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Altaiz, zona de piedras, bloques y alguna sima

Altaiz, zona de piedras, bloques y alguna sima

"Es un terreno sin complicaciones si hay visibilidad, pero con niebla puedes perderte", indica un guía experto, que recuerda también el pasado minero del entorno

Álvaro Machín

Jueves, 8 de junio 2017, 07:18

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Peter Max Kamber y Natalie Antonia Kamber se unen a una lista en la que los últimos nombres eran, hasta ahora, los de Fernando Casquero, Daniel Camarzana y Rubén González. Los tres montañeros zamoranos fallecieron hace poco más de un mes en Picos. El rescate de sus cadáveres conmocionó a todo el país. Fue en el Espolón de El Jiso, un entorno muy distinto al lugar donde han perecido los dos turistas de origen suizo. Las inmediaciones de la Torre de Altaiz son "una zona como cualquier otra de Picos. De pedreros, de bloques, con alguna sima... Con caminos a ratos más claros y otros, no tanto. Es fácil, sin ninguna complicación técnica, si hay luz. Pero con niebla puedes perderte". Así empiezan los riesgos. Todo apunta, a falta de confirmación, a que se salieron del camino y, poco equipados, perecieron cuando intentaban trepar.

La descripción del lugar, a grandes rasgos -a falta de saber exactamente lo sucedido y el punto concreto en el que aparecieron-, es de Víctor Sánchez, guía de Picos de Europa. Un experto. Sabe, como muchos, que ese terreno se aprovechó décadas atrás para la minería, que hay "bocaminas, agujeros en el suelo, pequeñas simas". Huecos en el firme con los que hay que tener cuidado. Sabe también que lo mejor en caso de niebla y de desorientación es detenerse, pararse. Como mucho, pisar sobre seguro. "Pero por temor o confusión, a veces la gente tiende a trepar buscando una salida. Y ahí te arriesgas a caer, a que te caiga una piedra...".

El caso es que el lugar del suceso no está, ni siquiera, lejos de la base del teleférico en las alturas. "A unos treinta o cuarenta minutos andando, dependiendo del ritmo y de las condiciones". Los habituales de la zona saben que, tras subir en el elevador, se puede tirar camino de Áliva y, si hay ganas de andar, bajar desde allí a Espinama. La otra opción es girar a la izquierda hacia La Vueltona, que conduce, si uno sigue esa dirección, al entorno de la Torre de Altaiz y otros picos muy conocidos para los amantes de la montaña -desde allí se puede volver a la base del funicular por los Tornos de Liordes, pero la vía suele tomarse más de subida que de bajada. La pareja de suizos tomó la segunda de las opciones, pese a que la equipación que llevaban era muy sencilla.

"Hasta La Vueltona (en el gráfico que acompaña esta página se puede seguir la ruta) hay gente que va hasta en tacones. Es una pista tipo a las que hay para los todoterrenos", explica Sánchez. No hay apenas diferencia de desnivel entre ese punto y la estación del teleférico. Es un paseo muy sencillo y muy habitual. A partir de ahí, "dependiendo de la dirección que tomes, hay senderos más anchos, más transitables, y otros que se van estrechando", señala. En el caso de los suizos, y teniendo en cuenta que fallecieron despeñados, es obvio "que si el accidente fue por una caída en algún momento empezaron a trepar o a subir". Pudieron tomar una dirección hacia un terreno "más de montaña, donde la cosa es ya un poco más exigente". "La tónica habitual en Picos es que la gente vaya poco equipada. Ves a gente en playeras por fuera del camino", advierte el guía.

La lista

La investigación será la que determine la ruta y las causas de una doble muerte que supone agrandar la lista. Con ellos, el número de fallecidos en los últimos quince años en Picos de Europa mientras practicaban alguna modalidad deportiva se eleva a, al menos, 23 personas.

En ese listado, los extranjeros están muy presentes. En 2006, por ejemplo, el rescate del cadáver de los británicos Robert Rippengal, de 39 años, y Catherine Louise Stokes, de 29, en el paraje conocido como el Canchorral de Hormas puso fin a cuatro días de búsqueda.

Sorprendidos por el mal tiempo, telefonearon al 112 comunicando su situación y su posición aproximada. Su llamada movilizó a los Greim, que se pusieron en marcha en medio de la noche, la nieve y las fuertes rachas de viento. Pero los dos montañeros decidieron seguir el camino por su cuenta. Entonces la mujer sufrió un percance y se despeñó. Cuando el hombre acudió en su auxilio ambos sucumbieron a las inclemencias del tiempo.

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