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Títulos españoles imprescindibles

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Angel de la Calle habla de su novela gráfica ‘Pinturas de guerra’

Yexus

Martes, 23 de mayo 2017, 10:26

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El asturiano Ángel de la Calle es ilustrador, teórico del cómic, gestor cultural y autor de historieta. En esta última faceta mantiene una trayectoria que se inicia en los años 80, donde frecuenta revistas como Rambla, Zona 84, El Víbora, Comix Internacional y Metal Hurlant, que pasa por la popular serie de prensa Mar y Mari en los 90 y culmina con la multipremiada novela gráfica Tina Modotti. Una mujer del siglo XX, publicada entre 2003 y 2007. La aparición de su última obra, Pinturas de guerra, es el objeto de esta charla.

Como en Tina Modotti, el detonante argumental es una mujer seductora, misteriosa y artista, ¿no?

No exactamente. En ambos casos se intenta contar la cultura de las dos décadas del siglo XX que más impactaron. Los años 20/30 y los 60/70. En el primer caso me serví de Tina, que conoció a la gente que pintó, filmó, fotografió y escribió durante esos años. Mientras que en Pinturas de guerra cumplen esa función varios artistas; además de Jean Seberg, claro.

De nuevo interviene usted como personaje ¿Por qué?

En este caso es autoficción. En el caso de Modotti. Una mujer del siglo XX era autobiografía, porque lo que contaba sí que me sucedió. Pero en Pinturas de guerra, no. Es ficción: por cronología vital yo no podría haber estado en París en esos años y de esa forma. Pero el personaje me servía para hacer de enlace entre los otros personajes.

¿Necesita una implicación personal, un anclaje?

De alguna manera, sí. En una época de descrédito de la ficción para contar la realidad, la autoficción, como el arte contemporáneo, expone el cuerpo y eso le añade un plus.

¿Cuánto hay de vivencias reales en este libro?

Pues mucho, la verdad. Entrevisté a supervivientes de los campos de la muerte del Cono Sur, a ex guerrilleros, a artistas Conocí tan solo a uno de los artistas de los que hablo; no sabía quién era en aquella época y no me resultó simpático. Como digo, es una historia de la cultura que me interesa, la de aquella década luminosa. Y esa la conocí de primera mano, aunque tarde como el resto de los españoles de mi edad encerrados en el país franquista. La conocí y la disfruté.

¿El recurso al género negro es aquí muy importante?

En realidad, creo que no. Es un recurso literario magnífico para atrapar la atención del lector, pero las historias que se cruzan en este libro no van por ahí. Más bien huyen de los géneros, populares o no. Aunque, tal vez, no siempre lo consiga.

¿El arte está por encima de las ideologías? ¿O para ser arte debe ser comprometido?

Todo arte tiene un compromiso, con la propia obra y con el mundo al que se dirige o en el que se crea. Nada es inocente.

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