Borrar
Aída Badía, ayer, en el Palacio de Festivales donde ensaya 'Una noche con Forsythe'.
"Si luchas mucho por aquello que deseas sueles obtener recompensa"

"Si luchas mucho por aquello que deseas sueles obtener recompensa"

Aída Badía Isa, única cántabra en la Compañía Nacional de Danza, se estrenará este sábado como bailarina solista del espectáculo 'Una noche con Forsythe' en el Palacio de Festivales

Rosa Ruiz

Jueves, 20 de abril 2017, 12:23

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Salió de Santander a los 17 años con una beca de la Fundación Botín y este sábado regresa al Palacio de Festivales como bailarina solista de la Compañía Nacional de Danza. Aída Badía Isa reconoció ayer a este periódico que se ha esforzado mucho por llegar a donde está, que los principios fueron muy difíciles, pero que "si luchas por lo que quieres sueles obtener recompensa". La suya: el poder vivir de su pasión, de una profesión que no atraviesa los mejores momentos "porque en este país no hay casi compañías donde trabajar", pese a que ella ha tenido la fortuna de encontrar buenos apoyos que le han llevado al puesto que ahora ocupa. El primero, recuerda, fue la academia Belín Cabrillo de Santander, en la que inició sus primeros pasos y de una forma algo casual según explica. "En realidad yo quería ser patinadora y hacía patinaje, lo del ballet era algo secundario, pero al final colgué los patines y me quedé con las zapatillas", bromea.

Luego se cruzó en su camino la Fundación Botín. "Gracias a la beca que me concedieron me pude ir a Madrid a seguir los últimos cursos de grado medio de la carrera. Si no hubiera sido por ese dinero ni siquiera hubiera podido planteármelo", afirma. Así fue, como con los estudios recién terminados comenzó a impartir clases y a presentarse a todas las pruebas que podía. "La verdad es que siempre he tenido trabajo. Al poco de terminar me fuí a bailar a los Teatros de la Generalitat Valenciana , que creo que ya han desaparecido, y allí permanecí dos años. Aprendí un montón y viajé para bailar a otros países. Llegamos hasta Japón" y al año siguiente recibe el premio Lladró al mejor intérprete del festival Danza Valencia. Comenzó así una etapa que ella denomina de "freelance", porque según explica la llevó a trabajar en distintos proyectos, incluso partició en las películas de Carlos Saura Iberia y Fados. "A veces creo que en realidad yo he empezado por el final".

También se presentó a una prueba para la Compañía Nacional de Danza aún con Nacho Duato en la dirección, en la que no fue elegida, y en 2012, ya con José Carlos Martínez al frente, decidió volver a probar fortuna. "Estaba convencida de que esa vez tampoco lo iba a lograr pues se presentaron un millar de bailarines de toda España y todos muy buenos, pero pensé que era como una lotería y que a lo mejor me tocaba". Y así fue como entró a formar parte de la primera compañía del país. Y desde entonces ha seguido trabajando muy duro. "José Carlos Martínez quiso introducir más danza clásica en los repertorios y yo llevaba siete u ocho años sin ponerme las zapatillas de puntas. He llegado a llorar de dolor, pero ellas me han llevado a donde estoy ahora". Y es que, en las últimas audiciones de la compañía fue elegida bailarina solista. Un puesto que vive "como si fuera un reconocimiento de que lo que he hecho hasta ahora está bien. De que no me he equivocado".

Estreno

Confiesa que la actuación de este sábado la tiene "de los nervios". El Palacio de Festivales, además, acogerá el estreno de Una noche con Forsythe, uno de sus coreógrafos favoritos, y una obra muy completa en la que se mostrarán tres piezas muy distintas que van "desde el virtuosismo más clásico hasta lo más contemporáneo en danza". A ella se la podrá ver en la segunda y tercera pieza, en bailes de a dos y en grupo. Pero estar en su tierra y rodeada de su gente "me impone casi lo mismo que me emociona".

Del director de la compañía y Premio Nacional de Danza en 1999, José Carlos Martínez, agradece su cercanía, "y lo fácil que nos lo pone porque los bailarines muchas veces pensamos más en la dificultad que en disfrutar de la danza".

Con 34 años, poco queda de aquella niña que se fue a Madrid. "Fue muy duro dejar a mis padres para irme a vivir fuera siendo tan joven", confiesa, y también reconoce que ha sacrificado muchos fines de semana sin salir de fiesta con los amigos. "Pero ha merecido la pena y, pese a que a partir de los treinta años muchos bailarines nos planteamos el futuro, yo me siento mejor que nunca. Hasta he vuelto a la Universidad y estoy haciendo la carrera superior".

Sólo tiene una "espinita", la de no haber ido unos años a trabajar fuera de España. "Es curioso porque para muchos bailarines que se tienen que ir a otros países porque aquí no encuentran compañía yo soy una afortunada. Y sí me siento así, sí, pero también creo que me ha faltado esa experiencia".

Sus últimas palabras son de ánimo a todos los que inician ahora sus pasos en la danza o para los que se plantean abandonar porque no encuentran donde trabajar. "Yo les diría que no dejen de bailar, que merece la pena esforzarse, que tampoco pasa nada por hacer la maleta e irse fuera de España. Sí uno cree en lo que hace y trabaja duro para conseguirlo estoy segura de que acabará lográndolo".

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios