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Mª del Carmen cruzó el umbral en primer lugar.
"Cuando salgamos, pecaremos de nuevo"

"Cuando salgamos, pecaremos de nuevo"

La vallisoletana Mª del Carmen Barragán fue la primera en cruzar la Puerta del Perdón

Pilar González Ruiz

Lunes, 24 de abril 2017, 07:58

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El sábado por la tarde, Mª del Carmen Barragán estaba en su casa, en Valladolid. Este lunes es festivo en Castilla y León, así que, junto a su marido, Jesús Maestro, decidieron coger el coche y viajar hasta Santo Toribio. Habían escuchado en la televisión "lo del Año Jubilar" y aquí que se plantaron. Con tanta disposición, que a las 7.15 horas de la mañana, ya estaban frente a la Puerta del Perdón. Eran los primeros.

Y así se mantuvieron hasta que la puerta se abrió para la entrada de los fieles. Entre empujones y cierto nerviosismo, unido a una organización un tanto confusa, Mª del Carmen avanzó con seguridad. Era ella la que cruzaría ese umbral en primer lugar, que "para eso llevaba más de cinco horas de espera", a pie firme, apoyada en las vallas de seguridad.

Atendiendo a los fotógrafos, la vallisoletana hizo un alto, posó y, finalmente, entró en el templo por la mística portalada. Aca baba de expiar todos sus pecados, pero además se congratulaba porque, "hacía fresquito dentro" y se agradecía frente a los más de 25 grados y el sol cayendo a plomo en el exterior.

El matrimonio siguió la ceremonia desde la mitad de la iglesia, en los primeros bancos libres para los fieles que no estaban reservados para autoridades, invitados y hermandades vinculadas a la Santa Cruz. Detrás de ellos, estaban sentados Santiago Recio y Francisco Rodríguez Argüeso. A Jesús no le hubiera importado juntarse con los políticos para comer, no por filiación "yo de política, cero", afirmaba, sino "por saber qué se cuece", comentaba.

A Mª del Carmen, los políticos no le interesan. Cantabria sí. "La conocemos muy bien", dice. "Hemos viajado por todas partes, desde Tudanca hasta Santander". Tantos kilómetros han hecho por la región que a Jesús "hasta le piden información en alguna oficina de turismo".

"Cada uno hace el Camino y cruza la puerta con un pensamiento", dice ella. En su caso, no es la motivación religiosa lo que les mueve. Son católicos "no practicantes" y sobre todo, tienen curiosidad por conocer la ruta, como ya hicieron con el de Santiago. El ambiente les gusta. Se han sorprendido por el despliegue de seguridad. Lo comentan mientras bajan en el autobús lanzadera para llegar a comer a Potes, aunque creen que con tanta gente "será complicado encontrar sitio".

"Nos llevamos un bonito recuerdo", afirma Mªdel Carmen sobre esta peculiar jornada improvisada en la que se ha convertido en protagonista, al ser la primera visitante en cruzar la Puerta del Perdón, cerrada durante los últimos once años. Eso sí, ríe, "seguro que cuando salgamos, pecamos de nuevo".

Los Caballeros

Entre los cientos de personas que formaban corrillos frente al Monasterio de Santo Toribio, un grupo llamaba especialmente la atención. Llevaban unas vistosas capas blancas, estandartes y caladas boinas granate. En sus pecheras se leen una iniciales. Forman la Hermandad de los Caballeros de Santo Toribio y Defensores del Lignum Crucis y el Camino de Santiago. Son 35 y el Hermano Mayor del altisonante grupo se llama José María Mazarrasa. Han llegado, unos andando y otros a caballo, desde Ontaneda, en tres etapas. Una peregrinación "dura" que tiene como destino el que para ellos es el momento "más emocionante de los últimos once años". El requisito para integrar en esta hermandad es ser católico. Esa es la base. Además, se debe creer en la Santa Cruz y "ser buena persona". Para este momento tan importante, han echado en falta "más coordinación" entre la parte turística y la religiosa.

Pilar Laso, Inmaculada Fernández, Óscar y José Luis Real han venido preparados. Hacen cola sentados en sus sillas plegables y hasta tienen una sombrilla para protegerse del sol. "Dijo el presidente que el que robase no podía pasar, así que no hemos robado nada antes de venir", bromean. Han venido para cumplir una promesa y, de paso, pedir salud, trabajo y "algo de dinero" ya que estamos. Mientras la cola iba avanzando, los pecados se quedaban dentro y los peregrinos se iban más "ligeros".

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