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La ‘fuerza’ de las cuevas de Altamira y sus museos son clave para que el centro de arte de la Unesco esté finalmente Santillana. : Alberto Aja
Cultura y la Unesco tratan de desbloquear en París la instalación del centro de arte rupestre

Cultura y la Unesco tratan de desbloquear en París la instalación del centro de arte rupestre

El Ministerio mantendrá su apuesta por Santillana en la reunión de mañana y confía en ratificar esta decisión en el Consejo de Patrimonio Histórico que se celebrará en octubre

Enrique Munárriz

Santander

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Lunes, 11 de septiembre 2017, 07:17

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Tras casi año y medio durmiendo el sueño de los justos en un cajón, el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y la Unesco tratarán de desbloquear mañana, martes, la instalación del Centro de Arte Rupestre de Categoría 2 en el Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira. El secretario de Estado, Fernando Benzo, se reunirá en París con la directora general de la Unesco, Irina Bokova, y con otros cargos de la institución, para poner sobre la mesa la necesidad de traer de una vez por todas esta infraestructura a Cantabria.

Desde el Ministerio de Cultura mantienen su voluntad de que la región albergue este centro, una apuesta personal del exsecretario de Estado de Cultura, José María Lassalle, que ahora lleva las riendas de Agenda Digital, y que su sucesor en el cargo quiere preservar. La idea es que, en este encuentro, la Unesco dé luz verde al proyecto y la decisión sea posteriormente ratificada en el Consejo de Patrimonio Histórico que se celebrará en octubre.

Dado que la actual legislación no permite a la Administración General del Estado desarrollar nuevos organismos autónomos, se optó por acogerse al marco legal de la Fundación Botín, que forma parte del Patronato del Museo. Físicamente la sede se ubicará en Altamira y sus actividades se desarrollarán tanto en Santillana del Mar como en la propia Fundación Botín.

Tras firmarse el convenio con la Fundación Botín se estudiará «cómo alojar dentro del proyecto de investigación y conservación preventiva que tiene el Estado en Altamira las otras cuevas cántabras declaradas por la Unesco como Patrimonio Mundial». Ambas administraciones han trabajado para que la candidatura de Cantabria se impusiera a otras que existían en otros lugares del país.

Benzo presentará en la capital francesa a Bokova todo el entramado legal y el marco fundacional de la propuesta cántabra para su puesta en funcionamiento. La intención, como ya anunció Cultura, es que la sede de Santillana lleve el nombre de José Antonio Lasheras, el director del Museo de Altamira fallecido en accidente de tráfico en febrero de 2016. «Creo que Cantabria es un referente mundial en arte rupestre y pensamos que era el sitio más adecuado. Sabíamos que había otras peticiones de otros lugares de España y la apuesta del secretario de Estado nos parece acertada», resaltó en su día el consejero de Educación, Cultura y Deporte, Ramón Ruiz, que está a punto de ser relevado de su cargo.

El Parlamento de Cantabria reclamó el pasado año de forma unánime que el Centro de la Unesco se instalara en Santillana. En principio se barajaron como posibles sedes «edificios emblemáticos» de la villa: la Torre de Don Borja, las Casas del Águila y la Parra o el antiguo convento de las monjas clarisas.

«Anillo» patrimonial

Durante el debate parlamentario, todos los grupos políticos coincidieron en que Santillana del Mar, donde se encuentra Altamira, es una ubicación «lógica y más que razonable» para este centro, que sería el séptimo de nivel 2 de patrimonio mundial de la Unesco, y también en los beneficios que para el turismo, y con ello para la economía regional, supondría.

Tras la propuesta hay un claro objetivo: configurar un «anillo» patrimonial configurado por Altamira, el Centro de la Unesco, el Mupac y la red de cuevas patrimonio de la Humanidad. Por ello, según apuntan desde los gobiernos central y autonómico, «hay que pensar cómo ser competitivos y vender por qué Cantabria ha de ser el lugar de referencia mundial por su patrimonio rupestre. Pensar en grande y no en pequeño. Tender la mano a todos los que pueden ayudar en ese proyecto y no querer capitalizar los protagonismos. Más que proyectar egos hay que gestionar proyectos». El dúo Santillana-Altamira, según han resaltado siempre desde el Ministerio, «sería indiscutible como lugar donde podría alojarse ese centro y vincularse a las otras instituciones mencionadas, aprovechando, quizá, la cobertura que ofrece la naturaleza de organismo autónomo de la Fundación Botín para emplazar definitivamente el CC2 en Cantabria».

Reforzar la posición nacional

La creación de este centro permitirá a España, segundo país en la lista de bienes declarados Patrimonio Mundial, reforzar la calidad en la gestión y conservación de dichos bienes y convertirse en un marco de referencia a nivel internacional para el cumplimiento de las responsabilidades derivadas de la Convención de Patrimonio Mundial.

El centro fomentará la cooperación y el trabajo en red con el resto de Centros de Categoría 2 y con la implicación en este proyecto de la Agencia Española de Cooperación Internacional y para el Desarrollo (Aecid), universidades, asociaciones, institutos de patrimonio e institutos del Centro Superior de Investigaciones Científicas. También estará abierto a la colaboración y aportación de las comunidades autónomas.

Para el consejero Ramón Ruiz, es «sustancial» engarzar los proyectos de investigación que se están realizando en nuestra región por instituciones como el Mupac y el Instituto de Investigaciones Prehistóricas de la Universidad de Cantabria con este centro de la Unesco, además de establecer vínculos entre el mismo y el resto de cuevas declaradas Patrimonio de la Humanidad.

Bailes de sedes

De materializarse esta propuesta de una vez por todas, se pondrá fin a una operación que lleva enquistada desde que el expresidente del Gobierno de Cantabria Ignacio Diego la anunciase en 2013. Pero los continuos incumplimientos de la comunidad autónoma con el Ministerio de Hacienda han dejado en ‘stand by’ la operación y han obligado a su puesta en marcha, al menos de forma temporal, en las instalaciones del Instituto de Patrimonio Cultural, en Madrid.

El Centro Internacional de Arte Rupestre tenía todos los parabienes de Patrimonio del Estado, que cedió «exclusivamente» el edificio del Banco de España para su uso a cambio el edificio del Archivo Histórico Provincial, situado en la calle Gravina de Santander, como se especifica en el Registro de la Propiedad.

A pesar de ello, Cantabria decidió dar marcha atrás y convertir esta instalación en la sede del Centro Asociado del Reina Sofía con el Archivo Lafuente como fondo permanente sin contar con los parabienes de su legítimo propietario.

No fue hasta siete meses más tarde, a menos de un mes de las elecciones autonómicas y municipales de 2015, y previa llamada de atención de la Administración central, cuando el por entonces consejero de Cultura, Miguel Ángel Serna, solicitó oficialmente por escrito el cambio de uso. Lo achacó a motivos sobrevenidos y pidió que rebajara sus exigencias para que el inmueble dejara de estar vinculado al Mupac y pudiera acoger el Reina Sofía o cualquier otra instalación cultural.

Esta situación todavía ha complicado aún más las relaciones con Hacienda. Y, a día de hoy, la delegación santanderina de los denominados Centro de Categoría 2 de Patrimonio Mundial de la Unesco, el séptimo del mundo, se encuentra instalada en Madrid.

Finalmente, en abril del año pasado se decidió proponer como futuro sede la localidad cántabra de Santillana del Mar, aunque poco o nada se ha avanzado desde entonces.

Aunque estas sedes no pertenecen directamente a la organización internacional, sí se benefician de su sello y su supervisión. Las otras seis, cada uno enfocado a una faceta, están en Baréin, Brasil, China, México, Noruega y Sudáfrica. España se añadió a la lista en noviembre de 2011, cuando la Unesco eligió la candidatura presentada por el Ministerio de Cultura, que entonces dirigía Ángeles González-Sinde.

El proyecto se apoyaba en Altamira, Atapuerca, los 43 elementos que hay en España declarados Patrimonio de la Humanidad (el segundo país del mundo con mayor número) y las 765 localizaciones con arte rupestre repartidas por toda la geografía.

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