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Los colectivos de padres trasladan este lunes su malestar al consejero de Educación

Los colectivos de padres trasladan este lunes su malestar al consejero de Educación

Tras las decisiones sobre el calendario, la FAPA y la Concapa se reúnen con Ramón Ruiz y no descartan iniciar medidas de protesta, entre las que se podría incluir la petición de su dimisión

José María Gutiérrez

Lunes, 12 de junio 2017, 07:13

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La Consejería de Educación vivirá este lunes una mañana intensa: Ramón Ruiz recibirá primero a la FAPA y después a la Concapa para trasladar a ambas asociaciones de padres las decisiones tomadas en la Mesa Sectorial del pasado viernes, donde la Administración y los sindicatos aprobaron el calendario escolar del próximo curso, en el que se eliminan las vacaciones vinculadas a la Semana Santa medida que indigna a la Concapa y se mantiene la jornada reducida en septiembre y junio en Educación Infantil y Primaria, desoyendo la petición común de ambos colectivos y el sentir mayoritario de las familias.

El consejero Ramón Ruiz quiere explicar en primera persona a Leticia Cardenal y Mónica Haro, respectivas presidentas de FAPA y Concapa, las resoluciones tomadas, que no han gustado nada a las familias, que vuelven a sentir como su opinión «no es tenida en cuenta». Se sienten «engañadas». Y no es la primera vez. Están «cansadas», «hartas», y los representantes de la FAPA y la Concapa piensan trasladar este malestar colectivo en las reuniones de hoy.

Tras las mismas, no descartan poner en marcha acciones de protesta. La proporción de las mismas es imprevisible teniendo en cuenta el cariz que están tomando los acontecimientos e, incluso, no es descartable que se ponga encima de la mesa la petición de dimisión de Ramón Ruiz.

«Vamos a ir a por todas, no nos van a callar», avisa Leticia Cardenal, presidenta de la Federación de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (FAPA), mayoritaria en la enseñanza pública de Cantabria. En la reunión de urgencia que mantuvo este colectivo el viernes tras las decisiones de la Mesa Sectorial se barajaron distintas acciones de plantear de forma pública su malestar, que se sumarían a la recogida de firmas que iniciaron la pasada semana reivindicando la eliminación de la jornada reducida en septiembre y junio y que, finalmente, no ha conseguido su propósito.

También la Concapa, referente en la enseñanza concertada, se muestra «enfadada», tal y como resume Mónica Haro. «El buen ambiente que ha habido en la comunidad educativa durante la negociación del Acuerdo por la Educación en Cantabria se ha roto», expresa.

Un consenso falso

Tras la Mesa Sectorial, la Consejería de Educación y los sindicatos de la Junta de Personal Docente STEC, UGT, CC OO y ANPE trasladaron su «satisfacción» porque en la aprobación del calendario «había triunfado el diálogo, el consenso y las razones pedagógicas».

Un consenso que las asociaciones de padres niegan que exista porque, aunque no han podido participar de las negociaciones del calendario escolar ya que es una tarea que en Cantabria recae en la Administración educativa y los sindicatos docentes, sí habían transmitido sus opiniones y reivindicaciones a la Consejería, que en su mayor parte no han sido tenidas en cuenta. «El consejero está rendido a los sindicatos», critica Cardenal.

Que ese consenso no es cierto lo demuestra la lucha que ha encabezado la FAPA para lograr que la jornada escolar tenga el mismo horario a lo largo de todo el curso en todos los niveles educativos, eliminando los horarios reducidos de septiembre y junio en Educación Infantil y Primaria. Ambición compartida con la Concapa, que ha sido desestimada.

Y también se demuestra en la negativa que ha mostrado la Concapa a eliminar las vacaciones vinculadas a la Semana Santa, exponiendo problemas de conciliación, que se multiplican al trasladar este periodo de descanso a otra época, como ideológicas, ya que se trata de fechas «muy unidas a las tradiciones y creencias de este país». La FAPA sin embargo no ha visto con malos ojos la decisión de suprimir las vacaciones de Semana Santa, ya que «es una medida acorde al planteamiento que defendemos de desvincular la programación escolar del calendario religioso».

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