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Antonio 'Sane'
El acusado de violar a una mujer dice que ella le ha «buscado la ruina» y la víctima pide «justicia: no es no»

El acusado de violar a una mujer dice que ella le ha «buscado la ruina» y la víctima pide «justicia: no es no»

Cantabria ·

El fiscal pide para él una condena de once años de cárcel por delitos de agresión sexual y lesiones

europa press .

Santander

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Lunes, 5 de marzo 2018, 15:45

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El acusado de forzar a una mujer a mantener relaciones sexuales con él en su casa de Pesués (Val de San Vicente) ha negado los hechos en el juicio celebrado este lunes, en el que ha asegurado que «todo es mentira» y la ha culpado de haberle «buscado la ruina».

Tras el hombre, que ha manifestado que se quedó «de piedra» cuando le denunciaron por la supuesta agresión, ocurrida el 30 de enero de 2016, ha declarado la víctima, que ha aseverado por su parte que por más que se negó no consiguió evitar que la «violara». «Aquello no era un hombre, era un monstruo», ha comentado al respecto, y antes de pedir «que se haga justicia» y que el procesado «pague por lo que ha hecho», porque «no es no», ha sentenciado.

En la sesión, celebrada en la Audiencia Provincial de Cantabria y que continuará este martes, la agredida ha solicitado que el hombre estuviera oculto tras un biombo mientras declaraba. Pero al terminar, ha decidido quedarse en la sala en vez de abandonarla. Ha relatado que conoció al presunto agresor -para el que el fiscal pide 11 años de cárcel-. un par de meses antes de los hechos, y ha agregado que desde entonces habían coincidido en un bar tomando café y habían comido juntos un día.

Ha detallado que en la fecha en cuestión iban a ir a comer a Ribadesella con amigos de él, pero de camino les paró la Guardia Civil de Tráfico en un control de alcoholemia en el que él dio positivo. Así, al no poder seguir conduciendo, los agentes les llevaron hasta el domicilio de él, que estaba cerca del lugar, y rodeado de más viviendas.

«Yo no pensé que iba a pasar esto ni de coña», «ni por lo más remoto», ha expresado la víctima, para indicar que «surgió así» ir a su casa, a lo que accedió. Una vez en ella, estuvieron en el salón, en la planta baja, «picando» algo de comida, que acompañó con «un sorbo de vino». Cuando terminaron, él insistió en enseñarle el resto de la vivienda, que estaba en obras.

El acusado, durante el juicio celebrado hoy en la Audiencia. Antonio 'Sane'
Imagen principal - El acusado, durante el juicio celebrado hoy en la Audiencia.
Imagen secundaria 1 - El acusado, durante el juicio celebrado hoy en la Audiencia.
Imagen secundaria 2 - El acusado, durante el juicio celebrado hoy en la Audiencia.

En la planta superior, cuando estaba mostrándole la habitación de su hijo, «con la misma va y se tira encima de la cama», ha indicado la mujer, que se había quedado «en el borde de la puerta» y «sin dar un paso» dentro.

«Cuando vi que se tiraba, ...¡corre!, pensé», ha expresado la denunciante, que se negó a tumbarse junto al acusado, que la cogió del brazo y tiró de ella hasta que la echó sobre la cama, bajó el pestillo de la puerta y se desnudó. Entonces comenzó un forcejeo entre ambos, en el que él la dio un «tortazo en la cara» y la dijo que la iba a «follar», y ella empezó a llorar y a pedir que no la pegara.

«Me agarró. Me hizo muchísimo daño. Él intentaba besarme, y yo le mordí el labio. Cometí un error. Se puso como una fiera. Aquello no era un hombre. Era un monstruo», ha relatado la mujer, que intentó zafarse de él sin éxito, pues «era mucho más fuerte que yo».

La víctima -que ahora pesa 11 kilos más debido a las pastillas del tratamiento que sigue- ha detallado que accedió a quitarse la ropa a cambio de que él no siguiera pegándola. Pero pese a que se quitó el jersey, el acusado prosiguió con sus amenazas: «estaba fuera de sitio». Ante esto, la mujer se desnudó y él la penetró durante «dos minutos», el mismo tiempo que duró la felación que ella le practicó cuando él la agarró del pelo acercándole la cabeza al pene.

Después de todo esto, el hombre la «dejó en paz» y se comportó «como si no hubiera hecho nada», pidiéndola que dejara de llorar al tiempo que le ofrecía un café, que ella aceptó. Así, se vistió y bajó a la cocina a tomarse un café, pues estaba «destemplada».

Mientras, él telefoneó a unos amigos y la dijo que se iban a Oviedo. Una vez en el vehículo, ella le pidió que la dejara en Unquera o un lugar -en una gasolinera o salida de la autovía- donde poder bajarse y coger un autobús para ir a su casa, pero él la contestó con un «quiero estar contigo» y la llevó hasta la capital del Principado.

«Pensé hasta tirarme del coche», ha comentado la mujer, antes de precisar, a preguntas de las partes, que se había quedado sin batería en el teléfono móvil y que no llevaba mucho dinero en la cartera, unos diez euros. Una vez en la ciudad asturiana ha dicho, al ser igualmente cuestionada, que no se le «ocurrió» ir a una comisaría porque estaba «bloqueada». Tampoco se acordó de que días antes él se había querido «sobrepasar» con ella. «Si me acuerdo de eso, me voy».

Así las cosas, fue con el supuesto agresor a un centro comercial ovetense, pues él tenía que comprar cosas para su hijo, aunque también le pagó unos zapatos a ella, aunque -ha asegurado- no quería que se los comprase. De los mismos, y al ser interpelada al respecto, ha admitido que los llevó puestos «tres días» después de la presunta agresión, cuando declaró ante el juez en fase de instrucción, y que lo hizo «para enseñarlos»

Tras las compras, fueron a un bar donde el hombre le presentó a un amigo suyo, con el que ella se quedó mientras él fue a hacer unos «negocios» -es mariscador y vendía percebes y erizos en restaurantes-, para cenar juntos en el establecimiento a su regreso.

En el viaje de vuelta a Cantabria, el acusado le expresó que estaba «muy a gusto» con ella, que le reprochó en cambio lo que le había hecho, y que estuviera «amoratada» y se le movieran los dientes. Sin embargo, él se comportaba como si se hubieran «acostando tan normal».

Tras dejarla en casa, la víctima se duchó, y al día siguiente le contó lo sucedido a una amiga, que la convenció para denunciar los hechos. «No es lo mismo contarlo que pasarlo», ha comparado la mujer, para asegurar que «todavía no puedo estar con un hombre. Les veo con miedo». Así, siente que le van a «volver a hacer lo mismo. Sueño con ello», ha relatado la víctima, que tiene discapacidad física y trastorno depresivo.

«Ne ha buscado la ruina»

Por su parte, el hombre ha negado los hechos que le imputan alegando que «todo es mentira», acusando a la víctima de haberle «buscado la ruina». El procesado, para que el Ministerio Público también pide que pague 4.500 euros de indemnización, ha asegurado que desconocía la situación -física y mental- de la mujer. «Si lo llego a saber, no me arrimo a ella».

En su declaración, ha indicado que la había conocido previamente en un bar, en el que ella le «contó su vida» y le comentó cosas como que «era magnífica en la cama». Tras esto, habían coincidido un par de veces, un día de los cuales comieron en Llanes y él «intentó ligar con ella», que puso «las manos en mis partes».

El día de los hechos no habían quedado, pero se encontraron y él la invitó a comer, aunque regresaron a casa tras dar positivo en la prueba de la alcoholemia, y pese a que él la había propuesto que se fuera con los agentes, pues estaba «cabreado» por la multa.

Pero «ella se quería quedar conmigo». Así, una vez en su casa, después de comer y de que ella se bebiera «un par de botellas de Moscato», subieron al piso superior y «empezamos a besarnos y morrearnos, los dos. Yo y ella, a la vez. Ella me desató el pantalón a mí y yo a ella».

También ha apuntado que tras morderle el labio la mujer le dijo que quería hacerle una felación, a lo que él se negó, pues no se «fiaba», ya que le acababa de dar un mordisco. «Hicimos el amor», ha manifestado el hombre, para quien se trató de una relación consentida y sin agresión. Sobre esto último, ha indicado que después del acto, cuando estaba en el baño, oyó un ruido y escuchó a la mujer decir que se había golpeado, y luego vio que tenía «una marca pequeña en la cara».

Posteriormente, como él tenía que ir a Oviedo, le ofreció dinero para que se fuera a su casa, pero ella se negó: «voy contigo», le dijo, de modo que fueron juntos a Asturias, donde ella se quiso «comprar unas botas de lujo, pero se conformó con los zapatos».

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