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Emilio Fernández, de Ramales de la Victoria, se mueve por el coto Güedes, en Carandía, en busca de un puesto para dar con los salmones.
"Parece que quieren acabar con la pesca"

"Parece que quieren acabar con la pesca"

Los pescadores se muestran contrarios al cierre de la temporada decretado desde hoy a causa de la sequía y afirman que el caudal no es el problema de los ríos

Daniel Martínez

Jueves, 1 de junio 2017, 07:14

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A Emilia Gutiérrez no le queda más que la resignación. Por sólo un día se ha quedado sin poder echar la caña en los ríos cántabros este 2017. Tenía permiso para pescar en uno de los cotos del Asón esta misma mañana, pero será imposible. El cierre anticipado de la temporada decretado por el Gobierno regional como consecuencia de los bajos caudales provocados por la sequía afirman que no hay otra opción le ha pillado de lleno. El Ejecutivo alega que esta circunstancia está originando una "alta vulnerabilidad para las poblaciones" de peces, que se concentran en determinados lugares favoreciendo la aparición de "episodios de mortalidad y sobredepredación", y facilitando "posibles episodios de furtivismo".

Igual que esta pescadora de Ramales de la Victoria y aunque también hay voces que van contracorriente y se muestran más comprensivas, una parte importante de los aficionados que ayer aprovecharon las últimas horas a las orillas del Pas están profundamente descontentos con la decisión. "Es verdad que baja poco caudal. Hay años que hay más y otros que menos, pero siempre se ha podido pescar. Aunque el río tire bajo no hay ningún peligro para los salmones", cuenta Emilia, quien califica este paso adelante de la Consejería como "poco pensado y muy precipitado".

En la Sociedad Cántabra de Fomento de la Caza y Pesca reconocen que es difícil poner de acuerdo a todos sus socios, pero creen que esta cierre prematuro lo ha conseguido. "Hay unanimidad", detalla su portavoz, José María Gómez. Recuerda que esta medida no tiene precedentes y confirma que los pescadores habrían sido los primeros en entender un cierre completo antes de comenzar el periodo de capturas por motivos de conservación, pero en este momento "no tiene sentido". "No se puede alegar que los caudales están bajos porque ya lo estaban el 23 de abril cuando comenzó la temporada de salmón. De hecho, en la zona de Toranzo murieron muchos alevines, pero después se han producido crecidas que han permitido el paso a los salmones. Esta semana han estado pasando por el puente de Carandía", cuenta.

Emilio Fernández, que ayer probó suerte en el coto de Güedes, en el río Pas, es algo más comprensivo con el cierre de los ríos, pero igual de crítico con la gestión política. "Parece que quieren que la pesca desaparezca. En 1983 sólo se capturaron tres peces en el Asón. Ese año vino un guarda que conocía el río, sabía cómo había que trabajar, lo repobló y en tres o cuatro años aquello floreció terriblemente. Hace falta gente que sepa gestionarlo bien y que escuche a los pescadores y a los guardas, que son los que realmente saben del tema. Ahora no se hace", cuenta este veterano pescador. Tiene una lista de obras teóricamente realizadas para favorecer el camino a los salmones que se han hecho en el Asón y que sólo han servido para poner trabas: "Los peces subían sin problemas y después de gastar millones de pesetas ahora casi no pueden".

Con las cañas ya recogidas, están atentos a la decisión de la Consejería sobre la devolución del pago de las cuotas. Aunque son cantidades relativamente pequeñas 11,26 euros para acceder a los cotos de trucha y 22,52 euros para los de salmón, consideran que es justo su reembolso. "Nos han dicho que es un tema que está en mano de los servicios jurídicos y que ya nos informarán. Dicen que es más costoso el proceso para devolverlo que lo que se va a devolver, pero los pescadores no tienen la culpa", opina el representante de Fomento de la Caza y la Pesca de Cantabria.

Suciedad y depredadores

Los que se mojan las botas creen que el principal problema de los ríos no es el caudal o los furtivos lo fueron en el pasado, "sino depredadores como el cormorán", que han llegado desde las zonas de marisma, "o las nutrias", que poco a poco están volviendo a las cuencas. "Ahí es donde tienen que actuar para conservar la pesca. Que gasten dinero en tirar alevines en Arredondo no sirve para nada porque la mayoría mueren", cuenta otro aficionado, Ramón Diego, quien apunta que tampoco ayuda la falta de limpieza. "Tienen mejor aspecto, pero los análisis dicen que todavía presentan mucha contaminación", apoya Gómez.

Cuando la pasada semana el Gobierno anunció el cierre la temporada, advirtió de que podría dar marcha atrás si las lluvias contribuían a paliar la situación. Esa puerta sigue abierta, pero las perspectivas no son positivas. Ahora, las únicas opciones para la pesca fluvial en Cantabria se encuentran en el pantano del Ebro, donde no existe esta restricción, y en el tramo del Deva que la comunidad autónoma gestiona conjuntamente con Asturias. Eso, o saltar a las regiones vecinas, algo que antes incluso de este fin de curso pesquero ya estaba en la cabeza de muchos. Por el momento, ni el Principado ni Castilla y León tienen intención de seguir los pasos de Cantabria.

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