Borrar
José Carlos Martínez regresa el sábado al Palacio de Festivales con el estreno de una coreografía para su compañía
"Mostrar por primera vez una coreografía es como desnudarte delante de la gente"

"Mostrar por primera vez una coreografía es como desnudarte delante de la gente"

José Carlos Martínez, director de la Compañía Nacional de Danza, ha elegido Santander para estrenar su nuevo espectáculo, ‘Una noche con Forsythe’, que reunirá el próximo sábado a 50 bailarines en la Sala Argenta

Rosa Ruiz

Lunes, 17 de abril 2017, 07:14

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Cuando José Carlos Martínez (Cartagena, 1969) se hizo cargo de la Compañía Nacional de Danza en el año 2011 se propuso cambiar el paso del cuerpo de baile y producir más piezas clásicas. En sus coreografías, este bailarín que fue Premio Nacional de Danza en 1999 fue introduciendo poco a poco las zapatillas de punta y cambiando las disciplinas. El sábado, en Santander, estrenará la obra que según él mismo explica muestra toda la evolución. Lleva por título Una noche con Forsythe y tras el paso por la sala Argenta del Palacio de Festivales se representará en el Teatro Real de Madrid y en el Auditorio Víctor de Villegas de Murcia. Santander tendrá la oportunidad de ver por primera vez a los 50 bailarines de la compañía en el escenario, uno de los hitos de esta obra que homenajea a uno de los coreógrafos más importantes de nuestros días. No será la última vez que la Compañía Nacional de Danza pise Santander este año pues la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) también ha programado este verano una actuación del ballet en su ciclo Escénicas del Casyc.

¿Quién es William Forsythe?

Para mí una referencia. Trabajé con él en la Ópera de París en varias ocasiones e incluso he bailado algunas de las piezas que creó entonces. Le conozco bien. Es alguien que sabe jugar con los códigos del ballet y su universo es lo más parecido a un espacio teatral del que muestra sus entresijos.

¿Se ha puesto en contacto con él para preparar la obra?

Esta vez él no ha venido, pero sí cuatro bailarines de su compañía que se han ocupado de distintas partes de la obra. No mostramos nada nuevo de Forsythe, la novedad es que es la primera vez que se muestran estas tres obras suyas juntas.

¿Por qué ha elegido Santander para el estreno?

He viajado a Santander con la compañía desde que me hice cargo de ella, así que creo que tenemos un vínculo o una especie de colaboración entre el público y nosotros, por lo que me parecía importante ofrecer una noche potente. Esta va a ser la primera vez que vamos a tener a los 50 bailarines de la compañía bailando a la vez en Artifact Suite, así que para nosotros es un reto importante. Cuando yo llegué a la compañía había 42 bailarines y hemos aumentado hasta 50 por las necesidades de este espectáculo.

Uno de los objetivos que se marcó cuando se hizo cargo de la compañía era unir lo clásico con lo contemporáneo. ¿Lo ha logrado en esta obra?

Un viaje a través de las obras de un referente

  • Una noche con Forsythe se compone de tres piezas diferentes que cuentan la evolución que ha tenido William Forsythe coreógrafo, tal y como explica José Carlos Martínez sobre la obra que se estrenará en el Palacio de Festivales el próximo sábado. "La primera de las piezas lleva por título, The vertiginous thrill of exactitude y es la más clásica. Una demostración de virtuosismo. Forsythe es un coreógrafo que ha hecho evolucionar la técnica clásica hasta los modos del siglo XXI», dice Martínez, y lo hace "con una coreografía muy simple y con el cuerpo de los bailarines como materia prima, a través de la cual usa el vocabulario clásico de una manera muy demostrativa y llevando a los bailarines al límite de sus posibilidades técnicas y físicas".

  • En segunda pieza, Artifact Suite, "el cuerpo de baile juega con los códigos del ballet clásico para llevarlos a una pieza actual", explica José Carlos Martínez. "Incluso llega a romper las fronteras del teatro bajando el telón en medio de la pieza para luego volverlo a abrir. También tiene momentos de oscuridad donde se ven solo siluetas". Ya en la tercera Enemy in the figure "el coreógrafo se aleja más de ese periodo clásico de las dos anteriores piezas olvidándose de la zapatilla de punta". Además "hay un muro en el escenario que delimita el espacio y que a la vez lo rompe totalmente. Son los bailarines los que van moviendo las luces del espectáculo y dirigiendo el ojo del espectador". Se trata de una pieza basada también en la improvisación y en la que se pide al bailarín otro tipo de esfuerzo, ya que tiene que olvidarse de esa técnica clásica para aportar su propia creatividad". La obra en conjunto es como un viaje a través de las diferentes coreografías de Forsythe, concluye.

Sí, este espectáculo es la prueba de eso. Creo que este es el primer programa en el que se puede demostrar esa evolución de la compañía.

¿Le cuesta mucho preparar una coreografía?

Ahora menos que antes. Al ir haciendo coreografías de forma consecutiva te vas sintiendo mejor y el proceso creativo también se hace más interesante. Además ya voy conociendo mejor a los bailarines y estamos cada uno en nuestro sitio. Presentar una coreografía es como desnudarse delante de la gente y el sentirte bien con las personas que trabajas te da más confianza.

¿Qué le falta a la danza en España?

Faltan muchas más compañías; apoyo institucional y una sede para la Compañía Nacional, aunque parece que con el Plan Cultura 2020 se van a iniciar los tramos para contar con una. Estamos trabajando desde el Inaem y el Ministerio de Cultura y veo que hay voluntad y muchas ganas. Espero que entre todos conseguimos dar la danza el sitio que debería de tener, que ya tienen otros países y que aquí no hemos alcanzado. Es verdad que para que evolucionen las cosas tiene que haber voluntad política.

¿Y cómo podemos convencer a esos políticos para que haya esa evolución?

Creo que ya están convencidos, pero hay que tener en cuenta que España está saliendo de una crisis económica y lo que se está haciendo ahora es ver de que manera se puede evolucionar. Esta es la primera vez que a mí me dicen en reuniones importantes que se le quiere dar una sede al Ballet Nacional de España y a la Compañía Nacional de Danza y que se quiere tener un Teatro Nacional de la Danza con una programación estable. Llevo pidiendo eso desde que llegué hace seis años y tengo la sensación de que por fin se está poniendo en marcha.

Sin embargo, los bailarines del Ballet Nacional se pusieron en huelga hace unos meses.

Sí y es cierto que las condiciones de los bailarines aún son muy malas y eso es algo que hay que mejorar, pero se ha abordado ese tema en muchas mesas de trabajo y en junio se van a organizar unas jornadas para crear un Estatuto del Bailarín en el que se recojan sus necesidades. De verdad que veo buena voluntad y apoyo institucional hacia la danza.

¿Y al público se le puede pedir algo más?

Al público hay que darle muchos más espectáculos porque está deseando ver danza. Los espectadores siempre responden a nuestros montajes independientemente de que la protesta sea más o menos contemporánea. Está ahí y creo que de lo que tiene ganas es de ver más danza y disfrutar con ella.

¿Cuando va a volver a bailar?

Por ahora no está previsto. Todo este trabajo en la compañía es muy intenso. Antes tenía claro que no iba a bailar y no por falta de ganas, sino porque estaba inmerso en este trabajo. Ahora que ya está todo más organizado me están entrando ganas de nuevo de ponerme las zapatillas.

Le encuentro optimista.

El haber visto como funcionan las cosas, el conocer las dificultades y ver como se pueden afrontar, así como el comprobar que la compañía va avanzando me hace estarlo. Para mí es muy importante que tengamos más bailarines y que haya aumentado el número de espectáculos. En 2016 doblamos el número de espectadores con respecto a 2015. La producción de Don Quijote ha funcionado muy bien y más de 35.000 personas la han visto. Todo eso hace que ese esfuerzo que toda la compañía hicimos al principio, esté recompensado. Como reconocimiento al trabajo está el aplauso del público, pero también el de los programadores que quieren las coreografías que hacemos. A muchos sitios que nos han llamado ya no podemos ir porque tenemos fechas.

En Francia le condecoraron como Comendador de la Orden de las Artes y las Letras. ¿Siente que aquí en España se ha reconocido su trabajo?

En 1999 me concedieron el Premio Nacional de Danza y para mí fue una gran sorpresa, porque yo estaba desarrollando mi carrera en Francia y no esperaba que me dieran ese reconocimiento tan importante en nuestro país. Ese premio cambió mi percepción sobre el mundo de la danza en España porque me di cuenta de que sí conocían mi trabajo y que en realidad el problema era que aquí no había compañías donde llevarlo a cabo. Desde ese premio me he sentido superreconocido.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios