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Daniel Albaladejo actúa hoy y mañana en el Palacio.
"El teatro te atrapa, te hace feliz y aprendes a ser mejor persona"

"El teatro te atrapa, te hace feliz y aprendes a ser mejor persona"

El actor Daniel Albaladejo es el personaje de Bailén en la obra de Juan Mayorga 'Reikiavik', que hoy y mañana llega al Palacio de Festivales y "cambiará la vida del público, les hará pensar"

Lola Gallardo

Viernes, 13 de enero 2017, 08:30

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Daniel Albaladejo (Cartagena, 1971) es un actor con una sólida trayectoria que incluye títulos como Otelo y Noche de Reyes, de Shakespeare, La fuerza lastimosa de Lope de Vega o El pintor de su deshonra, de Calderón de la Barca. También ha trabajado en series como Acusados y Amar es para siempre, es el guardia de seguridad de Camera Café y el rey Alfonso V en la serie Isabel. Hoy y mañana estará en el Palacio de Festivales, en Santander, donde da vida al personaje de Bailén en Reikiavik, una obra escrita y dirigida por Juan Mayorga, "un espectáculo que te cambia la vida, te hace pensar".

Si le digo Reikiavik, usted me responde...

Capital de Islandia (risas). Es una función de Juan Mayorga que nos está dando alegrías y satisfacciones.

¿Y qué nos cuenta de Bailén, el personaje que interpreta?

Bailén es el nombre de una batalla napoleónica, de una derrota. Es el nombre en clave que utilizan los protagonistas de esta historia que se reúnen en un parque cualquiera de una ciudad cualquiera para evocar la gran partida de ajedrez de 1972. Yo he pensado siempre en un ejecutivo agresivo.

Nada que ver con usted intuyo.

Ojalá fuera yo un ejecutivo! Es broma. Me gusta como soy.

Reikiavik es una obra con mucho simbolismo.

Sí. El más claro es la historia de Bobby Fischer y Boris Spaski, dos grandes campeones del ajedrez que se reunieron en 1972 y batallaron por dilucidar quién era el campeón del mundo. Luego habla de la Guerra Fría que enfrenta a dos naciones y de una historia de amistad... Y luego hay un personaje misterioso.

¿Qué le llamó la atención de este montaje escrito y dirigido por Juan Mayorga?

Fueron muchos motivos, pero el más importante era poder trabajar con Juan Mayorga. Para mí es el dramaturgo contemporáneo por excelencia. Nos encontramos en La lengua en pedazos, Premio Nacional de Literatura Dramática. Fue como si vives en el siglo de Oro y te llama Lope de Vega, fue parecido cuando me pidió que fuera el protagonista de su función. Respiramos la misma pasión por el teatro, él en la parte de dirección y yo en la parte actoral. Eso nos une mucho, luego nos separa el fútbol (ríe).

¿Y cómo es como director?

Magnífico. Es muy respetuoso y te deja trabajar con libertad, aunque también es superexigente.

¿Y los compañeros de reparto?

Reikiavik ha sido un reencuentro: con César Sarachu compartí escenas de Camera Café y Elena Rayo debutó conmigo y no nos habíamos vuelto a encontrar.

¿Algún nuevo proyecto entre manos?

Vuelvo a rodar una serie de televisión. Y después del verano estoy trabajando en interpretar un caballero de Olmedo.

Usted estudió Biología y después dio el salto al mundo del teatro. Cuéntenos.

(Ríe) Ni yo lo sé. Son las cosas de la vida. En el instituto me junté con gente del teatro pero pensé en seguir con la vida seria y la biología me apasiona. En la Facultad tuve la oportunidad de tener mi primer trabajo como actor y subir a un escenario. Fue en el verano del año 90.

¿Qué le enamoró del teatro?

Lo que me enamora del teatro es el poder contar historias, no el reconocimiento popular y la fama. Transformar la visión del dramaturgo en una obra de arte. Eso me atrapó y me hace feliz. Llegar a la sustancia y a la verdad de las cosas. También es una forma de conocerte a ti mismo.

¿Y qué le ha enseñado el teatro?

Aprendes a ser mejor persona, mejor ser humano...

¿Qué recuerdos tiene de Camera Café, la serie Isabel...?

Son recuerdos fantásticos. He sido una persona muy afortunada.

¿Qué escena recuerda con más cariño?

(Ríe) Hay un capítulo de Camera Café que interpreto a una persona que se deja crecer el pelo y la barba y dice que la vida son dos cosas. Disfruté mucho y luego con la serie Isabel. Cada día fue superespecial por el trabajo, el personaje, los compañeros y la historia que se estaba contando. Recuerdo cada uno de los días que trabajé en la serie, me marcó.

Televisión, teatro, cine, ¿dígame que le atrae más?

-No hago diferencias. Me quedo con teatrocinetelevisión, todo junto.

¿Y cómo ha sido su evolución?

Yo creo que acabo de empezar. Cada personaje es un aprendizaje nuevo. Voy cumpliendo años y disfruto más las cosas

¿Qué necesita el teatro?

Yo creo que estamos en un momento de creación teatral muy importante. Madrid es una ebullición teatral. Hay muchos proyectos, mucha gente y muchas compañías y muy poca ayuda para la gira. Y sin hablar del iva cultural. El problema está ahí Necesitamos la cultura para vivir, se puede vivir sin cultura pero no quiero decir a dónde nos llevaría no tener cultura. Juan Mayorga dice que el público tiene que ser valiente para entrar en un teatro, como para todo en la vida.

Terminemos entonces animando al público a acudir a Reikiavik. ¿Qué les decimos?

Es un espectáculo que te cambia la vida. La gente que viene al teatro y se pone a jugar con nosotros esta partida, es valiente. La gente sale del espectáculo y piensa que algo le ha pasado en su cabeza, en su corazón y en el gran momento que ha vivido.

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