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"Conchi ha sido el 'punching ball' del acusado durante muchos años"

"Conchi ha sido el 'punching ball' del acusado durante muchos años"

El fiscal mantiene la petición de 21 años de para el acusado de dejar parapléjica a su esposa de una paliza, mientras la defensa pide un año y medio porque estaba bebido

consuelo de la peña

Jueves, 30 de marzo 2017, 14:04

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Rosendo Muñiz Samperio, el hombre de 39 años juzgado por dejar parapléjica a su pareja de una paliza, pudo haber utilizado su derecho a la última palabra para pedir perdón. Pero no lo hizo. No tuvo ni el más mínimo amago de contricción, al menos en público. Calló y salió esposado de la sala, como entró, después de que tanto el Ministerio Fiscal como la acusación particular que ejerce la víctima mantuvieran la petición de condena en 21 años de cárcel y más de 800.000 euros de indemnización.

Su defensa, que hasta ahora pedía la absolución del acusado, rectificó ayer para pedir una pena mínima, que se traduce en un año y medio de cárcel y 30 días de trabajos para la comunidad. Para la abogada, el episodio que sufrió la mujer en mayo de 2015, cuando saltó de la ventana del domicilio familiar de Polanco para huir de su agresor, un hecho que la ha atado de por vida a una silla de ruedas, no es más que una imprudencia, o técnicamente dicho un delito de lesiones por imprudencia. Lo que unido a que iba muy bebido y a que ha pagado 30.000 euros para hacer frente al daño provocado, las dos atenuantes enarboladas para reducir la condena, colocan al supuesto agresor ante el mínimo castigo.

Un día después del escalofriante relato de la víctima, que quebró al público asistente al juicio y hasta los propios jueces, la fiscal del caso no movió ni un ápice su acusación. "Conchi vivió un auténtico infierno, ha sido el 'puching ball' del acusado durante años", argumentó para reiterar su acusación por los delitos de violencia de género, violencia doméstica y lesiones y maltrato familiar. Tanto el Ministerio Público como la acusación particular rechazaron la atenuante de embriaguez, no sólo porque el acusado no se sometió a ningún tratamiento porque "dijo que era responsable de sus actos", sino porque "no pegaba a otras personas, la pegaba a ella, la persona más débil que tenía cerca".

Las acusaciones rechazaron, tras "una prueba que ha sido brutal" en referencia al testimonio "coherente y sincero" de la víctima, que se tratara de un intento de homicidio, tipificación que conlleva una pena menor. "Si hubiera querido matarla la habría rematado en el suelo, pero ya le había hecho todo el daño que le podía causar", enfatizó la fiscal. Se refiría al momento en que tras tirarse por la ventana para "salvarse" de su agresor y caer al jardín con la espalda rota, el acusado la "arrastró y zarandeó de las piernas, y empezó a darle patadas en la cabeza y en la tripa", según testificó la esposa, para después abandonarla e irse a dormir.

La fiscal aseguró que cuando la esposa saltó por la ventana tenía "su voluntad viciada por el miedo que había generado en ella el acusado".

En el mismo sentido se pronunció el abogado de la acusación al asegurar que se trató de "una acción desesperada" ante la "acción salvaje" del marido.

La defensa articuló su alegato en base al estado de embriaguez del acusado, un argumento que se apoyó en el testimonio que prestaron minutos antes el padre y hermana del acusado. Ambos, que pudieron no declarar por la relación de sangre que tienen con el imputado, desmintieron la versión la víctima. "Conchi nunca nos dijo que mi hijo la había pegado y yo, marcada, no la he visto nunca. Era como una hija y tenía suficiente confianza conmigo como para contarlo", señaló el testigo. La víctima había relatado el día anterior que había contado a sus suegros los malos tratos. El padre dijo que Rosendo "es un muchacho normal, pero cuando bebe se pone fuera de sí". ¿Pero ha agredido a alguien, a parte de a Conchi, alguna vez, le interrogó la fiscal. "No", respondió el testigo.

Otro testigo contó que lel día de autos había estado bebiendo con el acusado. "Bebió más de 12 cubalibres y estaba muy mal", declaró. ¿Y a pesar de su estado se subió usted con él en el coche?', quiso saber el presidente del tribunal, Agustín Alonso Roca. "Pues sí", contestó, en respuesta dudosa. La camarera del bar al que acudió a última hora Rosendo fue más allá, y a las copas que sumó el amigo añadió otros nueve cubalibres sin dudarlo.

Ahora es el turno de la sección tercera de la Audiencia, tribunal que tendrá que poner negro sobre blanco al caso relacionado con la violencia de género que más proyección mediática ha tenido a nivel nacional.

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