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El acusado de abusar de una niña niega los hechos y dice que «le hicieron vudú»

El acusado de abusar de una niña niega los hechos y dice que «le hicieron vudú»

Cantabria ·

El hombre admite haber mandado mensajes telefónicos de contenido sexual a la niña cuando esta tenía 11 años, pero se justifica diciendo que su expareja le puso «algo en las lentejas»

DM .

Santander

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Martes, 21 de noviembre 2017, 20:31

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El hombre acusado de un supuesto delito continuado de abuso sexual por hacer tocamientos a una niña de ocho años, sobrina de su pareja, ha asegurado que «jamás» la tocó, que «nunca» estuvo a solas con la menor y, sobre algunos mensajes que envió a la niña cuando ésta ya tenía 11 años, ha manifestado que «no sabía ni lo que hacía» porque su expareja le hizo «vudú o brujería» dándole «a comer un plato de lentejas».

Así se ha expresado el acusado este martes en el juicio que se ha celebrado en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Cantabria contra él, en el que ha afirmado que «nunca» ha tenido «nada que ver con esa niña» porque cuando él vivía con su expareja y la hermana de ésta y madre de la menor, la pequeña estaba en su país, en Guinea Ecuatorial.

Según el acusado, al que el fiscal reclama seis años y medio de prisión, residió con su entonces pareja y su hermana de 2006 a 2008, y entonces la niña aún no residía en la vivienda, donde se instaló después de que él ya se hubiese marchado tras romper la relación con su tía. Precisamente por eso, ha enfatizado, «en ningún momento he estado a solas con la niña, ni en ninguna habitación con ella».

Pero no sólo se le acusa de hacer tocamientos a la menor, sino también de haberle enviado años después, entre noviembre y diciembre de 2015, mensajes de contenido sexual que, aunque ha reconocido que fueron enviados desde su teléfono móvil, muchos los ha negado y otros, como el que envió con una foto de un pene erecto, ha dicho que lo «bajó de internet».

El fiscal ha detallado que entre esos mensajes hay algunos como «te lo quiero meter todo en el chocho», «mandarme una foto en bragas y te pongo una recarga» o «te quiero mucho, quiero que seas mi novia», aunque el acusado ha asegurado no recordar ninguno.

Tras ello, y sin ser preguntado, ha indicado que, aunque «sea difícil de entender», cree que lo que ha sucedido es una «venganza» de su expareja que le hizo «vudú, brujería, me hechizó y yo perdí la cabeza, no sabía lo que hacía». «Me dio a comer unas lentejas y no sé qué droga o qué me puso... no sé que me pasó, pero yo nunca he tenido nada que ver con esa niña», ha apuntado.

Y ha insistido: «Me dio a comer lentejas, perdí la cabeza e hice cosas de las que verdaderamente me arrepiento», aunque entre esas cosas que hizo, ha reiterado, no estaba haber tocado a la niña y haber mantenido relaciones sexuales con ella. «Jamás», ha apostillado.

Denuncia

La madre de la niña denunció los hechos en diciembre de 2015 tras tener conocimiento de los mensajes de móvil y WhatsApp que había estado recibiendo la menor, ya con 11 años. En su declaración, y frente a lo dicho por el acusado, ha asegurado que su hija y él sí convivieron porque él estuvo en la vivienda de 2005 a 2010 y la niña se instaló allí en 2007.

Además, ha manifestado que la pequeña «a veces» estuvo sola con su supuesto agresor porque ella «se la solía dejar a mi hermana pero, cuando se tenía ya que ir a trabajar, la dejaba con él». Y, una vez él se marchó de la vivienda, entre 2010 y 2015, acudía de visita «alguna vez».

La madre ha relatado que la niña, desde que regresó a Santander desde Guinea Ecuatorial donde estuvo hasta los tres años, «siempre estaba triste, en todos los momentos», pero ha asegurado que ella «no sabía» que el acusado y expareja de su hermana podía haber hecho algo a la menor. La declaración de la niña en la vista se ha celebrado a puerta cerrada.

Para el fiscal, los hechos constituyen un delito continuado de abusos sexuales a menor de trece años, otro de abusos sexuales a menor de dieciséis y un tercer delito de exhibicionismo. Por todo ello, pide seis años y medio de prisión, una medida de libertad vigilada tras su puesta en libertad de 10 años y prohibición de comunicación y aproximación durante 14 años.

La acusación particular, que ejerce la madre de la menor, solicita la condena por los mismos delitos pero eleva la petición de pena hasta los cinco años y tres meses de prisión.

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