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María Gil Lastra
Bruselas baja la cuota de verdel un 20% y Cantabria avisa de que el futuro de la flota «corre peligro»

Bruselas baja la cuota de verdel un 20% y Cantabria avisa de que el futuro de la flota «corre peligro»

Las cofradías afirman que las rebajas fijadas para 2018 perjudican en mayor medida a los barcos pequeños y creen que muchos no podrán competir con las nuevas condiciones de Europa

Daniel Martínez

Santander

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Jueves, 14 de diciembre 2017, 07:12

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El pasado mes de mayo, los pescadores de Cantabria hacían resumen de la costera del verdel, una especie que para algunos profesionales de la mar supone hasta el 40% de los ingresos anuales. La opinión en Santoña, Laredo, Colindres y San Vicente de la Barquera, los principales puertos de la región, era casi unánime. Todos estaban relativamente contentos por la calidad y los precios en lonja. La única pega que ponían era que los cupos fijados por las instituciones europeas resultaban muy bajos para la cantidad de biomasa que se encontraban en el mar. «No hace falta casi ni buscarlo, porque el verdel está encima del agua. Hay tanta cantidad...», decía entonces Pedro Núñez, un habitual en esta costera. Por eso ayer, la noticia -por otra parte ya esperada a tenor de los informes técnicos previos- de que la reunión de los ministros de Pesca de la Unión Europea había acordado una reducción en el 20% de las capturas fue un jarro de agua fría para la flota autonómica.

Según explican las cofradías de pescadores de Cantabria, el problema no es sólo la disminución del margen de beneficio, sino algo mucho más grave. Es casi una cuestión de subsistencia porque consideran que con las nuevas condiciones aprobadas en la capital comunitaria tras tres días de negociación muchos de los barcos cántabros dejarán de ser competitivos y, una parte de ellos está en serio riesgo de desaparición. «Está claro que el sector lo va a pagar. Esto pone en peligro el futuro de la flota y muchos van a tener problemas para el mantenimiento de sus barcos», señala Miguel Fernández, patrón mayor de Cantabria.

Según los cálculos del Ministerio de Agricultura, los pescadores cántabros tendrán que repartirse con los gallegos, asturianos y vascos algo más de 30.000 toneladas de verdel frente a los 38.600 de 2017. De ahí que Emilio Bustamante, presidente de la Cofradía de San Vicente de la Barquera, coincida plenamente con la valoración de su compañero de Santoña: «El verdel es vital. Sobre todo para los barcos menores». Es decir, para la mayoría de los que faenan en Cantabria, unas 40 embarcaciones de cerco que siguen capeando el temporal.

«Para nosotros el verdel es vital. Es verdad que sube el bonito, pero sólo beneficia a los barcos más grandes»

Emilio Bustamante . Cofradía de San Vicente

El análisis que realizan desde el Gobierno de Cantabria sobre los nuevos cupos no es mucho más optimista. «Es una estocada para una flota muy dependiente de estas artes que ya estaba muy mermada. Estamos muy disgustados y el sector está muy disgustado», confirmaba ayer Marta López, directora general de Pesca, quien remarcaba que «se ha recortado donde más nos duele». Se refería a otra de las especies que también tendrá el próximo año una cuota menor, la merluza. En concreto, un 12% menos hasta las 5.924 toneladas a repartir entre todas las regiones españolas que se acercan al caladero del golfo de Vizcaya.

Como en el caso anterior, los hombres de la mar vuelven a señalar que, a pesar de lo que digan los estudios científicos, el día a día demuestra que hay 'stock' suficiente. Afirman que la mejor prueba es que algunos volanteros (un tipo buque de gran tamaño) de otras comunidades autónomas que tienen asignados 30.000 kilos han agotado su cuota en sólo dos días. Mientras, los cántabros de artes fijas «desde septiembre capturan únicamente 150 kilos semanales. Hasta ahora, que las capturas ya son libres porque a los grandes arrastreros les sobra la merluza».

«Muchos van a tener problemas para mantener sus barcos como hasta ahora. El sector lo notará»

Miguel Fernández. Patrón mayor de Cantabria

También se rebajan las capturas de gallo, un tipo de pescado que no tiene una gran incidencia sobre la flota regional y se mantiene la prohibición de cigala. Si Fernández se atreve a calificar de «agridulces» las nuevas cuotas es porque también hay algunas especies cuyos cupos se incrementan. La más importante para los barcos de cerco es el jurel o chicharro, que sí afecta directamente -en este caso para bien- a la flota regional. Y aunque no crezca, mucho más favorable es el mantenimiento del bocarte, una de las pesqueras que tiene más peso en la región. Seguirá en 29.700 toneladas. En cambio, la subida del lirio o bacaladilla no tendrá apenas consecuencias. El motivo es que este tipo de pescado lo capturan mayoritariamente los barcos de arrastre, una tipología que aquí escasea.

Graves consecuencias

El sector pesquero está convencido de que las nuevas cuotas tendrán consecuencias graves en la flota cántabra. «Se van a reducir los barcos de gran tamaño, que cada vez hay ya menos. Los barcos de 16 metros que hay ahora tendrán que quedarse en nueve», señala el patrón mayor de Cantabria, quien explica que eso hace que la peligrosidad en la mar sea mayor. Además, tendrá una traducción en puestos de trabajo. Si en estos momentos la media es de seis o siete personas por embarcación, lo más posible es que el número se reduzca a la mitad: «Algunos serán el padre, el hijo y nada más».

Según el análisis de Fernández, por efecto dominó, estos dos hechos provocarán que los barcos sean menos competitivos porque su margen de maniobra estará más restringido. Por ejemplo, tendrán más dificultades para trabajar el bonito del Cantábrico, una variedad que no se incluyó en el reciente acuerdo de Bruselas, sino en una anterior de Marrakech, donde se decidió un incremento del 20% respecto a las cifras de 2017. A fecha de hoy, únicamente falta por conocerse las cuotas de la sardina.

Oria traslada las demandas de la flota regional al Ministerio

El acuerdo sobre las cuotas pesqueras para 2018 coincidió ayer con la celebración de una reunión entre el consejero de Pesca, Jesús Oria, y el sector en Cantabria. En la cita, Oria se comprometió a tratar de hacer frente a las reducciones de las capturas de merluza y el verdel. Además de esta cuestión, el consejero confirmó que ya ha trasladado al Ministerio los problemas derivados de la aparición de pesqueros franceses e irlandeses que utilizan el arrastre pelágico como arte permitido. La respuesta desde Madrid es que se llevarán a cabo «los estudios necesarios para evaluar el perjuicio de este tipo de pesquería y que reforzará las actuaciones de control y vigilancia».

Oria también aclaró que su departamento continuará trabajando el próximo año para poder continuar con las líneas de ayudas destinadas a inversiones tanto de buques como de cofradías, así como para gastos de funcionamiento y asociaciones.

En el mismo sentido, el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, no entiende la decisión de la Unión Europea cuando hay «una superabundancia» de verdel en el Cantábrico y ha lamentado la reducción de la cuota que supone «un palo importante» para la flota pesquera de Cantabria, porque el verdel es una de las «tres patas sobre las que asienta el banco de la pesca cántabra».

El presidente, quien ha insistido en su «enérgica protesta» ante esta decisión, considera que la Unión Europea «a veces parece que actúa como un pollo sin cabeza». «Yo fui de los que apoyó la cuota que se puso a la captura de los bocartes, no me salía decir que era un desastre porque había que recuperar el caladero», ha recordado Revilla, quien ha asegurado que en el caso del verdel no existe «ningún riesgo».

Además, ha destacado sus propiedades nutritivas por tratarse de un alimento que «quita el hambre a mucha gent».

El sector tampoco tiene muchas esperanzas en que las ayudas públicas sirvan para paliar la situación. Ni siquiera de que lleguen. Al contrario que en el País Vasco, donde existe un Plan de Gestión de Aguas Interiores que da derecho a ayudas comunitarias, en Cantabria no se ha creado ninguna figura de este tipo, por lo que será complicado que Bruselas atienda sus peticiones. ¿De quién es la culpa? «Todos hemos sido un poco pardillos en este sentido. Los pescadores, las cofradías y también el Gobierno de Cantabria», reconoce el patrón mayor. Por su parte, el Ejecutivo, en una reunión mantenida ayer con los profesionales, se comprometió a trabajar para que «el daño sea el menor posible» con medidas como dar prioridad a las embarcaciones más afectadas a la hora de recibir subvenciones.

La postura crítica de Cantabria con el acuerdo de cuotas contrasta con la valoración positiva de la ministra de Agricultura y Pesca, Isabel García Tejerina. «Gracias al rigor que ha mostrado la Administración española en las negociaciones, sumado al ejercicio responsable de nuestra flota y los informes científicos y socioeconómicos aportados, se han logrado mejoras sustanciales con respecto a las duras propuestas iniciales de la Comisión», señala la responsable del área en un comunicado, que se escudaba en que las cuotas que han caído lo han hecho en menor medida de lo esperado. Y pone el ejemplo de la merluza, cuyas capturas bajarán un 12%, frente a la propuesta de reducción del 30% presentada por Bruselas.

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