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Un instante de la actuación de La Fura, en Potes.

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Un instante de la actuación de La Fura, en Potes. Alberto Aja

El placer de una despedida jubilar

La Fura dels Baus cierra definitivamente el Año Santo Lebaniego con la primera de las dos funciones de su 'Carmina Burana'

Daniel Martínez

Santander

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Sábado, 12 de mayo 2018, 07:52

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Con las grandes fiestas siempre pasa lo mismo. Uno sabe perfectamente cuándo arrancan, pero es casi imposible fijar su final. Eso está ocurriendo con el Año Jubilar 2017-2018, el evento que ha marcado los últimos doce meses en Cantabria, especialmente en la comarca lebaniega. Oficialmente terminó el pasado 23 de abril con la tradicional clausura de la Puerta del Perdón, esa por la que tienen que pasar todos los peregrinos que lleguen al monasterio de Santo Toribio y quieran conseguir la indulgencia plenaria. Pero lejos de morir ahí, todavía sigue dando coletazos. Si hace veinte días se dio por concluida la vertiente más religiosa del Jubileo, este fin de semana ha sido el elegido para poner el broche de oro a la más lúdica y cultural con un espectáculo de luz y sonido a la altura de las circunstancias: a cargo de La Fura dels Baus, que ayer mostró en Potes su particular versión de la cantata 'Carmina Burana'.

Con 25 minutos de retraso debido a un problema con los asientos arrancó una función –al cierre de esta edición aún estaba en curso– en la que la voz de los cantantes y la música de la orquesta se hizo una con el trabajo de los actores. Todo en un montaje que es –en realidad como la propia obra– un homenaje al placer terrenal, al vino, al amor carnal y al goce de la naturaleza. Los mismos elementos que la original de Johann Christoph von Aretin, escrita a partir de unos poemas del siglo XII y XIII. La propuesta rupturista de la compañía es fiel a la mirada satírica y crítica contra los estamentos sociales y eclesiásticos con la que se escribió en 1803, solo que entonces ni siquiera soñaban que algún día la técnica podría recrear en un espacio de 1.800 metros cuadrados el misterio del universo, la inmensidad del mar y los placeres de la tierra con un envoltorio atrevido que a ojos de alguien de esa época estaría entre lo escandaloso y lo incomprensible. Lo mismo que La Fura ya ha logrado antes en tres continentes y ante 150.000 espectadores.

La obra, que siguieron en vivo unas 2.200 personas –a pesar del lento ritmo de las ventas sólo unas pocas sillas quedaron vacías– tendrá esta noche una segunda y última puesta en escena para la que aún quedan entradas en el canal de venta de El Diario Montañés. Entonces sí que sí se apagará el Año Santo. Fue el Gobierno de Cantabria el que decidió hacer un doble pase ante el previsible tirón del grupo catalán, que ya sabe lo que es despedir un Jubileo Lebaniego. «Garantía de éxito», detallaban desde la Consejería de Turismo. Hace once años lo hizo en los alrededores del teleférico de Fuente Dé y en esta ocasión, para evitar los problemas de acceso que todavía recuerdan muchos de los asistentes, se han trasladado a la explanada de El Ferial, en pleno casco urbano de Potes.

Aún quedan entradas para la segunda función, que tendrá lugar hoy también en el recinto del Ferial

Esta ubicación tampoco era la apuesta inicial, sino que los planes del Ejecutivo pasaban por llevar el espectáculo a las mismas puertas del monasterio de Camaleño. Pero ha sido tan imposible como hacer coincidir la visita de La Fura dels Baus con el cierre oficial del evento. Y por el mismo motivo: el Obispado de Santander se negó al considerar que el «contenido moral» de la cantata propuesta es «contrario a los principios de la Iglesia». Así que hubo que buscar una alternativa en una zona habitualmente destinada al aparcamiento de vehículos.

Allí estaba listo desde el miércoles el escenario, cubierto por una carpa por si hacía acto de presencia la lluvia, algo que no ocurrió.Un escenario en el que el jueves tuvo lugar el ensayo general y que durante las últimas jornadas ha levantado una gran expectación entre los vecinos. Mayor incluso que su presencia en los alrededores en los momentos previos. Ayer, hasta que no llegaron los autobuses habilitados para facilitar la llegada a Potes desde Santander, Torrelavega, Cabezón de la Sal, San Vicente de la Barquera y Unquera, el ambiente en la localidad era el de un viernes cualquiera. Más posado, incluso. «No sé qué pasa que hay muy poca gente», decía contrariado un camarero.

El grupo de Yolanda Sánchez, formado por cuatro parejas de Santander, fue una excepción: «Pensábamos que iba a haber más ambiente. Claro que es viernes:la gente trabaja y no llegará hasta el último momento. Seguro que mañana –por hoy– la cosa está diferente». Ellos han optado por aprovechar la excusa del espectáculo y disfrutar de los placeres que ofrece Liébana. Llevar el espíritu del 'Carmina Burana' más allá del escenario y despedir los últimos coletazos del Año Jubilar como Dios manda: sobre el terreno.

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