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Festejo de la 'Gata negra' de Carasa DM
¿Es Cantabria una región de fiestas con animales?

¿Es Cantabria una región de fiestas con animales?

La región no se caracteriza por la abundancia de festejos o ritos en los que se maltrate un animal, aunque sí está presente en varios de sus carnavales

Pilar Chato

Santander

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Martes, 15 de agosto 2017, 07:39

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El filósofo griego Pitágoras defendía intensamente el derecho de los animales. Creía que tenían un alma similar a la del hombre y, por tanto, que eran objeto de derechos similares. Cuentan que compraba animales en los mercados para luego liberarlos. Descartes, 16 siglos después, propugnaba que los animales no humanos son «seres complejos sin alma ni mente, en los que no se da capacidad de razonamiento y, por lo tanto, tampoco de sentir o sufrir».

Durante un tiempo se planteaban esos derechos desde el punto de vista de la existencia o no de alma -mismo argumento, por otro lado, utilizado para justificar la conquista de América y el asesinato de poblaciones indígenas o el esclavismo-. Luego se fue introduciendo el ámbito físico y biológico: como poseedores de un sistema nervioso funcional pueden sentir dolor y sufrimiento. Con la llegada del verano y de las fiestas populares se retoma de forma cada vez más intensa la dicotomía entre las fiestas populares y las 'tradiciones' y las asociaciones que se oponen al maltrato animal. En Cantabria, la polémica ha arreciado en las últimas semanas con las carreras de burros de Tanos o la 'Gata Negra' de Carasa, sobre las que median escritos y denuncias públicas pidiendo sus suspensión o, al menos, cambios en su forma.

¿Qué explicación etnográfica o sociológica se puede dar al uso de animales en estos festejos? ¿Tienen vigencia? ¿Cómo de 'cruel' es Cantabria en sus tradiciones? El profesor Eloy Gómez Pellón, catedrático de Antropología Social de la Universidad de Cantabria, cree que este tipo de festejos está muy vinculado con el hecho de que la sociedad española ha sido agraria hasta épocas muy recientes. «Ha convivido con el animal. Lo ha premiado o castigado dependiendo de las situaciones y ese castigo ha estado unido a la celebración festiva. No había otras formas. Se le maltrataba y hostigaba o se le premiaba por 'diversión popular'». Sin embargo, «la sociedad va mudando sus valores», explica Pellón. «Ahora hay individuos apegados a las tradiciones- entendiendo las tradiciones como algo bueno- y otros que cuestionan esas tradiciones porque pueden resultar lacerantes. Ahí se produce una lucha entre grupos de sensibilidades diferentes».

«Hay individuos apegados a las tradiciones y otros que las cuestionan porque pueden ser lacerantes»

Eloy Gómez Pellón, antropólogo

La consulta a Gómez Pellón se produce en un momento en el que está ultimando un artículo sobre los usos y abusos de los animales en las fiestas populares de España, que se publicará a final de año en la revista AIBR Revista de Antropología Iberoamericana. Se ha centrado más en festejos de fuera de Cantabria donde el toro es un elemento clave -muy vinculado a la sociedad mediterranea-. Esos casos «llamativos y dramáticos», como el toro lanceado de la Vega o los toros embolados, no se dan en Cantabria, una región que a su juicio se caracteriza por el respeto a los animales salvo en casos esporádicos o no relevantes.

En el mismo sentido se pronuncia el etnógrafo Fernando Gomarín, quien cree que Cantabria no es especialmente cruel en el trato a los animales en sus fiestas. Los cambios en las percepciones y mentalidades tienen que ver con que las sociedades son cada vez más urbanas y menos rurales, y que antes lo rural «tenía unos rituales que van perdiendo sentido; hay una gestualidad que queda pero se van perdiendo la esencia y se hace por costumbre».

Ejemplos con animales

Gomarín explica que en Cantabria, como fiesta con uso de animales, solo está catalogada la 'Gata Negra de Carasa'. En ésta, tradicionalmente -ahora ha variado el rito-, se hacía acopio de gatas negras en desvanes y sótanos, se introducían en sacos y se llevaban a la mies para que predijeran la buena o mala cosecha. Luego, la mocedad se dedicaba de nuevo a capturarla, y si lo lograban era sacrificada para asegurarse la prosperidad. «Era un antiguo rito agrario de fertilidad de las tierras, campos y cosechas que tenía muchas expresiones en el viejo folclore europeo».

'La rama dorada: un estudio sobre magia y religión', de James George Frazer, publicada por primera vez en 1890 sobre toda Europa, recoge el caso de Carasa. Pero otros muchos que no se dieron en Cantabria, como los de enterrar gallos hasta el cuello y dar sablazos hasta decapitarlo o arrojar sangre de animales para garantizar la fertilidad de la tierra. En Zamora, Salamanca o Galicia también se daban los ritos de gallos y sables, y están los casos de fiestas en las que se arrojaban animales desde los campanarios, de los que no hay constancia en Cantabria.

«La gata de Carasa era un antiguo rito de fertilidad que tenía muchas expresiones en el viejo folclore europeo»

Fernando gomarín, etnógrafo

Gomarín explica que en La Vijanera sí era común en los años 20 del siglo pasado la presencia de burros y asnos a los que se 'disfrazaba' con un pañuelo y servían de montura a muñecos. «Era más una burla que un daño físico». En este carnaval sí hay una escena sobre 'La Muerte del oso', pero aquí siempre se ha utilizado a un hombre disfrazado. También en Polaciones, con el carnaval de los Zamarrones Blancos en Pejanda, y Liébana hay ritos con hombres disfrazados de lobos y osos. La polémica se dio el año pasado en el carnaval de Piasca por la piel utilizada de un oso real cazado en Canadá.

En la zona cántabra que linda con Vizcaya, las vacas monchinas -de gran bravura- eran utilizadas en la lidia cuando no llegaban los toros contratados para las fiestas patronales, como en el caso de Rasines, explica Gomarín, quien también cita -aunque no se trata propiamente de una fiesta- el caso de los alimañeros. Se cazaban osos, lobos o zorros y se hacía un itinerario por los lugares donde este animal había provocado daños. La exhibición del animal se acompañaba de historias cada vez más exageradas en las que se alimentaba la fantasía de los lugareños para luego recolectar unas monedas. Estos casos eran habituales en las zonas altas de Cantabria, como Polaciones o Liébana, y en ocasiones quedaban recogidas en romances con fondo de fábula que pasaban de generación en generación.

En la actualidad, a la'Gata negra' se han unido las carreras de burros de Tanos, aunque son un acto más de los festejos y no el eje central de la fiesta. Ambos casos han recibido las críticas de los grupos de defensa de los animales, a lo que se han sumado en otros casos los concursos de arrastres de bueyes en Cabezón de la Sal. Las leyes cántabras de Protección Animal y de Espectáculos Públicos prohíben las fiestas con uso de animales, sin embargo en ambas normativas quedan exentos los festejos taurinos -corridas de toros y encierros-, que también han sido objeto de numerosas protestas.

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