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Cantabria se deshidrata

Cantabria se deshidrata

La sequía, que ya ha provocado el cierre de los ríos a la pesca, amenaza al interior de la región a la misma puerta del verano | El suministro de agua que está asegurado por ahora en las zonas más bajas, ha dejado de estarlo en las más altas

nacho g. ucelay

Domingo, 28 de mayo 2017, 07:54

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Cantabria está empezando a acusar los graves efectos derivados de un año hidrológico fabuloso para la industria turística, que lleva meses haciendo su agosto beneficiada por la abundancia de sol, pero aciago para el sector agroganadero, que lleva meses agostando perjudicado por la escasez de lluvia.

Pese al espejismo de las precipitaciones de ayer y de las que se esperan hoy en casi toda la región, en pleno proceso de deshidratación, los vecinos del interior de Cantabria un horno encendido a 35 grados evidencian ya los primeros síntomas causados por una sequía que, en el umbral del verano, solo puede agudizarse todavía más. En sus sembrados, en sus establos y hasta en sus propias viviendas, la falta de agua se presenta ya como una auténtica amenaza.

A desmano de la Autovía del Agua, que garantiza el abastecimiento al 80% de la población de Cantabria, los vecinos de Valderredible invocan con desesperación a la lluvia a sabiendas de que el tiempo vuela hacia el estío y que, de seguir así, van a pasarlo mal.

«La situación es ya preocupante», admite el alcalde del municipio, Fernando Fernández, atosigado por el presente pero más todavía por el futuro.

Y es preocupante porque si bien el suministro de agua está asegurado por ahora en las zonas más bajas, ha dejado de estarlo en las más altas, donde el ayuntamiento ha comenzado a subirla en camiones cisterna cedidos por el 112.

Con esta medida, dice el alcalde, el ayuntamiento está intentando minimizar las consecuencias primeras de una sequía que lleva atrincherada en el municipio un año largo desde el otoño pasado disparando los peores porcentajes de lluvia en lo que va del presente siglo XXI (este año ha llovido en Cantabria un 33% por debajo de la media recogida durante los últimos quince) y agujereando buena parte de sus principales surtidores.

El grifo del que beben las localidades más pobladas de Valderredible, el Ebro, cuyo lamentable aspecto es visible desde su cabecera hasta su desembocadura en el Delta, está comenzando a mostrar ya inquietantes signos de desecación. Las fuentes que sacian a las localidades más altas del municipio, pequeños manantiales naturales, están ya prácticamente agotadas. Y el pozo de reserva, el embalse, ya está en reserva.

En situación de emergencia hídrica, al Pantano del Ebro, que tiene una capacidad para almacenar 541 hectómetros cúbicos de agua, le quedan poco menos de la mitad. 262... y bajando.

Bajando tan deprisa como el ánimo de los agricultores y ganaderos, que son, de momento, los principales perjudicados.

«Algunos están teniendo dificultades incluso para segar la hierba», asegura Fernández durante el recuento de los daños que se está cobrando esta sequía. «Las tierras sufren y sufren también los animales, que están bastante desorientados». Con ellos sufren también los agricultores, que han perdido la cosecha de todo un año, y los ganaderos, que, sin pastos para alimentar a su bestias, van a tener que pagar un alto precio por el forraje.

Más agua del pantano para garantizar el abastecimiento

  • alternativas

  • El Gobierno de Cantabria ha pedido al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y a la Confederación Hidrográfica del Cantábrico (CHC) la toma en superficie de 7 hectómetros cúbicos de agua del pantano del Ebro para poder atender la demanda de agua este verano.

  • Según detalló ayer a RNE el director general de Medio Ambiente, Miguel Ángel Palacio, cinco de los siete hectómetros cúbicos solicitados se destinarían al abastecimiento de la capital, Santander, mientras que los otros dos restantes se asignarían a los ayuntamientos que se abastecen a través de la Autovía del Agua.

  • «Con esos siete hectómetros cúbicos podemos atender a lo largo del verano las demandas de agua que procede del pantano del Ebro», explicó Palacio, que confía en tener una respuesta a esta demanda la próxima semana.

  • En su entrevista, el director general de Medio Ambiente también detalló algunas de las medidas con las que el Gobierno de Cantabria pretende solucionar los problemas de suministro que están comenzado a sufrir ya algunas localidades de Campoo, Liébana y Valderredible que ya no pueden abastecerse de sus manantiales.

  • A este respecto, Palacio aseguró que la Consejería de Medio Rural «está buscando la solución más rápida y económica en cada ayuntamiento y cada pueblo».

  • Así, explicó que la escasez de agua provocada por la escasez de lluvias se está tratando de solventar de diferentes maneras

  • «En unos casos llevando una manguera de agua entre pueblos próximos para abastecer al que tiene problemas de agua»; en otros, llenando los depósitos de estas localidades con la ayuda de camiones-bomba; y en el resto, realizando algunos sondeos».

Camiones cisterna

La escasez de agua, además, está empezando a causar algunos problemas de abastecimiento en las poblaciones más elevadas del municipio, aquellas que se sirven de sus propios manantiales.

«Tenemos una estación depuradora de agua potable en Polientes», a la misma orilluca del río Ebro, «con la que el ayuntamiento garantiza el suministro a las poblaciones situadas en la zona baja del valle» pero no a las ubicadas en la más alta, a las que el consistorio ha comenzado a aprovisionar enviando camiones cisterna.

«La operación acarrea un importante esfuerzo económico y humano, pero es la única manera de asegurar el agua a todos los vecinos», explica el alcalde, que sospecha que esta medida no va a ser suficiente de aquí a un mes.

Valderredible tiene 700 habitantes, pero en los meses de verano la población se multiplica por cuatro. En algunos pueblos, hasta por diez. «Además, no estamos hablando de subir el agua aquí al lado», matiza. «Estamos hablando de subir el agua a pueblos que están a 30 ó 40 kilómetros de la estación depuradora», que es donde el alguacil del ayuntamiento, Pedro Luis Amigo, carga el camión cisterna.

«Voy a subir hasta Arantiones», explica mientras colma el depósito con 3.000 litros de agua.

De camino, Amigo cuenta que descarga «según las necesidades» y que, este año, esas necesidades «están siendo mayores que otros» como consecuencia de la sequía. «Los manantiales no han recuperado nada porque apenas ha llovido», de modo que tiene trabajo a destajo. «Y más que voy a tener», asegura el alguacil metiendo la manguera en el aljibe.

«En un invierno seco como este puedo subir aquí una vez al mes». Con 3.000 litros, los ocho vecinos que viven en el pueblo todo el año tienen suficiente para sobrevivir. «Pero en verano, si esto sigue así, tendré que subir todos los días», porque con esa cantidad de agua los casi ochenta habitantes en los que se planta la localidad valluca no fregarían los platos de la cena. «Necesitan de 6.000 a 9.000 litros para pasar dos días».

Esto, para abastecer a Arantiones, que no es, ni de lejos, ni el más poblado ni el más alejado de la capital de los 53 vecindarios que se abrigan en Valderredible.

«Estamos a menos de tres kilómetros de Polientes», donde el alcalde pedáneo, José Juan Bárcen, regenta un bar mirando a los cielos. «Aquí siempre hemos andado bastante mal de agua durante el verano, pero este va a ser todavía peor porque como este año ha venido muy seco, nuestros manantiales no han recuperado».

Ello, afirma, está repercutiendo negativamente en la vida campera. «El campo está muerto, los animales estresados porque no encuentran agua» y él «muy preocupado» porque si en invierno no ha nevado y en primavera no ha llovido, «en verano la situación no parece que vaya a mejorar».

Pesimismo

El pedáneo, que recurre a la lógica, se sitúa en el peor de los escenarios, al que con el paso de estos días calurosos van subiéndose más vecinos empujados por el desánimo. La última, María Varona, que ha necesitado 82 años para ver secarse la fuente de Navamuel.

«En mi vida la había visto así», confiesa la mujer, que ha coincidido con varias generaciones de vecinos yendo a buscar agua a un venero del que ayer no manaba ni gota. «Es que no llueve, y, claro, ya sabe, si no llueve...».

Si no llueve, y no lo hace pronto, «en Valderredible vamos a tener un grave problema», insiste el alcalde, que, además de ordenar el abastecimiento de agua en camiones cisterna a las localidades más necesitadas, ya está articulando otras medidas para reducir en lo posible el impacto de la sequía.

«En unos días, si esto no mejora, empezaremos a colocar en los pueblos bandos explicando la situación y pidiendo a los vecinos que hagan un consumo responsable del agua, un bien garantizado pero escaso que vamos a tener que administrar de la mejor manera porque solo así, poniendo todos de nuestra parte, superaremos esta situación».

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