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Estado actual de los trabajos del futuro Muelle de Raos, con bastante retraso sobre el calendario previsto. R. Ruiz
Puertos rechaza la petición de pactar un modificado de obra para Raos 9

Puertos rechaza la petición de pactar un modificado de obra para Raos 9

El organismo estatal deniega la solicitud planteada por FCC para obtener más dinero para acabar el muelle santanderino

Jesús Lastra

Santander

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Domingo, 27 de mayo 2018

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El 24 de abril de 2017 fue una fecha relevante para el Puerto de Santander. Tras casi 14 años de tramitaciones en los despachos, el proyecto para el «trascendental» Muelle 9 de Raos daba el salto de los planos a la realidad. El descubrimiento de una placa simbólica en un bloque de piedra sobre el que se colocó un noray servía para arrancar el cronómetro. Aquel día comenzaba una cuenta atrás. 18 meses. El año y medio contemplado en la adjudicación de la obra para situar a los diques cántabros en una nueva dimensión en cuanto a capacidades. Esa jornada, sin embargo, también germinó una tortuosa pugna entre la Autoridad Portuaria de Santander (APS) y la empresa constructora, FCC, que se ha consolidado como un conflicto soterrado y permanente que va en perjuicio del plan. La última noticia de calado: Puertos del Estado ha rechazado la reclamación de la adjudicataria para tramitar un modificado de obra que permitiera cambiar las condiciones sobre las que se asignó el contrato a la compañía.

Con el calendario inicial ya desfasado, un chascarrillo recorre determinados círculos del empresariado cántabro: «Es de los proyectos en que ambas partes están enfadadas». Una forma simple de resumir un problema sobre una de las infraestructuras estratégicas para el futuro de Cantabria.

HISTORIA DEL PROYECTO

  • - 2003 Comienzan los primeros trámites en la Autoridad Portuaria de Santander para construir el nuevo muelle en Raos.

  • - 2009 El concurso se convocó en 2009, aunque finalmente las plicas con las ofertas quedaron en suspenso un año después.

  • - 2010 La tramitación quedó en suspenso para proceder a nuevos trámites ambientales y garantizar la viabilidad del plan.

  • - Diciembre 2016 Se adjudica la obra con baja a FCC, pero otra de las compañías impone un recurso administrativo.

  • - Abril 2017 Comienzan de forma oficial las obras de la infraestructura 14 años después de las primeras gestiones en despacho.

  • - Julio 2017 Sale a la luz pública que FCC ha parado las obras del Muelle 9 al no poder asumirlas en las condiciones firmadas.

  • - Octubre 2017 Las obras se reanudan después de tres meses paradas tras las reivindicaciones de la contratista.

  • - Enero 2018 El Puerto reconoce que FCC ha pedido más dinero y tiempo para poder acabar el Muelle 9 de Raos.

  • - Mayo 2018 La APS admite que Puertos del Estado ha rechazado el modificado de obra exigido por la constructora FCC.

¿Por qué acudió FCC a Madrid a tratar de defender sus intereses ante Puertos del Estado? Sencillamente, según confirman fuentes portuarias, porque previamente la empresa se había dirigido a las oficinas situadas en los Muelles de Maliaño con la misma pretensión. La APS, en cambio, denegó tal petición de modificado al entender que «no hay motivos justificados para ello».

Pero hay más. El contratista ha solicitado una ampliación de plazo de la obra, pero la entidad que preside Jaime González le ha demandado un plan de obra que justifique ese incremento, cosa que no ha obtenido por el momento, según la institución.

El Puerto de Santander previamente tumbó una reclamación en el mismo sentido

Porque lo que resulta evidente es que el proyecto ya arrancó con el pie izquierdo. Basta recordar que en julio de 2017, apenas tres meses desde la colocación de aquel simbólico noray, la constructora comunicó a la Autoridad Portuaria que le resultaba imposible asumir la obra por la cantidad que en su día ofertó: 17,2 millones de euros sobre un presupuesto de licitación de 25 millones, lo que supuso una baja de un 32%. De haberse cumplido el calendario, el muelle debiera estar operativo a final de este verano.

Las fricciones entre las partes en relación a esa pugna por el devenir de la obra siempre se han llevado con cierto hermetismo, aunque de vez en cuando han saltado a la opinión pública. Sí que han sido objeto de seguimiento constante en las reuniones periódicas que celebra el Consejo de Administración del Puerto. Sin ir más lejos, este mismo año se explicaba con naturalidad que FCC venía planteando diversas reclamaciones dirigidas a promover el ansiado modificado que, en términos coloquiales, implica más dinero del firmado.

En relación al desarrollo de los trabajos, hace unas semanas apenas se advertían incidencias de gravedad toda vez que las obras estaban centradas en el dragado, por lo que una vez se rematase esta parte se confiaba en que el ritmo del proyecto se viera incrementado.

Una infraestructura estratégica

Raos 9 es un muelle clave para el futuro del Puerto de Santander, según el presidente de la Autoridad Portuaria , Jaime González. La nueva infraestructura incrementará el tráfico 'Ro-Ro' (embarcaciones que transportan automóviles y camiones) e intentará posicionar a Santander en el mercado europeo de contenedores, una histórica asignatura pendiente de la comunidad. La ampliación permitirá que dos buques transoceánicos (los nuevos Panamax, adaptados a las dimensiones del Canal de Panamá tras su ampliación) atraquen al mismo tiempo en la rada cántabra (ahora sólo puede hacerlo uno) y también añadirá espacio para almacenamiento y para la llegada de nuevas líneas de coches, un negocio en el que la ciudad quiere mantener y acrecentar su liderazgo, que le ha convertido en un centro de referencia del norte del país en el tráfico de vehículos por mar tras batir año tras año sus registros.

Pero esos resultados corren peligro en los próximos años si no se soluciona esa falta de espacio. Según aseguró el presidente de la Autoridad Portuaria al iniciarse las obras, «la exportación de automóviles en líneas Ro-Ro transoceánicas (destino Sudáfrica, Australia, América), exige cada vez más longitud de atraque para prestar servicios a buques de gran eslora (superior a 200 metros). Con el nuevo atraque en el muelle Raos 9 aumentará la oferta actual y el Puerto de Santander mantendrá la calidad de servicio sin provocar pérdidas de tiempo por fondeos en buques de línea regular».

Se da la circunstancia además de que este proyecto será uno de los últimos que aborde el Puerto en este sentido, es decir, en el de ir ganando espacio a la bahía de Santander.

Al menos así quedó claro a comienzos de este mes después de que la Autoridad Portuaria diera carpetazo oficial a la que fuera su brújula principal en la última década y que se guardó en un cajón desde 2016 ante el rechazo generado. El Consejo del Puerto aprobó el desistimiento definitivo del expediente de evaluación ambiental de la propuesta del Plan Director, que se inició en 2009, en el que se proponía el relleno de 75 hectáreas como solución para garantizar la ampliación en Raos Sur y tener una vía para el crecimiento de la instalación. No obstante, de dicho planteamiento sólo se había aprobado el inicio de tramitación del expediente ambiental y nunca se había obtenido la resolución favorable del Ministerio, por lo que no pudo prosperar más allá de este primer paso. Ya desde el plan de Empresa de 2016 no se preveía la continuación de la tramitación de dicho expediente y ahora se ha hecho oficial.

Largo conflicto

Aquel primer parón de julio sirvió para confirmar unos malos augurios desde el principio. El concurso se convocó en 2009, las plicas con las ofertas se «aparcaron» en 2010 y finamente se abrieron en octubre de 2016. La tramitación se suspendió temporalmente en 2010 para realizar más estudios ambientales. Los mariscadores denunciaron los problemas que podría provocar al alterar la dinámica de corrientes y, por tanto, el ecosistema de la bahía. El expediente se resolvió, tras años de paralización, con la autorización condicionada por el Ministerio de Medio Ambiente a la aplicación de medidas para evitar la contaminación durante los dragados.

La adjudicación por parte del consejo de administración de la Autoridad Portuaria se produjo finalmente el 20 de diciembre de 2016 e inmediatamente después uno de los rivales de FCC en la subasta, la Unión Temporal de Empresas OHL-SATO (uno de los principales constructores de infraestructuras portuarias de España) recurrió y solicitó que se excluyera la oferta de FCC pues consideraba «que había presentado la justificación de la presunta baja temeraria fuera de plazo y que, además, esa justificación no estaba debidamente fundamentada ya que no acreditaba que la obra se pudiese ejecutar de acuerdo a su oferta».

La demanda fue rechazada en febrero de 2017 por el Tribunal Administrativo Central de Recursos Contractuales, por lo que se levantó inmediatamente la suspensión que pendía sobre la adjudicación. Dos meses después, y con la presencia del ya ministro de Fomento, el exalcalde de Santander Íñigo de la Serna, daban comienzo oficialmente las obras para volver a frenarse el pasado verano de forma súbita.

FCC quiere ampliar el plazo de los trabajos y la APS ha pedido un plan que justifique esa decisión

Tres meses después de aquel parón se retomaban los trabajos, aunque ya se empezaba a admitir la dificultad de completar los plazos establecidos, que fijaban la inauguración para agosto de 2018. El origen de esa primera discusión fue la fórmula idónea para acometer los rellenos de grava que se tienen que abordar para mejorar el terreno y asentar posteriormente los cajones prefabricados de cemento que conformarán el muelle.

La tranquilidad duró poco. El inicio de año obligó a González a reconocer a este periódico que, «dado el avance actual de las obras», no podrán cumplirse los plazos del calendario y probablemente tampoco el presupuesto, puesto que la empresa adjudicataria, FCC, había solicitado una revisión de ambos.

Con las reclamaciones promovidas tanto en Santander como en Madrid se cierra el círculo de las tribulaciones generadas por las denominadas bajas temerarias. Aunque hasta el momento no se haya cedido en el tema presupuestario, no es descartable que sí se pacte algún cambio en cuanto a las obligaciones temporales.

Los constructores y otros agentes del sector llevan tiempo reclamando a la Administración regional que ponga coto a estas bajas -generalmente consideradas cuando se produce un descuento del 25% o más-, que refuerce las garantías y que introduzca cláusulas en los contratos que las penalicen. Pero la propia Unión Europea, con su normativa de que las obras se adjudiquen a la oferta más baja, dificulta un cambio de orientación y mantiene abierta esta controvertida fórmula.

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