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El acusado por abusos sexuales durante su intervención en la Audiencia Provincial.
"Me tomé las pastillas y  ya no recuerdo nada más"

"Me tomé las pastillas y ya no recuerdo nada más"

Una empleada de una peluquería acusa al padre de su jefa por abusos sexuales. La Fiscalía mantiene "con dudas" la petición de ocho años de cárcel

Daniel Martínez

Miércoles, 26 de abril 2017, 07:16

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«No me acuerdo porque estaba inconsciente, pero lo más seguro es que fuera contra mi voluntad». Con un hilo de voz y visiblemente nerviosa, la mujer que denunció al padrastro de su jefa por supuestos abusos sexuales después de ser sedada explicó ayer los pocos detalles que recordaba de los hechos, ocurridos en septiembre de 2014. Según su relato en el juicio celebrado en la Audiencia Provincial, desde que César A. G. le facilitó unas pastillas que ingirió después de sentirse intimidada, apenas sabe lo que hizo hasta siete días después, aseguró. El acusado confirma que existieron relaciones con esta empleada, una peluquera vecina de Santurce, pero también que le acompañó a su casa de Bádames (Voto) «libremente».

La denunciante confirma este extremo, pero no que las relaciones fueran «consentidas», como defiende el encausado. A pesar de que la Fiscalía elevó a definitivas las peticiones de ocho años de cárcel para el acusado al entender que los datos periféricos médicos sí encajan con un supuesto de abusos sexuales, mostró sus dudas por la falta de concreción de la víctima y una serie de elementos que restan credibilidad a su declaración. Por ejemplo, que tuvo la opción de pedir ayuda a través del teléfono móvil y no lo hizo o que no es capaz de explicar cómo le intimidó César A. G. para que tomara el Lorazepam, la sustancia que supuestamente anuló su voluntad. La acusación de oficio pidió una indemnización de 37.500 euros, mientras que la defensa, convencida de que no habrá una condena por las evidencias vistas en el juicio, solicitó la libre absolución.

Los hechos ocurrieron en el 16 de septiembre de 2014, cuando el acusado acudió a recoger con su coche a Santurce, tal y como habían acordado el día antes, a la mujer que iba a comenzar a trabajar en la peluquería de su hija en Baracaldo. Sin embargo, cambiaron su trayecto por petición de la víctima, que según lo explicado por César A. G., se sentía mal. «Comenzó a insinuarme cosas y fuimos a mi casa. A partir de ahí recibo llamadas de Ana Belén -su hijastra y propietaria del negocio- y le expliqué que ella está conmigo. Sobre las 12.30 horas llegamos a Bádames y ella sabía perfectamente a qué íbamos», continúo el enjuiciado, quien confirmó que esa noche la chica durmió en su casa y que se comunicó en varias ocasiones con su novio y otras personas cercanas.

Atendiendo a la declaración de César A. G., a las 16.30 horas salieron de la vivienda para volver a Santurce, pero ella le pidió volver a Voto. Para entonces, el novio de la mujer ya se había puesto en contacto con el acusado. «Él amenazó con ir a la Policía y le dije que estaba conmigo por su voluntad», detalló el encausado, quien también reconoce que fue abroncado por su hijastra por no haber llevado a la empleada a la peluquería, pero «no le dio más explicaciones porque yo ya soy mayorcito y no son cosas para comentar con un hijo. Soy un caballero y esas cosas me las guardo para mí».

Fue Ana Belén la que puso sobre la mesa un nuevo elemento, el carácter «aniñado» y «vulnerable» de la joven. A pesar de que el orden era otro, la dueña de la peluquería intervino antes de la denunciante, que estaba muy alterada y tuvo que esperar durante unos minutos. La hijastra de César A. G. realizó un detalle pormenorizado de las llamadas -por ejemplo, dijo que durante varias horas los aparatos estuvieron apagados, algo que negó su padrastro -que realizó a los dos implicados. «Lo que yo pueda pensar queda para mí, pero como no sé lo que pasó... Ni voy a favor de uno ni de otro», concluyó.

Por su parte, el novio de la supuesta víctima insinuó que «por la forma de expresarse» no era ella la que le respondía a los WhatsApp cuando estaba en la casa de Bádames. «Cuando hablé con César me dijo que estaba allí por su voluntad, que se había fumado unos porros y que estaba con una amiga, pero no me encaja», declaró el testigo, quien apunta que ni fuma ni tiene conocidos por la zona. Además, señaló que cuando tras casi dos días fuera de casa el acusado llevó a la joven a Santurce no era capaz de mantenerse en pie. «Hasta que no la vi no pensaba que habían abusado de ella, pero por su estado...», dijo. Entre las teorías de la defensa, y a eso se refirió en una pregunta, está que la joven se lo inventó para justificar su ausencia ante su pareja. «Si todo hubiera libremente no habría puesto pegas, pero ese es el problema». Eso es, precisamente, lo que tendrá que dilucidar la Audiencia.

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