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 Edificio de la Residencia Cantabria, que fue cerrado hace casi tres años tras el traslado de toda la actividad a Valdecilla.

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Edificio de la Residencia Cantabria, que fue cerrado hace casi tres años tras el traslado de toda la actividad a Valdecilla. Javier Cotera

Sanidad descarta que el futuro de la Residencia se despeje esta legislatura

El retraso en el desalojo del bloque anexo, sede del Servicio Cántabro de Salud, impide entregar el edificio a la Tesorería de la Seguridad Social, que es la propietaria

Ana Rosa García

Santander

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Martes, 24 de abril 2018, 07:08

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El edificio de la Residencia Cantabria parece condenado a perpetuarse como parte del paisaje del alto de Cazoña. Casi tres años después de su cierre definitivo, con el traslado de toda su actividad al nuevo Valdecilla, la situación no ha avanzado ni medio milímetro. El primer trámite para despejar la incógnita sobre su futuro es proceder a la devolución del inmueble a la Tesorería de la Seguridad Social, puesto que es un patrimonio que cedió a Cantabria como centro sanitario a finales de los años sesenta. Pero para dar ese paso aún va a tocar esperar.

De entrada, la Consejería de Sanidad contaba con hacerlo tras el macrotraslado a las Tres Torres, en el verano en 2015; después reconoció que la operación se iba a demorar más de lo previsto -la última fecha que se barajó fue octubre de 2018-. Pero ahora ya da por «descartado» que se pueda hacer la entrega del edificio al Estado antes de que acabe la legislatura, tal y como confirma el gerente del Servicio Cántabro de Salud (SCS), Julián Pérez Gil: «Va a ser imposible que se pueda hacer antes».

Mientras el tiempo pasa, se desinfla la única idea que llegó a plantearse para dar nueva vida al edificio, supeditada a las nuevas condiciones de la hipotética cesión futura. La Consejería de Economía llegó a encargar un informe para evaluar el coste económico de reformar la vieja Residencia y ver si era rentable reconvertirla en sede administrativa del Gobierno regional. Aquel estudio concluyó que salía más caro rehabilitarlo (39,1 millones) que tirarlo y levantarlo nuevo (26,8 millones). Cuestionado por este asunto, desde el departamento que dirige Juan José Soto apuntan que «el Gobierno de Cantabria no tiene intención de hacer nada con un edificio que no es de su propiedad» y que desconoce los planes que tiene la Tesorería de la Seguridad Social.

«Adaptar el Idival al nuevo espacio en Valdecilla requiere una reforma de 800.000 euros», dice Pérez Gil

Para formalizar la devolución de la Residencia, cuna de la maternidad de Cantabria durante medio siglo, y empezar a pensar si tiene posibilidades de resucitar para un uso alternativo, Sanidad debe evacuar antes el edificio azul anexo, que acoge las dependencias del Servicio Cántabro de Salud -las oficinas de Atención Primaria ya se desplazaron en marzo a la calle Vargas-, porque renunció desde el primer momento a acometer las obras necesarias para separar las instalaciones centrales (agua, calefacción, luz...) que ahora comparten ambos bloques y que suponían alrededor de 700.000 euros de inversión. En definitiva, se decidió vaciar la sede del SCS y buscar acomodo en otra ubicación para entregar todo el complejo a la Seguridad Social, dueña también de la parcela en la que se asientan.

Condicionado por las obras

«El problema es que ese traslado está condicionado por una secuencia de movimientos previos», señala el gerente. «Lo primero es desarrollar el plan de laboratorios de los tres hospitales, puesto que dentro de éste se incluye el laboratorio central (CORE) de Valdecilla, una obra que está previsto que concluya en junio», añade. A partir de ahí, se habrá habilitado el espacio necesario para reubicar el Instituto de Investigación (Idival), emplazado ahora justo delante de la Residencia.

Una mudanza que lleva aparejada «otra reforma para adaptar el Idival a su nuevo espacio, que tendrá un coste de entre 800.000 euros y un millón. En estos presupuestos no tenemos ese dinero, con lo cual hasta el año que viene no se podrá acometer esa obra», asegura el gerente del SCS. Esa operación está ligada al desenlace de la Residencia porque precisamente el espacio que dejará libre el Instituto de Investigación será ocupado por las oficinas del Servicio Cántabro de Salud, el último movimiento de la cadena para poder entregar del todo las llaves de la Residencia.

¿Y qué pasará después con este edificio? La incógnita persiste igual que el día que se puso el candado en la puerta. Desde la Gerencia critican que durante la legislatura anterior, con el PP al mando del Gobierno regional, no se hubiera planificado la evacuación paralela del SCS junto con toda la actividad asistencial del viejo hospital. Pérez Gil entiende que ahora se están pagando las consecuencias de aquella «falta de previsión». Él tampoco se atreve a aventurar qué le deparará el futuro a este inmueble que permanece cerrado a cal y canto. Se bloquearon con ladrillo accesos y ventanas de la planta baja para evitar saqueos y se colocaron redes protectoras en las fachadas más deterioradas, ante el riesgo de desprendimientos, como el ocurrido el pasado verano. Aquel percance motivó el cierre del tráfico por el pasadizo que permitía bordear el edificio como medida de seguridad.

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