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José María Lafuente
"El debate sobre la calidad del Archivo se hace desde un total desconocimiento"

"El debate sobre la calidad del Archivo se hace desde un total desconocimiento"

Tras el acuerdo entre Ayuntamiento y Estado, José María Lafuente subraya que el verdadero objetivo es "avanzar en el establecimiento de una sede asociada del Reina Sofía en Santander"

Guillermo Balbona

Domingo, 18 de junio 2017, 07:32

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"Ya hemos perdido demasiado tiempo por dejar que el Gobierno regional nos marcara los tiempos. Es el momento de pasar a la acción para no perder una oportunidad única para la ciudad". Con estas palabras de la alcaldesa de Santander, Gema Igual, se cerraba un periodo convulso en torno a uno de los proyectos culturales más zarandeados: la llegada a Santander de la sede asociada del Museo Reina Sofía vinculada al Archivo Lafuente. Una operación que nació hace cerca de cinco años cuando el Museo Nacional y el Archivo firmaban un convenio marco de colaboración para la organización de exposiciones y proyectos con fondos del archivo. Una relación fructífera que continúa hoy, como la que ha establecido este archivo con centros de arte y museos internacionales que demandan sus piezas. El empresario, editor y coleccionista José María Lafuente, que ha mantenido su silencio durante la mayor parte del proceso, aseguró ayer a este periódico en unas declaraciones de valoración ante el nuevo rumbo del proyecto, que "el verdadero propósito del acuerdo establecido entre el Reina y el Archivo siempre ha sido promover la instalación de una sede asociada del museo en Santander. Creo que este debe de ser también el objetivo del debate".

El acuerdo alcanzado el pasado jueves entre Ayuntamiento y Secretaría de Estado de Cultura, en ausencia del Ejecutivo cántabro, pone fin a una sucesión interminable de reuniones, contactos, elaboración de borradores de convenio y acuerdos parciales que se remontan a 2013 y que confluyen en un punto de partida crucial en otoño de 2014 con la aprobación del preacuerdo Reina SofíaArchivo.

El Patronato del Museo Nacional certificaba en octubre de ese año un preacuerdo para la "adquisición de derechos sobre los fondos que lo conforman". A partir de ahí las Administraciones empezaron a jugar sus bazas. Una etapa de casi dos años que concluía en febrero del pasado año cuando el director del Reina Sofía, Manuel Borja-Villel, y el director del Archivo Lafuente firmaban el acuerdo. El compromiso tiene vigencia por un periodo de diez años y contempla la opción de compra por parte del Reina Sofía. Lafuente, que este verano volverá a exhibir una muestra de sus fondos en el Palacete, sostiene que el Archivo "no precisa que le adjudiquen una sede para sí solo". Tras el giro de la operación, el empresario muestra su prudencia y esperanza: "Si este nuevo acuerdo resulta favorable para avanzar en el establecimiento de una sede asociada, entiendo que puede ser bueno para todos". El pasado jueves, con contundencia, el ministro de Fomento, Iñigo de la Serna, denunció que "el objetivo del Gobierno regional ha sido evitar que el Reina Sofía llegara a Santander". Hace año y medio se anunciaba que el Ayuntamiento adelantaba la financiación de las obras, con el compromiso de devolución por parte del Gobierno regional en diez años.

Un momento crítico en el tramo final se produjo cuando el pleno del Parlamento cántabro rechazó una moción del PP para instar al Gobierno regional a comprometerse y a considerar el proyecto una "prioridad" en materia de inversiones. Pero el terremoto llegó cuando la alcaldesa de Comillas, Teresa Noceda, cuestionaba desde la tribuna del Parlamento el valor del Archivo.

Lafuente, a propósito de los debates que han surgido en fases importantes, confesó este sábado que "no resulta grato contemplar, casi a diario, una polémica sobre la calidad de los fondos del Archivo, sobre todo, cuando se hace desde un desconocimiento absoluto de los materiales que lo componen". En los meses siguientes y hasta la reunión del pasado jueves en Madrid el desencuentro, las fricciones entre administraciones y los aplazamientos de decisiones fueron constantes entre borradores de convenio, citas sin acuerdo y debates y anuncios sobre flecos jurídicos.

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