, que es lo normal en estos casos", se limitó a señalar.
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