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nacho gonzález ucelay
Lunes, 27 de marzo 2017, 13:31
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El Ministerio Fiscal retiró ayer su acusación contra los tres policías locales de Santander que están siendo juzgados en la Audiencia Provincial de Cantabria por un supuesto delito de agresión a un joven durante una detención porque, a su modo de ver, el denunciante "no dice la verdad" y la versión que éste ofrece de lo sucedido "no desvirtúa la presunción de inocencia de los procesados", para quienes la acusación particular solicita (ahora ya en solitario) una pena de un año de prisión y dos de inhabilitación para empleo o cargo público por un delito contra la integridad moral de su defendido.
Los hechos que han sentado a los tres agentes en el banquillo se produjeron hacia las tres de la madrugada del 24 de mayo de 2004 a las puertas de un establecimiento hostelero de la calle Menéndez Pelayo de Santander, donde los operarios de una ambulancia que atendían a un cliente en estado de embriaguez solicitaron la presencia de una patrulla porque un grupo de jóvenes estaba entorpeciendo la evacuación del enfermo.
A su llegada, los dos policías que acudieron a prestar aquel servicio (dos de los tres agentes procesados) intervinieron en un incidente en el que procedieron a la detención de dos personas, un chico y una chica, momento en el que el denunciante afirman los acusados y niega el acusador dio una patada en la espalda a uno de los dos policías y huyó advirtiéndoles a gritos que lo tenía grabado "todo" en su teléfono móvil, produciéndose poco después una persecución que concluyó en la calle Bonifaz.
Y es en este punto del relato donde las versiones de las dos partes chocan de frente.
Según declararon el primer día del juicio los tres policías acusados, en la persecución no participó ninguno de los dos agentes que se vieron involucrados en ese incidente, tal y como sostiene el denunciante en su testimonio, sino varios efectivos de otras dotaciones que llegaron a apoyar a sus dos compañeros. Tampoco hubo, dijeron los procesados, agresión alguna durante la detención, sino una simple maniobra de "inmovilización" del denunciante, que acusa a los policías de haberle agredido y, además, puesto una bota en la cabeza cuando éste se encontraba en el suelo.
Contradicciones
Frente al relato de los tres acusados, que siguieron una línea argumental sólida y respaldada sin apenas fisuras por los testigos presentados, el denunciante ofreció ayer lunes una versión trufada de imprecisiones y contradicciones.
Sus dudas no ayudaron a consolidar su relato ante la fiscal, quien, además, tomó buena nota de los testimonios, muy precisos, ofrecidos por los dos operarios de la ambulancia y por un vigilante de seguridad de un establecimiento que salió en socorro de los dos agentes, y de las concreciones de los médicos forenses a la hora de explicar las lesiones que el denunciante presentaba y cómo pudo habérselas producido.
Así, los dos primeros, los operarios de la ambulancia que había requerido la presencia de los agentes, aseguraron que, en contra de lo que mantiene el chico en su declaración, ninguno de los dos policías que éste dice que participaron en su detención pudo hacerlo porque ambos permanecieron de principio a fin en el lugar del incidente, que abandonaron precisamente escoltando el vehículo sanitario.
Según los sanitarios, que presenciaron el momento en el que supuestamente el chico pateó en la espalda a uno de los dos encausados, estos les acompañaron hasta la misma entrada del Hospital Valdecilla, donde ambos se prestaron a darles sus teléfonos "por si nos necesitaban para declarar" porque, a su juicio, lo que vieron aquella noche "no fue normal". Del mismo modo, el encargado de la seguridad del establecimiento corroboró que esos dos policías nunca se movieron del lugar en el que se originó el incidente.
Y, a su vez, los forenses que examinaron al chico reconocieron que las lesiones que presentaba podían ser compatibles con lo que él contaba, pero también con lo que los acusados sostienen que sucedió en la maniobra de arresto.
Oído todo esto, la representante del Ministerio Fiscal, que aseguró que el testimonio del denunciante "tiene en realidad poca veracidad" llegó a decir que el chico "miente" decidió retirar la acusación por considerar que la versión ofrecida por el joven "no sirve para desvirtuar el principio de presunción de inocencia" de los policías.
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