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Ángeles Albert ayer en la Plaza de Pombo de Santander.
"La sociedad debe concienciarse de que la cultura no puede ser gratis"

"La sociedad debe concienciarse de que la cultura no puede ser gratis"

La directora de la Academia de España en Roma, Ángeles Albert, se ha reunido con creadores cántabros como invitada del proyecto ‘Confluencias’

Rosa Ruiz

Domingo, 4 de diciembre 2016, 07:49

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La directora de la Academia de España en Roma, Ángeles Albert, tenía conocimiento de la labor que desarrolla la Fundación Botín en Santander, así como el trabajo que se hace en el Museo Altamira y otras grandes instituciones culturales públicas y privadas de Cantabria. Pero estos dos últimos días, además, se ha acercado a los proyectos que se desarrollan desde pequeñas empresas como Espacio Alexandra o el Café de las Artes, dos iniciativas que, como algunas otras que le han presentado en los últimos días, cree que deben ser apoyadas tanto a nivel institucional como por los ciudadanos. «Porque la cultura no solo debe incentivarse desde la iniciativa pública o privada, debe tener también el apoyo de la sociedad», asegura.

Letras santanderinas, en el Templete de Bramonte

  • residencias

  • La Academia de España se ubica en uno de los conjuntos monumentales más excepcionales de Roma en el que destacan el Templete de Bramante y la Iglesia de San Pietro in Montorio. Uno de los objetivos que se marcó Ángeles Albert cuando llegó a la dirección fue la conservación y puesta en valor de patrimonio, así como darlo a conocer al público. «Tenemos la mejor vista de la ciudad Roma», asegura ayer, al tiempo que lamentaba lo desconocido de este conjunto para muchos españoles. Otro de sus planes es difundir las becas que la institución ofrece a creadores, artistas, investigadores, escritores, pensadores y diseñadores españoles y latinoamericanos. Desde que se creo la Academia, ahora hace 143 años, han pasado por ella 896 becarios a los que Albert suma los 24 de esta edición. Entre estos últimos hay un santanderino, el escritor Juan Gómez Bárcena, ganador del Premio Ojo Crítico de Narrativa de RNE en el año 2014 por su novela Bajo el cielo de Lima. «Está trabajado mucho y creo que le espera un gran futuro», reconocía ayer la directora de la Academia al tiempo que animaba a los creadores a presentarse a próximas convocatorias.

Ángeles Albert ha sido la nueva invitada del proyecto Confluencias, puesto en marcha por la empresa Noca Paper & More SL y la gestora cultural Carmen Quijano, con el objetivo de generar redes de trabajo y facilitar a expertos foráneos un conocimiento profundo de la actualidad cultural cántabra. La experta, que además de dirigir desde hace un año la Academia de España en Roma, ha trabajado en la Secretaría de Estado de Cultura y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid), entre otros organismos, reconocía ayer a este periódico y, poco antes de volar a Roma, que regresa con una gran impresión de los emprendedores culturales en Cantabria con los que se ha encontrado. Unas reuniones que, según señala, «han resultado sorprendentes, gratificantes y muy productivas». Y eso que la agenda que ha seguido ha sido bien completa. Por un lado, ha visitado algunas instituciones en las que la Academia que dirige tenía algún interés y, por otro, ha conocido a todos esos emprendedores que han querido compartir con ella sus trabajos. «Me ha impresionado mucho la actividad que se desarrolla en Espacio Alexandra, una iniciativa que creo que Santander debería apoyar y no lo digo solo en términos económicos, también desde el punto de vista institucional y social. Al igual que las acciones que lleva a cabo el proyecto del Café las Artes», dice.

En ese sentido reconoce la oportunidad de los cántabros con una entidad como la Fundación Santander Creativa y su apoyo a los creadores. «La labor que desempeñan los emprendedores es muy importante para cualquier país porque permite generar una urdimbre cultural y tejer otra forma de entender la vida», asegura.

En su opinión, es fundamental que la ciudadanía se implique con este tejido. «De alguna manera hay que sensibilizar a la gente de que la cultura no es algo superfluo. Hay una actividad que repito en la Academia cuando vienen los niños de visita con los colegios. Siempre les pregunto cúal es la última película que han visto, o la canción que han escuchado. También me intereso por el cómic que están leyendo, porque todo eso, como les digo al final es cultura. Todo lo que nos rodea es cultura y la sociedad civil debe involucrarse y pagar, aunque solo sea un euro, por acceder a esas cosas. No debe ser gratis, igual que no lo es disfrutar de un helado o de una copa».

Otra de las cuestiones que aboga por fomentar es la de los intercambios culturales y, sobre todo, la conservación del patrimonio de cada país. Un tema en el que ella se ha volcado en el año que lleva al frente de la Academia. «En España, como en Roma, hay un estupendo patrimonio cultural que se debe poner en liza. Ambos países compartimos cultura y, por desgracia, en los últimos años sufrimos la crisis económica. En Italia, tal vez hay más fundaciones instituciones privadas que en estos momentos están tirando del entramado y eso, permitirá la supervivencia en tiempos de crisis. La posible solución vendrá con un combinado de ayudas públicas y privadas», señala.

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