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Santoña se enfrenta al vandalismo

Santoña se enfrenta al vandalismo

El Ayuntamiento intensificará la vigilancia policial y apela a los ciudadanos a que denuncien si son testigos de estas conductas incívicas que paga todo el pueblo

Ana Cobo

Lunes, 29 de mayo 2017, 14:42

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Santoña, como cualquier otro municipio, no se libra de los actos vandálicos. En los últimos meses el mobiliario urbano y el patrimonio público están siendo objeto de destrozos y pintadas que perjudican a la imagen de la villa y suponen un agravio económico para las arcas municipales.

Los grafiteros no se resisten a dejar su particular huella en fachadas y monumento con frases, en muchos casos, de dudoso gusto e insultantes. Eliminarlas cuando se pintan sobre piedra conlleva dos días de trabajo a operarios municipales que podrían estar haciendo otras actuaciones en beneficio del pueblo. El último grafiti y más sonado es el que plasmaron los vándalos en el monumento a Carrero Blanco, apenas quince días después de que el Consistorio borrara otro lema antifascista en el mismo sitio. Pero lo cierto es que no se les pone nada por delante. Han roto bancos y papeleras, han destrozado elementos decorativos realizados para eventos como la Feria de la Anchoa o Carnavales y hasta han hecho añicos espejos retrovisores de vehículos.

El alcalde, Sergio Abascal, reconoce que «hemos observado un número importante de actos vandálicos últimamente». Para hacer frente a los incívicos, dice que «lo único que podemos hacer es intensificar la vigilancia policial y hacer un llamamiento a la población a que nos sirva de ayuda y, si es testigo de que se cometen este tipo de actos, llame de forma inmediata a la Policía y denuncie cualquier hecho que vea. Tanto de pintadas en fachadas públicas o privadas como daños en el mobiliario público».

El regidor apuesta por incidir todavía más en la concienciación. Tiene claro que hay dos perfiles de personas. «La gran mayoría de gente, que, evidentemente, es totalmente sensata, razonable y cuida su entorno y la gente que no lo hace». A estos últimos, apostilla, es difícil llegar. «En muchos casos, son chavales bastante jóvenes que utilizan el grafiti como una forma de expresarse».

Pillarles in fraganti les puede salir muy caro. Más que a ellos, si son menores, a su padres. Hace unas semanas, el Ayuntamiento cántabro de Santa Cruz de Bezana tomó una medida sin precedentes al sancionar con cerca de 12.000 euros a los padres de un menor que realizó pintadas en varios rincones del término municipal. El joven fue pillado spray en mano por los agentes y el Consistorio impuso dicha sanción para frenar la oleada de pintadas.

En otros ayuntamientos, como Santander o Ribamontán al Mar, han apostado por poner etiquetas al mobiliario urbano para que los ciudadanos sepan lo que cuesta sustituirlo cuando es destrozado por vándalos o se hace un mal uso. Abascal cree que «la mayoría de la gente es consciente de lo que cuestan las cosas. Hasta arrojar basura teniendo una papelera al lado supone un gasto. No por el hecho de que haya un servicio de limpieza tienen que ensuciar el pueblo». Y lo extrapola al resto de conductas irregulares. «Cuando hacen pintadas o destrozan algo, eso hay que repararlo y supone un gasto que lo estamos pagando todos. La inmensa mayoría de los ciudadanos de Santoña respeta el mobiliario público como si fuera su casa, porque en el fondo es la casa de todos, pero hay ciertas personas que no lo hacen», lamenta.

Elementos decorativos

Este tipo de acciones llegan hasta el punto de que el Consistorio encargó la realización de unos elementos decorativos en corcho para las fiestas de carnaval y para la Feria de la Anchoa y fue imposible que se respetasen y quedarán sanos y salvos.

¿Y este tipo de conductas quitan las ganas de hacer cosas para mejorar la imagen del pueblo? Para nada, responde tajante Abascal. «Todo lo contrario, estamos planteando realizar las figuras de tipo letras, pero con un material más resistente para colocarlas tanto en las rotondas de entrada al pueblo como en el paseo marítimo en la zona del Glacis. Queremos hacerlo en colaboración con el penal de El Dueso y quizás sea en un material de fibra de vidrio reforzado y relleno, que tenga un cierto peso para anclarlo mejor».

En cuanto a las pintadas antifascistas en el monumento a Carrero Blanco cabe la duda de si son un mero acto vandálico para llamar la atención o una forma de rechazo al monolito para que se derribe. «El monumento a Carrero Blanco no tiene como tal ningún emblema, ningún escudo franquista, ni ningún elemento contrario a la ley de Memoria Histórica», explica el regidor. «Santoña, nada más entrar en vigor la ley, procedió a la modificación de los nombres de las calles que hacían alusión al franquismo o a personas que formaron parte de la dictadura a excepción de la avenida a Carrero Blanco y el monumento a Carrero Blanco».

En cuanto a esto último siempre ha existido la discrepancia entre aquellos que «opinan que no deja de ser un monumento más a un vecino de Santoña, aunque tampoco deja de ser cierto que formó parte de la dictadura y fue presidente del Gobierno durante la misma». Abascal recuerda que «la ley de Memoria Histórica, en ningún caso, dice que el monumento a Carrero Blanco tenga que ser demolido como algunos piensan. La ley regula qué hacer con este tipo de monumentos como ocurre con el Valle de Los Caídos. No hay que demolerlos, hay que mantenerlos. Lo que sí hay que hacer es intentar cambiar la simbología del edificio o monumento. Y llegado el caso, el equipo de Gobierno podría estudiar la propuesta de cualquier colectivo vecinal de cambiar la terminología o la denominación del monumento pero no su derribo». Con independencia de lo que pensemos del monumento, añade el alcalde «no deja de ser una propiedad municipal que hay que respetar y que cualquier acto vandálico implica un coste económico que pagamos todos los santoñeses».

Otras de las preocupaciones surgidas en las últimas semanas también fruto de las conductas incívicas es el abandono de anzuelos por parte de pescadores de caña en la zona del Pasaje, a la altura del Glacis. La concejala de Sanidad, Nanda Linares, denuncia que «algunos pescadores en vez de recogerlos, dejan los anzuelos tirados por la campa o encima de los bancos. Una situación que ya ha provocado que dos perros se los tragasen, necesitando una intervención quirúrgica por la que se han salvado». La edil asegura estar «muy preocupada» porque «podría ser un niño el que se lo trague», por lo que apela a los pescadores a que recojan sus anzuelos y a la colaboración ciudadana y policial para «frenar esta insensatez». «Al que se le pille y pagará una multa».

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