Borrar
Los profesionales de Medicina Pediátrica temen por su futuro. Eduard Kornienko
«Los pediatras estamos en vías de extinción»

«Los pediatras estamos en vías de extinción»

Avisan de que el modelo de atención pediátrica en los centros de salud «está abocado al fracaso» y urgen soluciones a las autoridades sanitarias: «Lo peor está por venir»

ANA ROSA GARCÍA

SANTANDER.

Sábado, 21 de octubre 2017, 08:43

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

«Los pediatras de Atención Primaria estamos en vías de extinción». La advertencia parte de una profesional que se considera «optimista», a la que «la decepción» aún no ha minado del todo «la ilusión». Ella es Reyes Mazas, pediatra del Servicio Cántabro de Salud (SCS), y presidenta del Congreso de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y de Atención Primaria (Sepeap), que reúne en Santander a un millar de compañeros de toda España, unidos por su vocación, pero también por una «precariedad laboral» y un futuro «preocupante». Misma problemática de norte a sur y de este a oeste. Por eso ayer, en el Palacio de Exposiciones, una de las sedes del encuentro, era inevitable que se hablara de «sobrecarga de trabajo», de pediatras «muy quemados» por la presión asistencial y el «escaso reconocimiento» al esfuerzo extra, y que se repitieran las reflexiones con el 'falta' por delante.

Faltan profesionales para sustituir y para cubrir el recambio generacional que aún se avecina en apenas cinco años, falta previsión organizativa y falta sensibilidad y voluntad por parte de la Administración para buscar soluciones. Así lo opinan los especialistas consultados, que se prestan a dar alternativas «a quien quiera escucharlas», porque como apunta Venancio Martínez, pediatra asturiano y hasta ayer presidente de la Sepeap: «Lo peor aún está por venir».

«Se debería ampliar la edad pediátrica hasta los 18 años»

«Llevamos muchos años demandando que la medicina del adolescente la asuma el pediatra, como se hace en todos los países europeos», recuerda Venancio Martínez. Ni siquiera la «complicada» situación laboral que atraviesa el colectivo, le ha hecho cambiar sus aspiraciones. «La infancia llega hasta los 18 años, pero el pediatra solo atiende hasta los 14. Solo Cantabria lo amplió hasta los 16», destaca. Yen esa franja de edad, «en la que se dan problemas muy graves (agresividad, dependencia de las pantallas, trastornos psicológicos) –advierte–, se pierde el control del niño, porque queda en tierra de nadie dentro del sistema sanitario, pasa a depender del médico de familia, que no está tan preparado para el abordaje de estos menores».

«Esto se veía que iba a pasar. Las sociedades científicas lo habían avisado, pero no se pusieron las soluciones adecuadas en el momento; no se aumentaron las plazas MIR de pediatría, pero tampoco se ofertan plazas atractivas, lo que hace que los profesionales se trasladen de comunidad, se vayan a otros países o decidan trabajar en la sanidad privada directamente porque les ofrecen mejores condiciones», señala Antonio Iofrío, pediatra de Murcia. Allí, como en cualquier autonomía del mapa elegida al azar, «el principal problema son las sustituciones, no hay profesionales en la bolsa de trabajo y nos tienen que cubrir médicos de familia, y a veces ni eso». Esto deriva en «saturación de consultas» por la «autocobertura» -tener que asumir a los pacientes de los compañeros de baja o de descanso-. Reyes Mazas no tiene ninguna duda: «La pediatría está en crisis, fruto de una mala gestión durante muchos años. No hay suficientes residentes que hagan pediatría y de esos últimamente casi ninguno quiere como opción laboral los centros de salud».

En Cantabria, explica, «la situación es compleja porque es una comunidad muy pequeña, con tres hospitales que necesitan pediatras para cubrir el gran vacío motivado por las jubilaciones. Ha habido tantos contratos a nivel hospitalario que se ha dejado de contratar en Primaria», a lo que se suma el hecho de que «cuando acabas la especialidad puede parecer a priori más interesante el desarrollo profesional en el hospital».

Fuga de profesionales

Cristóbal Coronel, pediatra sevillano, apunta a otro factor determinante: «Los recortes, que ya son muy prolongados en el tiempo. Todo lo que se ha edulcorado como eficiencia es recorte enmascarado». En consecuencia, «muchas plazas no se ocupan por pediatras y los cupos crecen exponencialmente. Ahora dicen que no hay sustitutos, pero cuando los había tampoco los contrataban. Lo que no hay es dinero para pagarlos». Y esa es la razón de «la fuga de profesionales. Tengo compañeros que se han ido a Reino Unido, a Alemania, a Portugal en muy buenas condiciones. A esos es difícil recuperarlos con lo que se les ofrece. Allí son señores, aquí somos el chico de los recados para todo».

También Olga González, pediatra de Salamanca, coincide en que la especialidad aún está pagando las consecuencias de la crisis, pero critica que Sanidad no haya tenido altura de miras. «Sabían que se jubilaba una parte muy importante de la plantilla y que iba a haber déficit de personal, y no han puesto remedio. Nosotros ponemos mucho de nuestra parte, porque tratamos con niños, y ellos son lo primero, pero ya es hora de que la Administración se esfuerce, a los políticos se les paga para que busquen soluciones».

Mañana se clausura el congreso nacional que ha reunido en Santander a un millar de pediatras

Una idea que comparte Raimon Pélach, vocal de la Asociación Navarra de Pediatría, que recuerda que «estamos muy bien valorados por los pacientes, pero no por los gestores, y esto nos está llevando a un enfrentamiento, que no debería ser, con los médicos de familia. ¿Qué pediatra no va a defender su especialidad?», subraya. Es por eso que reivindica que «nos dejen organizarnos entre nosotros. Tengamos creatividad. Nos cansamos de dar ideas a unos políticos que son cortoplacistas, como en cuatro años no va a estar... para ellos el niño no es prioritario, aunque se les llene la boca diciendo que sí», critica. En la misma línea, Venancio Martínez urge «un acuerdo entre los principales partidos para buscar la fórmula de evitar problemas a las familias».

Sobre todo teniendo en cuenta -insiste- que «la pediatría española cuantitativa y cualitativamente es la mejor del mundo. Yo creo que el problema no es que falten pediatras sino la mala distribución. Deberíamos de trabajar en toda España con unos cupos de 800 niños, y hay zonas donde tienen 1.200 y otras con 300. Eso debe solucionarse con una gestión de las plazas más previsoras, con concursos de traslado y oposiciones más habituales, para motivar a los pediatras para que asienten su futuro en los centros de salud». En este sentido, Coronel censura «las promesas reincidentemente incumplidas. ¿Cómo no va estar quemada la gente si llevan dos años estudiando para unas oposiciones que no tienen ni fecha? En el caso de Andalucía, nadie quiere sacarse una plaza a 200 kilómetros porque sabe que no va a tener posibilidad de moverse en un traslado en cinco o seis años mínimo, cuando un traslado se puede hacer en un cuarto de hora, sería cuestión de voluntad y no existe».

Desde Asturias, Mónica Baeza alerta de que «la situación es tan comprometida, que el modelo de Atención Primaria como lo conocemos, que es único en Europa, está abocado al fracaso. Estamos asumiendo una sobrecarga que en ocasiones llega a los 70 niños al día, esto es inviable, es imposible trabajar así, no por la cantidad, sino por la calidad. Al final quedaremos como meros consultores». De ahí que Pelach invite a la Administración «a mojarse, que diga que es eso lo que quiere. Y si no que invierta en recursos, con agendas bien gestionadas y una Primaria con más capacidad de resolución. Los profesionales están dispuestos. No todo es derivar: derivar mucho es ir a la deriva», concluye. Aunque las soluciones pasan también, apunta Coronel, por «ser realistas, no engañar a la población. Hace falta una buena educación sanitaria, porque urgencias no es lo que el usuario quiere. Y la prueba es que el 99% de las urgencias que llegan a los centros de salud no se remiten al hospital, lo cual quiere decir que no son urgencias vitales, a veces ni reales, sino simples consultas que enmascaramos de prisa. Como si fuéramos cajeros automáticos, 'quiero que me atiendan hoy y ahora'. A lo mejor hay que decir a la gente que los recursos sanitarios son finitos. Pero claro, ¿quién le pone el cascabel al gato? La Administración quiere una sanidad accesible y barata. Lo de la equidad queda muy bien en los discursos, pero todo el mundo sabe que el 80% de la asistencia está cubierto por el 20% de la población, son reincidentes, 'abusuarios', como yo les llamo. La verdadera equidad parte por dar más al que más necesita, pero como estamos en tabla rasa... La accesibilidad infinita lleva a un consumo infinito». Y como apunte para la reflexión, una consulta de pediatría en Primaria, sin pruebas complementarias, tienen un coste para el sistema de 65 euros.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios