Borrar
Andoni Tarriño, Ramón Montes, Pedro Rasines del Río, Emilio Muñoz, Carmen de las Heras, Marcos Díez y Pilar Fatás. Luis Palomeque
Altamira, el 'santuario' del Paleolítico

Altamira, el 'santuario' del Paleolítico

La investigación puesta en marcha por Lasheras, y presentada ayer en el Museo, da a conocer nuevas formas de vida en la cueva

Rosa Ruiz

Santander

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Viernes, 25 de mayo 2018, 11:00

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Las cuevas de Altamira estuvieron ocupadas 6.500 años de forma continuada. Sus moradores se alimentaban, principalmente, de ciervos y decoraban sus cuerpos con colgantes elaborados fundamentalmente de dientes. Pero, sobre todo, se movían. Viajaban por diferentes yacimientos entre el norte de España y Francia en los que fueron dejando muestras durante sus desplazamientos. Altamira, además, no fue una cueva común con uso residencial, sino un elemento, un lugar único e irrepetible, el epicentro de una comunidad humana durante el Paleolítico Superior.

Cada vez se va sabiendo más sobre las formas de vida y la expresión artística de los grupos de cazadores recolectores que habitaron este lugar entre 13.000 y 23.000 años antes del presente. Algunas de estas cuestiones forman parte del proyecto de investigación 'Los tiempos de Altamira', un estudio que supone un avance en el conocimiento de las formas de vida y del paleoambiente de la cueva a través de los datos obtenidos en tres yacimientos próximos: Cualventi, El Linar y Las Aguas, un trabajo que coordinó y dirigió José Antonio Lasheras, quien fuera también director del Museo de Altamira hasta su trágico fallecimiento en el año 2006. Los resultados de aquellas investigaciones, que se iniciaron en 2003 y en las que han colaborado hasta cuarenta especialistas, ya se publicaron en versión digital.

Ayer vio la luz su edición impresa y fue presentadas en el Museo durante un acto, que se convirtió también en un homenaje póstumo a Lasheras y al trabajo que realizó en Altamira. Con esta investigación Lasheras quería ampliar los conocimientos obtenidos hasta el momento sobre la forma de vida de los moradores de estas cuevas, averiguar nuevos aspectos de su alimentación, de los objetos que utilizaban para decorar... En definitiva, sumar nuevos datos a los que ya habían aportado otros investigadores como Alcalde del Río o González Echegaray y dado que Altamira permanece cerrada por razones de conservación se eligieron tres yacimientos próximos con características similares.

Los encargados de presentar el resultado de estos trabajos fueron la directora del Museo de Altamira, Pilar Fatás y la subdirectora y responsable del área de Patrimonio e Investigación, Carmen de las Heras, junto con los arqueólogos-investigadores Ramón Montes, Pedro Rasines, Emilio Muñoz, Pedro Castaños, Andoni Tarriño y Marcos García-Díez que han formado parte del trabajo.

Las conclusiones son varias y algunas novedosas, aunque quizás una de las más llamativas es que cuando años después de su descubrimiento se definieran las pinturas de Altamira como la 'capilla sixtina' del Arte Cuaternario no se exageraba nada, y es que su funcionalidad pudo ser un lugar de apoyo para determinadas funciones de subsistencia. Pero fundamentalmente fue empleada para el desarrollo de actividades más trascendentales, donde la producción artística, tanto mobiliar como parietal, era esencial.

También ayer se dio a conocer que, según el estudio sedimentológico de Cualventi, Linar y Las Aguas, la temperatura por entonces era fría o fresca y la nota predominante era la humedad. De esta forma se conoce que el paisaje que rodeaba a la cueva de Altamira era abierto y estaba rodeado de hierba y arbustos y matorrales con plantas comestibles. Sus habitantes, además, cazaban mayoritariamente ciervos, aunque la caza no fue su único recurso alimenticio; al contrario, se diversificaba ampliamente el consumo de pescado, marisco y vegetales.

Las tres cuevas se encuentran inscritas en un territorio por el que sus habitantes se desplazaban de forma estacional y los contactos a largo distancia fueron frecuentes, así como los intercambios de materia prima y otros productos.

Las investigaciones también muestran el aprovisionamiento de sílex como indicador del radio de acción de los grupos del Paleolítico superior.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios