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La lotería de los jóvenes: encontrar un empleo

La lotería de los jóvenes: encontrar un empleo

El desempleo juvenil sigue siendo uno de los grandes desafíos a los que Cantabria se enfrenta para retener a una juventud que se ve obligada a marcharse fuera de la región y cuyas expectativas se han visto truncadas debido a la inseguridad laboral

Pablo Pruneda

Sábado, 27 de mayo 2017, 16:55

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Cantabria se enfrenta a una realidad social que refleja por un lado, una población demasiado envejecida y por otro, una juventud a menudo exiliada o anclada en el hogar familiar. La generación de los nacidos a principios o mediados de los 90 ha vivido toda su adolescencia y parte de su juventud en un ambiente de crisis permanente, desde que comenzó la recesión económica hace casi diez años. Precariedad laboral, falta de oportunidades o fuga de cerebros, son términos que resultan familiares entre los jóvenes. Según el Icane (Instituto Cántabro de Estadística), Cantabria ha perdido 22.700 jóvenes de entre 25 y 35 años desde 2011, de una población juvenil de 62.164 al último registro de 2017. Para los que se quedan, los datos tampoco son positivos. Durante el año 2016, tan solo el 16,4% de la población menor de 30 años logró emanciparse, lo que representa la tercera tasa más baja de las registradas por comunidades. Tampoco ayuda el incremento de un 14% en el precio de los alquileres en Cantabria, el descenso de los salarios y el incremento de la temporalidad laboral (sólo el 5,7% de los contratos a menores de 25 años durante los meses de enero y febrero de 2017 fueron indefinidos) como la calidad de los salarios ha disminuido. En este contexto, el esfuerzo para emanciparse es desmedido y conseguirlo, un privilegio al alcance de unos pocos.

Pedro Bezanilla, 25 años, de Santander

Pedro Bezanilla, natural de Santander, pertenece a ese escaso grupo de privilegiados que puede vivir por cuenta propia. Este Ingeniero de telecomunicaciones y trilingüe (español, inglés y alemán) de 25 años trabaja como desarrollador de software en el Banco Santander desde hace un año y seis meses. Sin embargo, no puede dejar de sentir cierta frustración: Recuerdo que durante la carrera tenía la esperanza de que iba a encontrar un trabajo más acorde con mis estudios y mejor valorado económicamente.

Bzanilla comenta que su primera entrevista "fue nefasta, me sentía nervioso, y no tan preparado como pensaba, así que a través de vídeos de Youtube y ensayando delante del espejo aprendí a ser un buen entrevistado. ¡Parece mentira que en la Universidad no te enseñen ese tipo de cosas tan básicas!. Después de unos días y de una exitosa entrevista, consiguió sus primeras prácticas, pero la alegría inicial le duró poco cuando supo que no serían remuneradas. La mayoría de la gente sale de la universidad motivada y realmente acepta cualquier cosa por ganar experiencia, y las empresas se aprovechan de ello, juegan con nuestra inocencia. Considera que se debería exigir como requisito a las empresas que se reciba una ayuda simbólica, 100 o 200 euros, por lo menos el transporte . Debido a ello, la mayoría de sus compañeros de carrera se marcharon de Cantabria en busca de una mínima oportunidad de empleo. Me parece muy triste esta situación, normalmente un universitario estudió para encontrar unas condiciones de vida un poco decentes, y al final se encuentra con que recibe un salario ridículo. A mí esto me parte en dos.

Al final, terminó quemado de su primera experiencia laboral y abandonó las prácticas, ya que en la empresa en la que trabaja hacían reciclaje de becarios por lo que nunca le iban a contratar. Pedro fue perdiendo la motivación y decidió dedicarse por completo a su proyecto final de carrera. Dos meses más tarde, después de terminarlo y presentarlo, tuvo su primer día de "empleo de verdad".

La Consejería de Educación apoya por un sistema integrador que apueste por los más jóvenes y el mundo laboral

  • Jorge Gutiérrez Martín, Director General de Juventud y Cooperación al Desarrollo

  • La vicepresidenta del Gobierno de Cantabria, Rosa Eva Díaz Tezanos, aludió en la gala del anuario de Cantabria, organizada por El Diario Montañés, a que la noticia que desearía leer sería la vuelta de los jóvenes cántabros a su tierra. Jorge Gutiérrez Martín, director general de Juventud y Cooperación al Desarrollo, órgano dependiente de la Consejería de Educación, afirma que el Gobierno de Cantabria apuesta por recuperar el talento juvenil que se vio obligado a marcharse y destaca entre las medidas del Ejecutivo, el Plan Talento Joven. El objetivo último es que la formación recibida tanto dentro como fuera de la comunidad repercuta en Cantabria.

  • Desde las consejerías de Empleo y de Educación, se llevan a cabo otras acciones para facilitar una vida independiente a los jóvenes que consiguen beneficiarse de ellas. Gutiérrez Martín cita como ejemplo el programa de Garantía Juvenil, una iniciativa que viene de Europa y cuyo objetivo es garantizar que las personas menores de treinta años puedan recibir una oferta de trabajo, de educación continua o disfrutar de un período de prácticas tras acabar la educación formal o quedar desempleadas. El director general de Juventud opina que acciones como estas han contribuido "a un descenso del desempleo juvenil de la región del 10,41%, asegura Gutiérrez Martín.

Ángel Fernández, 28 años, de Ubiarco

En el momento en que Pedro Bezanilla escucha hablar sobre los jóvenes que se dedican a la ganadería, su pregunta es esclarecedora: ¿Pero eso todavía existe?". Sí, y es el caso de Ángel Fernández, un joven de Ubiarco de 28 años que acaba de heredar el negocio familiar. El sector de la ganadería atraviesa en Cantabria momentos difíciles, debido a los bajos precios de la leche y a la amenaza de la enfermedad de la brucelosis. Tenían que hacer un seguimiento mejor, es muy ruinoso que por una vaca o dos, te matan toda la cuadra, comenta Ángel.

Ángel apenas lleva unos meses, desde noviembre, y todavía se está acostumbrando al esfuerzo y sacrificio que conlleva este arua oficio. Aunque asegura que es llevadero, casi como cualquier otro trabajo. Igual son más horas, pero nosotros tenemos nuestros días libres y nuestras vacaciones. La asociación ganadera Sanz Peñará la conforman dos socios y un obrero, por lo que logran sacar sus días libres y sus vacaciones, algo que no es habitual. Su principal fuente de ingresos es el sector lácteo. En cualquier día de labor, Ángel se levanta antes de las 6.00 de la mañana para empezar a ordeñar a las 6.30. La nave ganadera la conforman en total 230 vacas.

La ganadería ha sido el motor de la economía de Cantabria, pero ahora los jóvenes prefieren marcharse a las grandes ciudades y muestran poco apego a un trabajo sacrificado, que se considera anticuado y que precisa "de un desembolso en vacas e instalaciones de mínimo 200.000 euros, asegura Ángel. Para él, la solución no pasa por las ayudas, sino por un precio más razonable de la leche, ya que los costes de producción se han encarecido. Actualmente la ayuda que recibe este sector proceden de la PAC (Política Agrícola Común), aunque considera que es demasiada burocrática y se tiene que justificar en desmedida. Añade que de la ganadería, vivir, se vive, lo que pasa es que tienes una inversión de mucho dinero y no sacas más que la rentabilidad de un sueldo para los gastos, y que no te vengan mal dadas.

Erika Mantecón, Laura Rodríguez, Sara Sal Sábada y Tamara Henales, 23 años, de Cartes

Erika, Laura, Sara y Tamara son un grupo de amigas de Cartes de 23 años, cada una tiene una historia diferente, pero todas comparten una misma angustia y preocupación por su futuro. Dependen de sus padres y ninguna de ellas tiene un contrato fijo, y nadie que conozcamos de nuestra edad, afirman. Al igual que Pedro, opinan que la universidad no te prepara para el mundo laboral. Nos preparan mucho la parte teórica, nos exigen memorizar conocimientos que no vamos a necesitar, luego a la hora de empezar un trabajo te sientes, perdida, dice Sara. Yo me siento igual, la relación profesor alumno es muy difícil y nada cercana, añade Laura. Se muestran de acuerdo cuando opinan que en estos tiempos tener una carrera no es algo que se encuentre fuera de la norma y que la mayoría de los universitarios creen que no tendrán trabajo al acabar la universidad. Sin la oportunidad de un primer empleo, es complicado acceder a las demandas laborales en las que te exigen experiencia previa. Para Erika, la opción que tienes es hacer unas prácticas, que en la mayoría de los casos no te las pagan, y muchas veces te dejan solo como si fueras un trabajador normal y te dan las mismas responsabilidades.

Se han encontrado con que de repente les ha llegado la vida de adulto, pero sin la categoría de adulto de nuestros padres matizan. En Santander los puestos que salen son mínimos, la gente se va porque es normal. Es una población de mediana edad que tiene sus trabajos fijos desde hace 20 años, y tampoco hay oportunidades para emprender, dice Erika. Por su parte Sara comenta que sin la posibilidad de un trabajo estable, donde no sabes si a los seis meses tendrás trabajo, no te puedes aferrar a un alquiler ni a una hipoteca más los gastos de coche, gasolina, compras es muy incierto todo. Ellas reconocen que tienen miedo, porque no hay seguridad, Laura comenta que nosotras hemos vivido una crisis permanente, nuestra adolescencia ha sido una crisis. Estamos como acostumbrados a ello, es algo normal, ya ni lo criticamos. Tamara al igual que sus amigas cree nuestra generación es la mejor preparada, pero no tenemos recursos ni oportunidades, ni nadie apuesta por nosotros para hacer posible las ideas que tenemos.La percepción que tienen ellas es que cada vez la sociedad les exige más para conseguir menos, que las han lanzado a la competencia sin preparación y que avanzan lentamente con muy pocos recursos. Sienten que se ha hablado mucho pero que se ha escuchado muy poco. Sin embargo, ellas admiten ser soñadoras y no haber perdido la esperanza por seguir luchando y hacerse un hueco entre los vacíos de la multitud.

Su sensación es de incertidumbre y su sentimiento el de inseguridad, pero su apuesta siguen siendo ellos mismos. Es el reflejo de una generación que cree que vivirá peor que sus padres, cuyos sueños y expectativas se han visto enfrentadas a una dura realidad, pero cuyos deseos siguen estando aún presentes como una lucha incansable contra la propia adversidad.

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