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Un solo contrato

«Todos mis ingresos ascendieron en 2017 a 70.368 euros. Y ya está. Nada más. No soy funcionario ni diputado»

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Martes, 22 de mayo 2018, 16:36

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En varias ocasiones y con constante periodicidad a lo largo de mi trayectoria profesional he dado a conocer los datos relativos a mi patrimonio y mis ingresos. Lo hice en abril de 2011, en febrero de 2013, en enero de 2015 y lo vuelvo a hacer ahora.

No pretendo dar lecciones con ello a nadie ni convertirme en adalid de la transparencia. Desgraciadamente, hemos conocido esta misma semana dos casos, uno en España y otro en Cantabria, de responsables políticos que emplean la mayor parte de su tiempo en acudir a tertulias y programas televisivos trasladando que son personas campechanas, como cualquier modesto trabajador y los demás somos unos corruptos adinerados. Grandes predicadores de la moral. En ambos casos se ha destapado una realidad completamente distinta de la que predicaban.

Quiero dejar bien claro que todo mi tiempo es para desempeñar la labor que se me ha encomendado, para la que he sido elegido. No tengo contratos con nadie, sólo con los ciudadanos, pero tengan la completa seguridad que si tuviera un sólo contrato privado, por decencia, lo haría público. Ni tengo ahora ni jamás he tenido un negocio al margen de mi cargo público. Y por supuesto, nunca he aprovechado mi condición de cargo público para recibir ingresos adicionales a los que se corresponden con mis responsabilidades públicas. Lo contrario me hubiera parecido deshonesto con los ciudadanos y conmigo mismo.

El relato de mis ingresos y mi patrimonio, que no deja de ser en cierta medida el relato de una parte de mi vida, es el siguiente:

Todos mis ingresos, disponibles para su consulta en el Portal de la Transparencia, ascendieron en 2017 a 70.368 euros. Y ya está. Nada más. No soy funcionario ni diputado. Y no voy a intentar desglosar de esta cantidad la que corresponde con el pago de mis impuestos para aparentar menos porque hacerlo sería insultante para las personas que cobran mucho menos que yo y también cumplen con sus obligaciones como españoles.

Anteriormente, como alcalde de Santander, percibía un salario que permanecía congelado desde el año 2008 con la única variación de un descenso del 15% que decidí acometer en 2010 y una subida del 1% en 2016. En total, como alcalde recibí en 2016 unos ingresos brutos de 54.270,43 euros. A esa cantidad, en aquel momento se sumaban unas cuantías percibidas por asistir a diferentes consejos de administración municipales. Por este concepto, en 2016 obtuve unos ingresos brutos de 2.462,79 euros.

Fui diputado regional durante mi primera legislatura como alcalde, entre los años 2007 y 2011, y volví a serlo en la legislatura 2015-2019 hasta noviembre de 2016 cuando asumí mi cargo de ministro de Fomento. Al no tener dedicación exclusiva ni parcial, cobré en concepto de dietas y asignaciones en 2016 un total de 10.709,39 euros. Esta cantidad –que se recibe no por asistencia a cada uno de los plenos sino como una asignación anual, fija, idéntica para todos los diputados que se encuentran en la misma situación– fue aprobada por el Parlamento de Cantabria.

Para que no haya dudas, quiero dejar claro que cualquier ausencia a un pleno siempre ha estado plenamente justificada y siempre como consecuencia de las obligaciones inherentes a mi cargo (alcalde de Santander, presidente de la FEMP, presidente del Consejo de Municipios y Regiones de Europa...), nunca por asuntos personales. Por lo tanto, resulta totalmente ridícula la manipulación torticera de quienes reclaman que se haga pública una cantidad que ya es pública y, a diferencia de mi caso, justifican en otro el abandono de responsabilidades públicas para negocios particulares.

No percibí ninguna otra remuneración por desempeñar actividades vinculadas a mis responsabilidades, ni como miembro del grupo municipal del Partido Popular ni como presidente de la FEMP. Se abonaban únicamente los gastos de alojamiento, manutención y transporte derivados de estas funciones. En el caso de los viajes oficiales como ministro de Fomento es el ministerio quien los abona, como ocurre con todos los miembros del Gobierno. Por cierto, todos los gastos realizados hasta la fecha son públicos y están actualizados.

En cuanto a los viajes a mi ciudad de residencia, Santander –aunque en Madrid, como es público, me aloje en un inmueble facilitado por el Ministerio de Fomento– los gastos de transporte, igual que ocurre con todos los miembros del Gobierno, los asume el ministerio en virtud de una disposición del año 2002 (Disposición Adicional Cuarta del Real Decreto 462/2002, de 24 de mayo). Quiero dejar claro que cuando he acudido a la ciudad a participar en actos públicos –conocidos todos– nunca he pasado ni una sola dieta de manutención, alojamiento u otros gastos y que sólo se ha abonado por parte del ministerio la cantidad correspondiente al transporte, que ha ascendido a 6.664,68 euros, es decir una media de 208,27 euros por viaje.

En relación a mis bienes patrimoniales, antes ser alcalde, en 1997, adquirí una vivienda valorada en 77.000 euros que terminé de pagar en febrero de 2007. También desde antes de ocupar dicho cargo, comparto el 50% de un préstamo hipotecario por valor de 147.715 euros. Esta hipoteca, de la que aún están pendientes de pago 122.512 euros, terminaré de pagarla en el año 2042.

En mis años como alcalde de Santander, la única propiedad que adquirí fue un coche Skoda Octavia, financiado en su totalidad a través de un crédito que acabé de pagar en febrero de 2015. En mi patrimonio también figura la herencia que recibí tras el fallecimiento de mi padre, en abril de 2012: el 48,5% de una vivienda y un garaje, valorada esta parte que me corresponde en 142.829,65 euros.

También poseo 24 acciones que compré tras la ampliación de capital del Real Racing Club de Santander, con un valor de adquisición de 240 euros. Junto a ello, unos fondos de inversión de 1996, adquiridos con los ahorros de mis años como estudiante y las remuneraciones de mis primeros contratos en prácticas, con una cuantía de 7.561 euros. En la actualidad mi cuenta corriente tiene 27.298 euros de saldo. Estos son mis ingresos y mi patrimonio con pelos y señales. No estaría mal que esos telepredicadores hicieran pública su situación patrimonial con la misma precisión y sinceridad con que se ha reflejado en estas líneas.

En definitiva, mis bolsillos son transparentes y mi tiempo está íntegramente dedicado al Ministerio de Fomento. Ocupar un cargo público requiere una dedicación plena y absoluta, sin tiempo para negocios personales, el lucro y la promoción individual, que nada tienen que ver con el servicio a los ciudadanos, a los que todos los políticos nos debemos.

Yo seguiré haciendo lo que considero correcto, mostrando periódicamente la situación de mi patrimonio y mis ingresos. Pero también dedicando cada minuto de mi tiempo a trabajar para aquello que se me ha encomendado. Quizá el rédito de cara a la opinión pública y la repercusión mediática sean menores; pero nunca, nunca debemos olvidar que el único fin de un político es trabajar para los ciudadanos, no para uno mismo.

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