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Furaco', a la izquierda y 'Tola', durante uno de sus encuentros amorosos.

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Furaco', a la izquierda y 'Tola', durante uno de sus encuentros amorosos. A. Morante

Muere la osa Tola, la 'novia' de Furaco

Ella, su hermana Paca y el ejemplar macho que viajó de Cabárceno a Asturias para aparearse se convirtieron en el símbolo de la lucha por la recuperación del oso pardo en la Cordillera Cantábrica

Susana Echevarría

Santander

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Jueves, 18 de enero 2018, 21:22

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La osa Tola, recuperada junto a su hermana Paca en 1989 por la Guardia Civil meses después de que unos furtivos mataran a su madre y las capturasen, ha fallecido este jueves, según han indicado fuentes próximas a las instalaciones de la Casa del Oso, donde vivía en un cercado.

Las osas Paca y Tola en su día fueron las 'novias' elegidas para aparearse con el oso cántabro Furaco. Los tres se convirtieron en un símbolo de la lucha por la recuperación del oso pardo en la Cordillera Cantábrica. Desde su intento de emparejamiento con el macho Furaco, 'Tola', que tenía 29 años (los osos suelen vivir de 20 a 25 años en su hábitat natural y 30 años en cautividad), ya sufría algunos problemas de huesos y la rotura de una cadera.

Cuando tenían tan solo cinco meses, ambas osas fueron rescatadas por la Guardia Civil y tras permanecer acogidas durante algún tiempo en Cataluña, vivieron durante cinco años en el Parque Cinegético Nacional de El Hosquillo, en Cuenca, hasta que el Gobierno asturiano habilitó el cercado donde ahora residen. El recinto en el que habitan, integrado en una ruta turística denominada 'La senda del Oso', fue construido en 1996 y es visitado cada año por miles de personas.

En los últimos años se llevó a cabo el intento de reproducción en cautividad introduciendo en el cercado a 'Furaco', trasladado desde el Parque de la Naturaleza de Cabárceno, para que se aparease con ambas osas. En 2012, y tras ser montada en varias ocasiones por 'Furaco' el personal de la Fundación Oso que atiende el cercado de Santo Adriano descubrió en la zona donde había dormido a Tola la noche anterior el cadáver de un osezno recién nacido con un peso de 330 gramos y aparentemente fallecido por aplastamiento causado por la madre.

Tola no había dado los días anteriores ninguna muestra de comportamiento anormal y como es habitual en su especie no había forma de percibir su estado durante el periodo de gestación.

Previamente había sido examinada con frecuencia por servicios veterinarios dados sus problemas de movilidad por los que había estado sometida a vigilancia y a tratamiento.

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